Algunos de los resultados del proyecto Agroinc, coordinado por la Universidad Pública de Navarra (UPNA) y realizado en colaboración con la UAGN (Unión de Agricultores y Ganaderos de Navarra), muestran que el 67 % de los incendios producidos por cosechadoras en Navarra entre 2010 y 2017 tuvieron su origen en el interior de la propia máquina. De todos ellos, los más frecuentes fueron los iniciados en los cojinetes (42 % de los casos).
Además de evaluar el impacto ambiental de los incendios producidos en Navarra en los últimos años, el proyecto ha establecido una guía de buenas prácticas para su prevención y ha puesto a disposición de los usuarios una aplicación informática, en entorno Excel, “que les permite calcular el riesgo de incendio según el estado de la cosechadora, la fecha y la zona en la que se vaya a trabajar”.
Según informó la UPNA, las cosechadoras de cereales “pueden provocar incendios” en la época de recolección debido a sus condiciones de trabajo: altas temperaturas y baja humedad relativa, material vegetal con bajo contenido en humedad y maquinaria con multitud de elementos (rodamientos, correas, motores…) que alcanzan altas temperaturas durante su actividad. En el transcurso del proyecto se realizaron también encuestas a agricultores o propietarios de cosechadoras (35 encuestas válidas) y se trabajó con veintiséis incendios producidos por este tipo de máquinas entre 2010 y 2017.
El estudio refleja que la mayoría de los encuestados (68 %) no ha sufrido ningún incendio en sus máquinas. No obstante, en los casos en que se produjeron, el 67 % de ellos se originó en el interior de la máquina: el 42 % de los casos, en los cojinetes; el 25 %, en el cuerpo del motor; y un 8 % en la barra de corte. Además, hay un 25 % de incendios, clasificados como ‘otros’, en los que las causas fueron un accidente con un cable de alta tensión, un incendio en la zona trasera de la máquina y “un tercero donde no se indicó ninguna zona de origen”.
Silvia Arazuri (UPNA): “Cuando la cosechadora finaliza su trabajo, hay zonas en el peine que superan los 85 grados Celsius, por lo que es esperable que en el interior de la máquina se alcancen temperaturas muy superiores durante la recolección”.
“Cuando hay un accidente, son varias las cuestiones que confluyen. Para un mejor análisis de los datos, hemos considerado causas únicas, aunque sabemos que pueden coincidir dos o más”, detalló Silvia Arazuri, profesora del Departamento de Ingeniería de la UPNA e investigadora principal del proyecto. Así, la causa más frecuente (28 %) fue trabajar con la barra de corte muy baja, seguida de accidentes y causas imprevistas (22 %) y la acumulación de restos de paja en diferentes zonas de la máquina (19 %).
“Hay que ser consciente de las condiciones de trabajo de estas máquinas. Según los datos de imagen térmica recogidos, cuando la cosechadora ha finalizado su trabajo hay diversas zonas en el peine que superan los 85 grados Celsius, por lo que es esperable que en el interior de la máquina los niveles de temperatura que se alcanzan durante la recolección sean muy superiores”, añadió Arazuri.
Además, el estudio recoge también que “el 13 % de los encuestados consideró que hay un problema en el diseño de las máquinas, lo que contribuye a la acumulación de paja, sobrecalentamiento de rodamientos, etc.)”.
GUÍA DE BUENAS PRÁCTICAS
La guía de buenas prácticas elaborada ofrece una serie de recomendaciones sencillas para recordar la secuencia de pasos que los agricultores deberían realizar con el fin de “reducir el riesgo de incendio”. Por ejemplo, “se propone hacer una limpieza diaria de la cosechadora, revisarla a diario y realizar el engrasado y mantenimiento”. Asimismo, durante el trabajo de recolección se sugiere “realizar la cosecha comenzando por la parte exterior de la parcela y establecer así una zona que frene la propagación del fuego si este se produjera”; evitar bajar excesivamente el cabezal en terrenos pedregosos; y disponer de medios de lucha contra el fuego.
Además, se ha puesto a disposición de los agricultores una aplicación informática en la que, si el productor introduce información de la zona donde va a cosechar, fecha y estado de la máquina, se le indica el nivel de riesgo de que se produzca un incendio y de que este afecte a una zona protegida. Para este desarrollo, se ha contado con datos históricos del riesgo de incendios en Navarra, proporcionados por AEMET, y se ha incorporado información catastral y de zonas medioambientalmente protegidas.
El proyecto Agroinc ha sido financiado por el Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural y por el Gobierno de Navarra. En su desarrollo han participado, por parte de la UPNA, Silvia Arazuri (investigadora principal), Carmen Jarén, Carlos López, Ainara López, Jesús Mª Mangado, Blanca Angulo y Pedro Arnal. Además de UAGN, han colaborado proporcionando información y apoyo la Sección de Gestión Forestal del Gobierno de Navarra, AEMET Navarra y Bomberos de Navarra.
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