Las tintorerías pueden permanecer abiertas durante el estado de alarma por el coronavirus. Mientras el Gobierno central sí ha escuchado la reclamación de las peluquerías, que finalmente cerrarán, los responsables de estos negocios no parecen tener una posición unánime. Las opiniones, en este sentido, son muy diversas. De ahí que este medio hablara con responsables y personal de algunas de ellas, ubicadas en Pamplona, para conocer su situación. Eso sí, todos prefirieron hablar desde el anonimato.
El pasado día 16, la Federación Española de Tintorerías y Lavanderías de España pidió al Ejecutivo central que distinguiera entre las lavanderías industriales, “que están reforzando sus plantillas”, y empresas pequeñas de barrio, especializadas “en trajes de fiesta y ceremonias” como la pamplonesa Tintorerías y Pieles Laura.
“Nuestros clientes han dejado de acudir de forma radical tras el estado de alarma. Por responsabilidad con nuestros trabajadores y clientes, y tras analizar seriamente la situación, permaneceremos cerrados y solicitamos al Gobierno central que rectifique el real decreto que ha originado tanta confusión y desconcierto. El caso de las tintorerías debe ser reconsiderado, al igual que sucedió con las peluquerías”, señalaron desde la dirección de esta empresa.
Su establecimiento, “como la mayor parte de las tintorerías de España”, carece de barrera sanitaria “para el tratamiento de prendas infectadas con coronavirus”. Y no está especializado en la desinfección hospitalaria: “Permanecer abiertos y recibir ropa de nuestros clientes es exponer a riesgos innecesarios a nuestros trabajadores, a los clientes y colaborar en la propagación de la enfermedad”.
OTROS ESTABLECIMIENTOS
La Boutique del Planchado, en la calle Íñigo Arista, levantó este lunes su persiana como si fuera un día normal, a las 9:30 de la mañana. Sin embargo, solo una persona había entrado a recoger una chaqueta en toda la mañana y una clienta habitual había llamado para avisar de que iría al local. “Tan malo es cerrar la tintorería como abrirla porque ya está visto que no vamos a hacer nada. Poco vas a necesitar de una tintorería”, explicó su encargada. De hecho, en su caso se están centrando en sus servicios habituales de uniformes de trabajo.
Para intentar garantizar la seguridad, colocaron varios avisos alrededor del comercio, que hacen referencia a dos medidas preventivas: respetar una distancia de seguridad de metro y medio constantemente y que solo pueda haber un máximo de dos clientes a la vez dentro del local. “Pero no creo que se dé el caso”, ironizó.
El escenario en la tintorería Natural Clean de Sancho el Fuerte era similar. Su propietario afrontaba el día con incertidumbre, pero sin excesivos agobios. Se mostraba convencido de que, conforme vayan pasando los días, habrá más personas que necesiten de sus servicios. Por ejemplo, para la desinfección de alfombras.
Además, sus trabajadores atendían al público y ultimaban los encargos con mascarilla y guantes. También colocaron una cinta de seguridad para que los clientes no se acercaran demasiado al mostrador y protegieron el datáfono. En su caso, era partidario de cumplir las directrices oficiales: “Estamos a favor de seguir las instrucciones que nos den. Haremos lo que nos digan”.
Pero en el lado opuesto se encontraba la tintorería Cía Elizalde de la calle Aoiz, que tenía previsto cerrar: “No es cuestión de estar aquí para no hacer nada. Es una pérdida de tiempo”.