La Cámara de Comptos publicó este viernes el informe sobre las cuentas generales de Navarra de 2020. Así lo informó la entidad a través de un comunicado. Se trata de una fiscalización de “obligado cumplimiento”, que ofrece una “visión global” sobre la situación económica de la Administración foral.
La entidad señaló que la Administración foral gastó el año pasado 4.600 millones e ingresó 4.700. Respecto al ejercicio anterior, los gastos se incrementaron un 4 % (191 millones) y los ingresos, un 7 % (315 millones). El aumento de ingresos fue “consecuencia del endeudamiento”. De hecho, los ingresos tributarios cayeron el 7 %. “Lógicamente, detrás de esta evolución está la pandemia de la Covid-19“, valoró la entidad.
El capítulo “más importante” de gasto fueron las transferencias corrientes, con 1.700 millones. A personal se destinaron 1.500 millones, los gastos corrientes en bienes y servicios sumaron 738 millones y las inversiones siguieron en un nivel bajo (142 millones). Atendiendo a la finalidad del gasto, el 27 % (1.200 millones) fue para sanidad, el 17 % (770 millones) para educación y el 12 % (550 millones) para la aportación de Navarra al Estado a través del Convenio Económico.
El informe califica de “excesivo y preocupante” el porcentaje de temporalidad, que en el Servicio Navarro de Salud es “diez puntos más alto”.
El año pasado, como consecuencia de la pandemia, el gasto en sanidad aumentó en más de 100 millones, en educación se incrementó unos 60 millones y en servicios sociales se gastaron 40 millones más. Respecto al personal, a finales de 2020 había 32.000 trabajadores públicos, de los que 17.000 eran temporales.
La temporalidad del personal, por tanto, supone el 54 %. El informe calificó de “excesivo y preocupante” este porcentaje, que en el Servicio Navarro de Salud es “diez puntos más alto”. En el incremento de la temporalidad “han influido las contrataciones para hacer frente a la crisis sanitaria, especialmente en el Departamento de Salud”.
El documento apuntó también el envejecimiento de la plantilla, “acrecentado en los últimos años”. De hecho, a finales del año pasado el 53 % de los trabajadores públicos “tenían más de 50 años”. En cuanto a los ingresos, los impuestos directos sumaron algo más de 1.900 millones y los indirectos, 1.730 millones. El tercer capítulo de ingresos (648 millones) eran los pasivos financieros, es decir, los ingresos que procedían de la deuda contraída.
“Las cuentas de 2020 reflejan, en general, la imagen fiel del patrimonio, la situación financiera y los resultados económicos y presupuestarios”, afirmó la Cámara de Comptos. Sin embargo, también citó “algunas salvedades” como “la no aplicación total del Plan General de Contabilidad Pública” e indicó que “no hay una adecuada conexión entre la aplicación informática que gestiona el cobro de impuestos y el sistema informático contable”.
La opinión sobre la legalidad “también es favorable” porque “la gestión económico-financiera de la Administración foral cumple la normativa vigente”. “Se apunta como salvedad el gasto de casi 200 millones abonados por prestaciones con contratos cuya vigencia había finalizado”, indicó la entidad.
EVOLUCIÓN DE LAS CUENTAS
Desde 2016, las cuentas de la Administración foral “presentaban una buena evolución, con resultados presupuestarios positivos y descenso de la deuda”. Esa buena marcha “se cortó el año pasado como consecuencia de la crisis sanitaria, económica y social provocada por la pandemia del coronavirus”.
El descenso de los ingresos tributarios y el aumento de gastos “ha empeorado casi todos los indicadores”. De hecho, el saldo presupuestario no financiero (sin tener en cuenta los ingresos por endeudamiento) fue negativo en 203 millones, frente al saldo positivo de 150 millones del ejercicio anterior. La deuda, “que venía recortándose en los últimos años”, se ha incrementado en 350 millones “hasta situarse en 3.310 millones”.
La deuda, “que venía recortándose en los últimos años”, se ha incrementado en 350 millones “hasta situarse en 3.310 millones”.
La deuda está condicionada por dos aspectos que deben tenerse en cuenta. Por un lado, el calendario de amortización según el cual más de la mitad de esa cantidad hay que amortizarla antes de 2027. Por otro, lógicamente, la variación del tipo de interés de los mercados financieros. Como punto positivo al respecto, se apunta la buena calificación de la deuda por parte de una agencia de rating, que le otorga la máxima que puede obtener teniendo en cuenta la del Estado.
El informe también ofreció información sobre las dieciséis empresas públicas. Sus cuentas, según la Cámara de Comptos, “empeoraron notablemente el año pasado por la crisis”, pasando “de un resultado positivo de 7 millones a unos 8 millones negativos”. El grupo empresarial público, cuyo porcentaje de negocio depende en un 36 % de la Administración foral, “ha reducido su deuda en un 11 % hasta los 58 millones”.
Así mismo, la Cámara de Comptos dio algunas recomendaciones para “mejorar la gestión económico-financiera de la Administración foral”. Entre otras, aprobar “urgentemente” el Plan General de Contabilidad Pública de Navarra o “aplicar en toda su extensión el del Estado”.
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