viernes, 29 marzo 2024

El dilema del ‘cash’

¿Nos acercamos al final del dinero en metálico? Desde que comenzó la pandemia, el uso de la banca ‘online’ se ha disparado y las tarjetas de débito o crédito, así como el móvil, ganan puntos a la hora de pagar. Pero, además, el PSOE desea eliminar el efectivo progresivamente para evitar, según defiende, el fraude fiscal. Empresarios y directivos de distintos sectores económicos analizan esta propuesta para NavarraCapital.es.


Pamplona - 29 junio, 2020 - 07:00

De izda. a dcha. y de arriba a abajo, Patricia Fraile, Alberto Sánchez, Eduardo Elizalde, María Castañeda y Jorge Labarta.

Suprimir progresivamente el dinero en metálico hasta su “desaparición definitiva”Esta es una de las medidas en el ámbito fiscal que ha planteado el PSOE en una proposición no de ley para, según afirma el partido de Pedro Sánchez, “mejorar la eficacia del sistema tributario y luchar contra el fraude”.

Pero el Banco Central Europeo le ha recordado que la eliminación del dinero en efectivo no está permitida en la eurozona. Los principios del tratado de la Unión Europa establecen que los billetes y monedas de euro son de curso legal, de modo que quitarlos de la circulación perjudicaría a los más desfavorecidos. Porque “el efectivo es aceptado por todos, rápido, facilita el control sobre el gasto del pagador” evita tener que abonar comisiones a los bancos. En la propuesta socialista, el primer paso es rebajar el límite de los pagos en efectivo de los 2.500 euros actuales a 1.000. 

Nadie duda de que cada vez se paga más con tarjeta e, incluso, con el móvil, la opción preferida por las nuevas generaciones. Si a esta realidad le sumamos las recomendaciones para no hacer los pagos en metálico con el fin de minimizar el riesgo de contagio, la polémica parece inevitable.

CONTROL FISCAL

Así que NavarraCapital.es quiso trasladar el bate al ámbito empresarial de la región. Patricia Fraile, directora de Explotación de Events Hotelssostiene que “Hacienda, independientemente del signo político, está a favor de reducir el movimiento de efectivo”. Pero eso, añade,no implica su eliminación”. Y la propuesta de reducir el umbral de efectivo de 2.500 a 1.000 euros “ha de verse como una medida de control del fraude fiscal, blanqueo de capitales y de lucha contra la economía sumergida”.

Fraile considera que es una iniciativa que va en línea con la tendencia actual, por lo que “nos debería parecer acertada”. Por contrael “único” beneficio que ve en esta medida María Castañeda, gerente de la correduría de seguros Castañeda y Asociados, “es el control fiscal”

Patricia Fraile (Events Hotels): “Ha de verse como una medida de control del fraude fiscal, blanqueo de capitales y de lucha contra la economía sumergida”.

Pero Jorge Labarta, socio fundador de Quant, puntualiza no obstante que “los grandes fraudes se realizan mediante dinero electrónico y no con dinero físico, aunque reducir las posibilidades de circulación de dinero físico sí que lo restringe”. Este economista especializado en la gestión de divisas explica que la tendencia hacia los pagos mediante sistemas electrónicos es un hecho imparable y que el reto, ahora mismo, pasa por ofrecer la mayor seguridad posible a todas las personas, especialmente a las más desconfiadas. 

Respecto a la repercusión que la eliminación del dinero en efectivo podría tener en las empresas, la directora de explotación del grupo Events Hotels señala que, en su caso, “tendría un efecto inocuo”. Porque “ya es muy inusual, por no decir prácticamente inexistente, tener operaciones en efectivo por encima de los mil euros”. De modo que a su grupo no les afectaría. 

BANCOS Y COMERCIOS

Por otra parte, Labarta ve beneficios en materia de eficiencia. Cree, por ejemplo, que ayudaría a las entidades financieras a reducir costes “en traslados de dinero, recuentos, menor actividad de cajeros automáticos y personas administrativas, etc”. En otros ámbitos como los comercios, “que manejan mucho efectivo”, también ve ventajas. Según él, reducir e incluso eliminar todo el efectivo les ahorraría costes logísticos para ingresar, contar, evitarían el riesgo de pérdida o de fraude con billetes falsos...”.  Y agrega que tanto las tarjetas de pago como las transacciones intracomunitarias tienen costes muy reducidos.

Jorge Labarta: “Los grandes fraudes se realizan mediante dinero electrónico y no con dinero físico”.

Otras tendencias como el bitcoin, con tecnología blockchain,todavía tiene lagunas e incertidumbres”, pero desde su punto de vista “también están afianzándose”. De modo que la “cuasi” eliminación del dinero efectivo “es una tendencia que no parece tener vuelta atrás”.

Alberto Sánchez, director corporativo de Estrategia e Innovación de Azkoyen, resalta que un argumento común a favor de los pagos con tarjeta de crédito se basa en la trazabilidad del historial de pago de una persona, lo que facilita la eliminación del fraude fiscal. Pero también tiene sus inconvenientes. “Esta misma trazabilidad supone una falta de anonimato y proporciona más datos a la nube de información, que distintas instituciones tienen sobre el ciudadano”. Otro aspecto importante es el coste del mantenimiento. “Todos los medios de pago tienen un coste y es difícil cuantificarlo porque las empresas que lo analizan tienen fuertes conflictos de interés. Lo que cambia entre un medio u otro es quién lo paga y quién se beneficia”. 

En el caso del efectivo, el directivo de Azkoyen señala que es el Estado el que cubre la emisión de billetes y monedas, “y esto se realiza con el dinero de todos”. En el de los pagos sin efectivo, hay muchos modelos de negocio, “pero frecuentemente es el comerciante quien termina soportando las tasas a costa de erosionar su rentabilidad”. 

María Castañeda: “La eliminación del pago en efectivo ‘per se’ no es una buena medida”.

Quizás por eso, María Castañeda señala que puede entender la reducción de los límites en los pagos en efectivo para combatir el blanqueamiento del dinero negro, “pero su eliminación ‘per se’ no es una buena medida”. A su juicio, “podría traducirse en un mayor poder para los bancos en forma de comisiones de mantenimiento de tarjetas bancarias o transferencias y en cuanto al control sobre la ciudadanía”.

En este sentido, Eduardo Elizalde, director de Zona de Laboral Kutxa, no ve factible que esta propuesta pueda prosperar a corto plazo, aunque quizás resulte más viable dentro de unos años. Y aunque reconoce que utilizar la tarjeta de crédito tiene unos costes, así como realizar ciertas transferencias, también el efectivo los genera a las entidades financieras. “A nosotros nos supone un coste, que no computamos al cliente, contar por ejemplo con camiones blindados. Trabajamos con efectivo y no efectivo, lo que nos demande el cliente”, puntualiza.

EXCLUSIÓN SOCIAL

No obstante, nadie duda de que la sociedad avanza hacia la digitalización. Un proceso que se ha acelerado en gran medida a raíz de la pandemia originada por el Covid-19. De hecho, cada vez son más los clientes que recurren a la banca ‘online’ y hacen uso de tarjetas contactless por su comodidad y, precisamente, para evitar el contagio.  

Eduardo Elizalde (Laboral Kutxa): “A nosotros nos supone un coste, que no computamos al cliente, contar por ejemplo con camiones blindados. Trabajamos con efectivo y no efectivo, lo que demande el cliente”.

Labarta tiene claro que resulta mucho más eficiente contar con una tarjeta electrónica para realizar un pago que sacar efectivo, llevarlo en la cartera, tener la cantidad necesaria para cualquier imprevisto siempre encima, disponer de cambios… “El dinero físico nos quita tiempo para sacarlo, guardarlo, podemos perderlo, etc. Además, las personas mayores, que son las que suelen tener peor movilidad, evitarían desplazarse para sacar dinero, pagar, etc. La eficiencia y la comodidad serían para todos”.

Ahora bien, admite que el cambio supondría una “pérdida de comodidad inicial para aquellas personas habituadas y seguras a manejarse con dinero físico”. Pero se trata, en el fondo, “de una cuestión cultural”. Y según él, “excepto las personas muy mayores todos nos vamos acostumbrando a los pagos electrónicos”. 

María Castañeda no coincide con el análisis del socio fundador de Quant. A su juicio, la eliminación del efectivo sí se convertiría en “un hándicap“, para los ciudadanos porque se coartaría su libertad: “Además, es peligroso utilizar como único medio de pago una tarjeta bancaria, por ejemplo, ya que resulta más complicado controlar el dinero que se gasta”.

Alberto Sánchez (Azkoyen): “La eliminación del efectivo conllevaría efectos colaterales perjudiciales y riesgos económicos significativos”.

Igualmente, Alberto Sánchez destaca que esta medida conllevaría efectos colaterales perjudiciales y riesgos económicos significativos. “El efecto colateral más pernicioso sería la exclusión social de una parte de la sociedad que no tiene acceso al crédito”, defiende. Tampoco a internet, tarjetas débito… También afectaría a colectivos como los mayores, que sufren la brecha digital, e incluso a jóvenes que no disponen de cuenta bancaria a la que asociar el pago digital”. Otros efectos secundarios perjudiciales serían la reducción de la privacidad, la mayor exposición a un ciberataque, la reducción de la rentabilidad del pequeño comercio y el riesgo de cobertura en medios rurales. 

Por eso, desde Laboral Kutxa recuerdan que ellos trabajan tanto con dinero en efectivo, en las sucursales y en los cajeros, como con tarjetas y otros medios de pago: “Nuestros clientes todavía demandan dinero en efectivo. Nos gusta llevar dinero en el bolsillo, sobre todo a mayores y niños. Pero es verdad que desde la pandemia, ha aumentado mucho el uso de la banca ‘online'”. 

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