Sin duda, 2021 será recordado como el año en que la Unión Europea giró de rumbo y modernizó su proyecto comunitario definitivamente. Tras el impacto de la pandemia, y sin haber salido aún del todo de ella, las instituciones europeas han sido capaces de cambiar radicalmente las recetas ante las crisis sociales y económicas y han vuelto a responder a las necesidades de la ciudadanía europea.
Un rumbo donde el Parlamento Europeo ha tenido mucho que ver, gracias al gran trabajo y esfuerzo realizado por la Eurocámara. Esa labor clave se ha concretado en la respuesta sanitaria a la pandemia, en el impulso de la Unión Europea de la salud a propuesta de los socialistas europeos y, sobre todo, en el desarrollo de los fondos europeos de recuperación Next Generation EU. De esta forma, se le ha dotado de la relevancia necesaria a la institución que representa directamente la soberanía de la ciudadanía europea.
Sin duda, el primer gran hito del año que acaba de concluir ha sido el sanitario. La compra común de vacunas por parte de la Unión Europea y los procesos de vacunación de los Estados miembros han sido uno de los grandes éxitos, que han posibilitado que la mayoría de la ciudadanía europea estuviese vacunada en agosto de 2021. Fue un esfuerzo compartido con el Gobierno de España y de Navarra, que lograron que acabáramos el año con más del 92 % de personas vacunadas mayores de 12 años y con un proceso exitoso de vacunación en las dosis de refuerzo. La inmunización ha salvado cientos de miles de vidas, ha evitado que nuestros sistemas sanitarios colapsen y están consiguiendo que, más pronto que tarde, esta pandemia llegue a su fin. Pero además, la Unión Europea, con el Gobierno de España a la cabeza, hemos sido los principales exportadores y donantes de vacunas a todo el resto del mundo. Un trabajo común, fruto de la solidaridad europea, que debe seguir aumentando e impulsarse a lo largo de 2022.
El otro gran hito europeo del año ha sido la movilización de los fondos europeos Next Generation EU. Se trata de una salida a la crisis radicalmente diferente a la ofrecida en 2008. Una respuesta socialdemócrata y conjunta para conseguir recuperar nuestras economías y sociedades sin dejar a nadie atrás. Y todo ello al mismo tiempo que llevamos a cabo dos grandes transformaciones de nuestro modelo productivo: la digital y la sostenible. Estamos ante un verdadero Plan Marshall Europeo, que movilizará más de 800.000 millones de euros en toda la UE para transitar a modelos del bienestar más sociales y resilientes; y que irán de la mano de reformas fundamentales para el progreso y la mejora de nuestras economías. Esos fondos ya se han hecho realidad a lo largo de 2021 con la entrega a España de un primer tramo de 10.000 millones de euros.
«En 2022, Europa se convertirá en el primer continente que planteará una digitalización justa, sostenible y segura para sus ciudadanos».
Otro de los grandes acontecimientos ha sido el desarrollo de las dos grandes legislaciones europeas que regularán la digitalización europea. En concreto, la de mercados digitales y la de servicios digitales que pondrán obligaciones a las grandes plataformas digitales como Facebook o Amazon para garantizar los derechos de los consumidores europeos y la igualdad de las pymes y las startups en el mercado telemático. Su aprobación final será en el primer semestre de 2022, bajo la presidencia francesa del Consejo. Entonces, Europa se convertirá en el primer continente que planteará una digitalización justa, sostenible y segura para sus ciudadanos.
En 2021, asimismo, se produjo un importante cambio en diversos ejecutivos nacionales, europeos y extracomunitarios. A comienzos de año, en Estados Unidos, el populismo y la ultraderecha de Donald Trump cedió el testigo en favor de una nueva era liderada por Joe Biden. Y, justo a finales, se produjo un cambio de liderazgo en Alemania con el estreno de un nuevo Ejecutivo de coalición, liderado por el socialdemócrata Olaf Scholz, que pone fin a dieciséis años de gobierno de Angela Merkel. Ese mismo giro ideológico hacia el progresismo y la socialdemocracia seguirá en 2022 en Europa y en el resto del mundo.
NUEVOS RETOS PARA 2022
Ahora que tenemos la oportunidad de echar la mirada atrás, podemos asegurar que son muchos los éxitos que se han producido en el seno de la Unión Europea en del 2021. Sin embargo, yo destacaría uno por encima de todo: volver a ser. Volver a ser una Unión Europea que dé respuestas a los problemas de sus ciudadanos; volver a ser un proyecto ilusionante y próspero; volver a construir las bases de un estado de bienestar europeo; y volver a estar a la cabeza de las libertades, los derechos, las leyes y los servicios públicos del mundo. No obstante, aún queda mucho por hacer y seguir construyendo. Y con el año nuevo, la Unión Europea continuará la senda de recuperación a la par que afrontará nuevos retos.
Comenzaremos el año renovando la mesa del Parlamento Europeo y eligiendo una nueva presidencia para la segunda parte de la Legislatura. Además, deberemos legislar y acordar el mayor tsunami legislativo jamás visto en la Unión, el Fit For 5. Este modificará y regulará más de una docena de normativas para avanzar en la transformación ecológica de Europa y alcanzar los objetivos de neutralidad climática establecidos para 2050.
La Eurocámara legislará y acordará en 2022 «el mayo tsunami legislativo», el Fit For 5, para avanzar en la transformación ecológica y la neutralidad climática.
En la misma línea, habrá que encauzar la Conferencia para el Futuro de Europa, conseguir que todas aquellas propuestas y demandas de la ciudadanía europea lleguen a buen puerto y puedan materializarse en la Unión Europea del mañana. Y, también, deberemos llevar a cabo la Brújula Estratégica propuesta por Josep Borrell para que la UE sea cada vez más influyente en el mundo, con un peso y una visión geopolítica autónoma propias y con herramientas para llevarlo a cabo.
También queda pendiente la búsqueda de una autonomía estratégica en materia de suministros y de energía, que acabe con nuestra dependencia de los semiconductores (en un caso) o del gas y otros combustibles procedente del extranjero. Todo ello sin dejar a un lado la repuesta firme que exige el pulso que los gobiernos de Polonia y Hungría tratan de dar al estado de derecho europeo.
En resumen, el cambio de rumbo que ha protagonizado la Unión Europea en 2021 nos ha permitido volver a ser ese proyecto útil y clave que garantizará el estado de bienestar de los europeos. Incluso podríamos asegurar que, el año que acaba de concluir, ha sido el punto de inflexión que marca el inicio de muchos años de prosperidad, crecimiento y desarrollo. Sin embargo, no podemos relajarnos porque alcanzar esos objetivos nos obligará a las instituciones a trabajar, legislar y resolver sobre muchos de los retos todavía pendientes.
Adriana Maldonado
Eurodiputada socialista