jueves, 12 diciembre 2024

El alimento de Beatriz Ilundain son las personas

Estudió Historia "por absoluta vocación"; después hizo Derecho; y, justo antes de abandonar las aulas, descubrió el mundo de los recursos humanos. En esta área ha centrado su trayectoria, que dio inicio en empresas de trabajo temporal; más tarde le llevó a trabajar en CEIN, donde permaneció ocho años; y, finalmente, en el Grupo AN. En la actualidad, es la responsable de Selección y 'Employer Branding' en la cooperativa y, desde hace unas semanas, compatibiliza este cargo con la Presidencia de Aedipe en Navarra y La Rioja.


Tajonar - 17 noviembre, 2023 - 17:30

Ilundain, criada en Huarte, comenzó su trayectoria profesional en Human Management Resources (Foto: Sergio Martín)

Lo que más nos gusta de estas entrevistas es poder revelar todo eso que ocurrió casi por accidente, aquello que debía ser de una manera y terminó siendo de otra por inercias, por cuestiones del azar o por un cambio de opinión que, sin concebirse en el momento como algo trascendental, terminó alterando el curso de una vida entera. Quizá este sea un preámbulo excesivamente barroco para presentar a Beatriz Ilundain (Pamplona, 1966), a quien hemos venido a conocer en esta ocasión, pero es lo que nos viene a la cabeza cuando abordamos su trayectoria desde el principio.

Nuestra entrevistada fue una de esas jóvenes que, de primeras, antepuso su amor al saber por encima de cualquier razonamiento práctico. Empujada “absolutamente por la vocación”, eligió estudiar Filosofía y Letras en la Universidad de Navarra, especializándose en la rama de Historia. De aquella etapa “maravillosa”, en concreto, destaca las nociones que aprendió sobre historia del arte y arqueología. Fue en su paso por las aulas, sin embargo, donde se dio cuenta de que necesitaba algo más. “A lo largo de la carrera, comencé a tomar asignaturas optativas de la Facultad de Derecho porque intuía que muchas personas que estudiaban lo mismo que yo terminaban convirtiéndose en docentes. Y yo no me veía en ese rol”, rememora.

Parece que entre clase y clase le fue cogiendo más gusto, porque llegó un momento en el que decidió matricularse en esta segunda carrera. Todavía no había entrado en vigor el plan Bolonia y tampoco se vislumbraba el boom de los dobles grados ni el auge de la formación continua. Pero Ilundain se sintió atraída por el Derecho porque “complementaba bastante” la educación humanística que había recibido hasta el momento, al tiempo que “abría un poquito más” el campo de las salidas profesionales. “Entonces no tenía muy claro hacia dónde iría -confiesa-, pero conforme iba estudiando empezaba a tirarme un poquito más el mundo de la empresa”.

“Jamás voy a decir que no exista un techo de cristal, pero la verdad es que yo he podido desarrollarme tanto en el trabajo como en la maternidad”

Poco antes de terminar su segunda licenciatura, a finales de los años noventa, se apuntó a un programa de formación sobre gestión comercial para universitarios impartido por el IESE en colaboración con la extinta Human Management Resources, una “prestigiosa” consultora de Recursos Humanos con sede central en Pamplona.

Aquel taller pudo haber sido un mero trámite, un episodio sin mayor trascendencia en la vida de una estudiante, pero para ella resultó decisivo. En ese momento, la protagonista de esta historia llevaba casi ocho años universitarios a sus espaldas y ya estaba sedienta de oportunidades laborales, “con muchísimas ganas de empresa, de lío, de trabajo”.

Esa primera toma de contacto le sirvió para adentrarse de lleno en el mundo de los recursos humanos. Comenzó como becaria en Tempo, una empresa de trabajo temporal (ETT) creada en el seno de la consultora navarra. La iniciativa se fue expandiendo a medida que Ilundain también ascendía profesionalmente: llevó la dirección regional de Gipuzkoa, Bizkaia, Aragón y Navarra y estuvo en Madrid como adjunta al director general del proyecto. “Poco después, el Grupo Dragados absorbió prácticamente el 90 % de la compañía y lanzó su ETT nacional, Mentor de Empleo”, resume. En 2001, esta filial fue comprada por Creyf’s Uitzendbureau, así que a partir de ese momento -y hasta 2003-, ejerció como directora de I+D+i en la oficina madrileña de esta firma belga.

Si analizamos su currículum encontraremos un “paréntesis” de tres años, en los que nuestra interlocutora hizo una pausa para ser madre. A nosotras, que todavía no hemos tenido descendencia, nos parece que ese es el mejor de los trabajos posibles. Aun así, quizá presas de viejos dogmas y de nuestras propias limitaciones, nos sorprende positivamente que haya sido capaz de saborear esa etapa vital para, acto seguido, volver a la carga, ocupando además puestos directivos.

“AN representa una serie de valores que tienen mucho que ver con mi forma de ver la vida: la sencillez, el trabajo duro, la honestidad. Todo esto conecta con mi ADN”

“Jamás voy a decir que no exista un techo de cristal, pero la verdad es que a lo largo de mi vida he tenido mucha suerte. También es cierto que el trabajo es algo clave en mi vida y he podido desarrollarme en las dos facetas. Creo que estas partes se complementan y que, cuando hay crecimiento en una de ellas, ambas se ven beneficiadas”, argumenta.

Tampoco es que pretendamos exponer todas nuestras inseguridades en este espacio, así que le ahorramos una parte significativa de la conversación. Pero antes de pasar al próximo capítulo, compartimos una reflexión que se nos ha quedado grabada en la cabeza. “Tienes que partir de la base de que, si te lo piensas demasiado, nunca vas a ser madre o padre. Claro, traer personas a este mundo… No sé de quién es esta frase, pero me gusta mucho: ‘Tanto análisis lleva a la parálisis’”, sostiene.

En 2006, aterrizó en el área de Personas y Calidad del Centro Europeo de Empresas e Innovación de Navarra (CEIN). De allí dio el salto a AN Avícola Mélida (Grupo AN), donde recaló en el Departamento de Desarrollo de Recursos Humanos. Desde finales de 2018 hasta 2021, fue directora de Recursos Humanos en Diquesí y en Naturvega, dos sociedades participadas por Grupo AN y con sedes en Tudela y Lodosa respectivamente. Hasta dichas localidades se desplazaba a diario desde Huarte, el pueblo de su infancia y donde tanto ella como sus hermanas siguen viviendo. “Era muy duro ir hasta allí todos los días -confiesa-, pero valió la pena”.

Navarra “por los cuatro costados”, se siente identificada con los valores que promulga la organización para la que trabaja. “AN representa una serie de valores que tienen mucho que ver con mi forma de ver la vida: la sencillez, el trabajo duro, la honestidad, los valores locales. Es una empresa que jamás se va a deslocalizar, porque uno de sus objetivos es revitalizar los centros de trabajo en los pueblos, donde está la materia prima. Todo esto me conecta muchísimo con mi nido, con mi ADN. Los navarros somos muy familiares”, apunta. Hace dos años asumió el rol de responsable de Selección y Employer Branding en la cooperativa agraria, que además opera en los sectores energético y asegurador y engloba a un total de seis marcas propias.

RELEVO EN AEDIPE

“El mundo de los recursos humanos es muy dinámico y cambia tanto como cambiamos las personas. La empresa que no lo entienda así tiene un problema. No soy nada de decir frases como ‘es que la juventud de ahora…’.  Hay otro lenguaje, otro entorno y las organizaciones nos tenemos que adaptar. Vivir este viaje al final de mi carrera profesional me estimula mucho”, afirma.

Sin ganas de opacar ese optimismo, que nos resulta refrescante, preguntamos a la responsable de Selección y Employer Branding del Grupo AN por los desafíos que enfrenta la cooperativa -y en general, todo el sector agrario- para retener talento y garantizar el necesario relevo generacional en el campo: “Resulta importantísimo que la empresa cuente con un buen plan de inclusión y de igualdad, que viva la diversidad como algo positivo. Es fácil que registremos entre diecisiete y dieciocho nacionalidades diferentes entre nuestros trabajadores, y eso me parece una riqueza tremenda. Por otro lado, tenemos la dificultad añadida de encontrar técnicos de mantenimiento porque estamos en medio de pueblecitos y eso complica el transporte. La pirámide de población se está invirtiendo y eso, como cualquier otra empresa, lo sufrimos”.

Se trata de una responsabilidad que ahora compatibiliza con la presidencia de la Asociación Española de Dirección y Desarrollo de Personas (Aedipe) en Navarra y La Rioja. El pasado 27 de octubre, Ilundain relevó en este cargo a Álex Uriarte, quien había permanecido en el cargo durante siete años. “Lo más bonito de este puesto es que no es algo designado en el marco jerárquico de una organización, sino que te proponen los propios compañeros de asociación. Eso me resulta entrañable. Además, formo parte de Aedipe desde hace muchísimo tiempo, le tengo mucho cariño a la asociación y con ilusión emprendo esta etapa. Veremos qué nos depara, siempre desde el respeto y la humildad por aprender, claro. El reto para los próximos años será expandirnos más en La Rioja”, avanza. Por supuesto, le iremos siguiendo la pista…


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