Existe un mecanismo capaz de funcionar en la penumbra sin necesidad de depender de la corriente eléctrica, incluso cuando la oscuridad envuelve al mundo en un abrazo impasible. Se trata de un sistema que entra en acción para devolvernos algo de normalidad, y su tarea es simple pero vital: producir electricidad cuando no la hay.
El pasado lunes, un apagón masivo sacudió Portugal y España durante horas. Las neveras dejaron de zumbar, los semáforos permanecieron mudos y los móviles sin cobertura. La Península pareció, de pronto, volver a un tiempo más lento, más frágil, donde cada chispa de electricidad se volvía un deseo urgente. En medio del caos, los generadores eléctricos se convirtieron en los mejores aliados para todo tipo de entidades, también en Navarra.
«Ayer fue un día caótico. Tuvimos mucha demanda de alquiler para realizar suministros de emergencia a diferentes sectores», relata José Andrés Iriarte, gerente general de Grupo Iryal, una de las pocas compañías de la Comunidad foral especializada en la fabricación de motores y grupos electrógenos.
«Durante el apagón, priorizamos hospitales, farmacéuticas y restaurantes»
Con sede en el polígono industrial de Noáin-Esquíroz, la firma atendió llamadas de Navarra, País Vasco y Madrid. «Priorizamos hospitales, farmacéuticas y, después, restaurantes. Estuvimos todo el día en el Hospital Universitario de Navarra, en la Clínica Universidad de Navarra y en el Hospital Virgen del Camino para garantizar el suministro. Terminamos el trabajo a la una de la madrugada», apunta tras recordar que el generador funciona con un motor que usa combustible.
Aunque por el momento Grupo Iryal no ha recibido muchas solicitudes de venta de generadores, la empresa, que suma más de una década de trayectoria y doce profesionales en plantilla, está todavía «apagando fuegos». «En circunstancias normales, llevamos el mantenimiento de más de mil máquinas y ofrecemos servicio las veinticuatro horas del día. El apagón fue caótico y sigue habiendo problemas. Por ahora, no sabemos si habrá un boom en la venta de grupos electrógenos, porque un negocio debe valorar el coste que tienen y el uso que le va a dar», resalta justo antes de remarcar que, quizá, uno de los sectores más afectados podría ser la hostelería. Por ello, el Asador Olaverri, ubicado en la calle Santa Marta de Pamplona, cuenta habitualmente con uno de sus generadores: «Gracias a eso, ayer pudo servir comidas durante todo el día. Tener un grupo electrógeno siempre es útil».