Esta primavera-verano no miraremos qué color de pintalabios se ha puesto de moda. Buscaremos qué diseño de mascarilla nos va a juego con nuestra ropa. La realidad es que las mascarillas y pantallas faciales ya forman parte de nuestra vida y por lo visto, han venido para quedarse por mucho tiempo.
Lo que ha empezado siendo un elemento de protección contra el Covid-19 para nuestra salud, se está convirtiendo en un accesorio de moda más. De la necesidad… ¡virtud! Y es que, si el mundo de la moda está viviendo un duro golpe económico, acaba de encontrar un accesorio ideal donde plasmar los diseños, logos y eslóganes más variopintos y fashion. Frivolidades aparte, ya que es necesario llevarlas puestas (y una obligación en algunos sitios), pues intentemos que sean bonitas y originales.
Quizá muchos de ustedes ya hayan empezado a comprobar estupefactos en sus ordenadores múltiples anuncios de mascarillas con modelos de lo más originales, divertidos, glamourosos, e incluso de alta costura. Vaya… ¡para todos los gustos! Sí. Muchas marcas se han animado a diseñar mascarillas. Hasta firmas de renombre como Louis Vuitton han confeccionado sus propios diseños. El lujo también ha llegado a estos términos. Y es que por ejemplo, esta firma las llega a vender a 85 dólares, o la marca italiana Fendi incluso lo hace por 190 euros. Y han tenido enorme éxito.
Algunas mascarillas se venden con fines benéficos y sus ganancias se entregarán a la investigación contra el Covid-19. Pero otras, constituyen una nueva línea de negocio ideal para suplir las pérdidas por otras prendas que ahora no tienen salida. Muchos de estos modelos no quirúrgicos llevan hasta tres o cuatro capas de tela para una mayor protección. Pero ojo, no todas protegen eficazmente ni están homologadas. Aún así, muchas se encuentran agotadas o hay lista de espera en las webs que las comercializan. Hay de infinidad de estilos, colores y diseños.
En Hawai, por ejemplo, se han puesto de moda las mascarillas elaboradas con sus míticas camisas hawaianas. Las hay con bocas de animales, con labios y dientes serigrafiados, con diversos gestos faciales, con estampados de flores, geométricos, mariposas… coloridos o minimalistas en blanco y negro… Las hay más elegantes con pinceladas en plata y oro, y hasta de terciopelo, o con incrustaciones de piedras y cristales. Las hay que llevan inscripciones que expresan sentimientos de solidaridad y esperanza, otras con mensajes contra el coronavirus o quien aprovecha para poner el logo o eslogan de la marca en cuestión. Ya en marzo, se pudieron ver en las pasarelas de la Fashion Week de París diferentes modelos de mascarillas de varios diseñadores propuestas para esta temporada primavera-verano, donde también acudieron varias famosas que portaban alguna hasta personalizada.
Quien lo prefiera, también puede encontrar pantallas faciales que muchas firmas han incorporado a gorras o sombreros que, cómo no, también tienen diseños de lo más cool. Esta opción es estupenda porque también te permite llevar debajo la mascarilla para una mayor seguridad y, además, nos protegen del sol para este verano próximo.
Pero esta nueva moda también crea un cierto debate ético. Al final, una mascarilla no deja de ser un elemento de protección para la salud de todos y muchos no ven con buenos ojos a aquellos que se lucran con una necesidad de supervivencia imprimiendo un diseño más o menos trendy a precios desorbitados. De todas formas, así es la moda. “Antes muerta que sencilla” y, si hay mercado, las firmas lo aprovechan.
Preparémonos para ver las calles inundadas de mascarillas y pantallas con los diseños más extravagantes, originales y nunca imaginados hasta ahora. Esto no ha hecho más que empezar…