“Desde que empecé a formarme, sobre todo me centré en temas relacionados con la prevención de lesiones y el trabajo de fuerza. Lo que he querido en mi centro es juntar ambas, además de la movilidad, que también considero muy importante”, concreta el entrenador personal y fundador de la empresa, David Rico, a Capital Sport.
Después de trabajar en diferentes gimnasios e ir enriqueciendo sus conocimientos con nuevos cursos y estudios, este graduado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte decidió dar un paso más y concentrar todo ese aprendizaje en sus propias instalaciones: “Quería hacer algo distinto, huyendo de los entrenamientos monótonos. Me gusta tener tiempo para estar con mis clientes y hablar con ellos para entenderles. El ejercicio tiene unas bases, pero cada uno somos anatómicamente distintos”.
“Quería hacer algo distinto, huyendo de los entrenamientos monótonos. Me gusta tener tiempo para estar con mis clientes y hablar con ellos”
En una nave de Mutilva encontró las condiciones perfectas para desarrollar su proyecto. Así, el centro se divide en dos espacios: una sala rectangular y diáfana, de 300 metros cuadrados, y un patio exterior que también empleará para entrenar con cerca de 400 metros cuadrados más.
“Me encantó. El sol es importantísimo y creo que poder entrenar al descubierto es una ventaja. Me parece que existe un déficit de vitamina D y está muy bien salir a ejercitarse a la calle”, remarca este especialista de 40 años. De hecho, suele insistir a sus a alumnos que, además del trabajo de sala, salgan a pasear o a correr.
Rico busca huir de las modas que giran entorno al ejercicio físico y de los entrenamientos masivos. “Aunque empleamos elementos parecidos, este gimnasio es distinto a un box de crossfit al uso, en el que todo el mundo hace los mismos ejercicios. Buscamos un entrenamiento consciente, que entiendan lo que hacen y por qué. Más no es mejor”, defiende.
80 PERSONAS INSCRITAS
En concreto, el gimnasio está preparado para un total de 120 personas. Pero sus clases se dirigen a grupos reducidos, en los que reúne a un máximo de ocho personas: “Sabemos en qué trabajan nuestros clientes, qué molestias tienen o si necesitan algo concreto. Con un grupo pequeño puedes dedicarte más a cada persona y a sus metas porque les conoces”.
En este momento, calcula que tiene cerca de ochenta personas inscritas, que han decidido acompañarle en esta nueva aventura. “Lo que aconsejo es entrenar donde te conozcan bien y estés a gusto”, sugiere. Los perfiles que conforman cada equipo de trabajo están muy bien seleccionados por los instructores. Ahora mismo, tiene alumnos desde dieciséis años en adelante: “Los diseñamos en torno a unas necesidades afines y comunes para que puedan sacar todo el jugo a cada sesión”.
“Buscamos un entrenamiento consciente, donde entiendan lo que hacen y por qué. Más no es mejor”
Entre ellos, cuenta con sesiones específicas para opositores; para grupos de mediana edad, “que van de los 25 a los 40 años y donde los usuarios no sufren ninguna afección”; y entrenamientos para personas de avanzada edad. También hay un espacio de alto rendimiento. “Es para deportistas o personas que quieren entrenar con más intensidad. Se asemeja más al crossfit, pero siempre muy preventivo. Lo que he visto con los años de experiencia es que el deporte no te tiene que quitar salud. Y, por eso, en lo primero que incido es en el aprendizaje de la técnica”, señala.
Otra de las particularidades de las sesiones dirigidas por Rico es su duración: 75 minutos. “De menos tiempo se nos quedaban cortas. Si quieres hacer un buen calentamiento, ya se te van un mínimo de entre quince o veinte minutos. Para nosotros es muy importante no ir corriendo, entrenar sin estrés. Por ejemplo, en otros modelos de entrenamiento las personas a veces van a ‘hacer, hacer y hacer’. Son como una ruleta, donde se realiza un ejercicio tras otro, sin descansar y a toda la velocidad que se pueda. A veces, no te da tiempo ni de hablar con el usuario”, analiza.
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