Ahora que el bullicio de los Sanfermines ha pasado, ahora que Pamplona vuelve a ser Pamplona, es el momento de descubrir uno de los rincones y secretos que guarda esta ciudad. Entre viviendas y parques, impertérrita, grandiosa, solemne se levanta la Plaza de Toros, que aguarda silenciosa los nueve días en los que centra buena parte de la frenética agenda festiva. Tras sus muros se dan cita toros y toreros, mayorales, políticos, peñas, charangas, entendidos taurinos, guiris y autóctonos, todos alrededor de la fiesta del toro, una de las más importantes de España y del mundo.
Y precisamente por eso, por la importancia de la Feria del Toro de Pamplona y la relevancia de una plaza como ésta, ahora no hay que esperar a San Fermín para verla y conocerla. Hace ya un año que la Casa de la Misericordia, propietaria del coso pamplonés, decidió abrirla al público. Fue el dos de mayo de 2017. Desde entonces, más de 50.000 personas han visitado la plaza y visto su exposición. Tras el parón de julio, por motivos obvios, esta semana acaba de reabrir sus puertas. Una oportunidad para disfrutar en la intimidad de un lugar que durante cada uno de los nueve días de fiesta acoge casi 20.000 almas, entregadas al festejo del toro, la lidia y el toreo.
CINCO ESPACIOS, INFINIDAD DE SENSACIONES
La visita permite conocer en detalle cómo es una plaza de toros por dentro, más allá del ruedo, de esa arena blanquecina y de la espectacularidad del juego de capotes y banderillas. El objetivo es acercar al público, de todas las edades y nacionalidades, a una tradición tan arraigada como el toreo. Y, para eso, hay que sentirlo. De ahí que la exposición juegue con los sentidos del visitante y con su atención.
Directos desde el callejón, ese por el que los toros llegan a la plaza durante el encierro, los visitantes entran en una nueva realidad, donde el sonido y la imagen les traslada directamente a las calles de Pamplona justo a la hora del encierro. Una proyección envolvente, a tres paredes, hace el resto. Ver el toro en frente, sentir sus pasos, las carreras de los mozos, su esfuerzo… Peligrosidad y vistosidad al unísono. Riesgo y belleza. Sin duda un gran comienzo para una visita, que puede ser guiada, de alrededor de una hora de duración.
El recorrido está articulado en cinco espacios dedicados, respectivamente, al encierro, al toro, a la lidia, al torero y sus cuadrillas y al ruedo. Tras vivir un encierro en imágenes, los visitantes recorren el burladero y escudriñan los corrales y el apartado, donde los toros conocen el orden de lidia y pasan las horas previas a la corrida. Un momento único para imaginarse compartiendo ese espacio con seis astados de media tonelada cada uno, en el que todavía perdura el olor y algún que otro resto de paja. La cuadra auxiliar y la cuadra mayor, con capacidad para 18 caballos, dan dimensión a una plaza que, con el nombre de Monumental, puede presumir de ser la cuarta mayor del mundo, sólo por detrás de los cosos de México, Valencia (Venezuela) y Madrid, con capacidad para 19.721 espectadores.
DESDE 1922
Sus casi cien años de historia (fue inaugurada en 1922) han dado mucho de sí. La exposición pretende recoger algunas de sus anécdotas y momentos claves, como cuando en 1939, tras suspender los encierros y corridas durante la Guerra Civil, un toro rompió un vallado, o cuando en 1958 se vivió el encierro más largo de la historia, casi media hora. También hace un somero repaso por las imágenes que han representado la fiesta a lo largo de las décadas, con una retrospectiva de los carteles de San Fermín, por un lado, y de la Feria del Toro, por otro.
Lo tangible y visual de las maquetas, las proyecciones envolventes y multipantalla, los capotes y los trajes de luces, se complementan con ese sentido de lo espiritual, del respeto y la devoción que profesan los toreros antes de enfrentarse a una tarde de toros. La pequeña capilla, con la imagen de la Dolorosa presidiendo la estancia, sume al visitante en el silencio y la tensión previa a la lidia, contemplando las estampas, velas y flores que los toreros van dejando allí confiando en repetir el próximo año.
La visita y exposición amplía sus horarios y días de apertura durante el verano. Así, recibirá visitantes de 10.30 a 19.45 de lunes a domingo hasta el 31 de agosto. El precio de las entradas oscila entre los 3 y los 6 euros y pueden adquirirse online en www.feriadeltoro.com o bien en la propia plaza.