El pasado 11 de noviembre, Iñigo Amezqueta por fin vio cómo comenzaban las obras del que se convertirá en su propio centro multidisciplinar: Amaz. El local, donde el deportista trabajará como fisioterapeuta, ya va cogiendo forma. De ahí que quiera compartir algunos detalles del proyecto con Capital Sport.
Además de repasar su carrera laboral, durante la entrevista realiza un breve recorrido por su trayectoria como jugador de fútbol sala. Mientras recuerda de sus inicios, se da cuenta de que, horas más tarde, tendrá lugar el mismo derbi navarro con el que debutó. “Es curioso. Esta noche se enfrentan Osasuna Xota y Ribera Navarra. Fue mi primer partido como jugador profesional con 16 años”, rememora.
Amezqueta creció en Pamplona a nivel deportivo. Aunque, durante cuatro años, intentó compaginar el fútbol sala con sus estudios de Fisioterapia en el campus que la UPNA tiene en Tudela: “Iba un poco a trompicones. Jugaba en Pamplona en una categoría que te exigía estar a un gran rendimiento, pero la facultad estaba en Tudela. Así que me lancé en busca de un plan B que me permitiese seguir llegando a las dos cosas”.
“No he tenido nunca lesiones graves, pero conocía a los fisios del equipo y me animaron”
Su primer contacto con la fisioterapia fue gracias al deporte. En un primer momento, no estaba muy seguro de su elección, pero el paso de los años y los conocimientos que fue adquiriendo terminaron por engancharle.
“No he tenido nunca lesiones graves, pero conocía a los fisios del equipo y me animaron. No era algo que me llamaba la atención especialmente, pero después, conforme fui profundizando más en el tema, me encantó”, revela.
La alternativa que eligió para seguir en ambas actividades a un nivel alto fue desplazarse a Galicia. En 2015, el ala fichó por el O Parrulo Ferrol y siguió esforzándose para labrarse un futuro laboral aparte: “El equipo estaba en Segunda División y me permitía sacarme la carrera de forma más rápida, además de disfrutar del juego”.
Formó parte del equipo gallego durante tres años, tiempo en el que también terminó la carrera universitaria. “Justo el año en que acabé los estudios subimos a Primera División. En ese último periodo ya me puse a trabajar como fisio y seguí jugando con el equipo. No nos podíamos dedicar al futbol sala exclusivamente, había que estudiar y trabajar para poder vivir”, incide.
“Siempre he tenido en mente la opción de emprender. Y, aunque hubo un momento en el que lo dejé en un segundo plano, hace unos meses recuperé la ilusión”
Ahí le surgió una nueva disyuntiva: afianzar su carrera laboral y su vida en Galicia o marcharse de la región que tan bien lo había acogido. “Tenía claro que quería volver a Pamplona en algún momento. Opté por dejar el equipo y jugar a otro nivel de exigencia, sobre todo porque dentro del ámbito de la fisioterapia debes estar en constante formación. Y eso lleva tiempo, además de las ocho horas de trabajo”.
Todavía en activo, hoy milita en las filas del equipo tafallés Tafatrans (Segunda B). “Busqué trabajo en Pamplona ,y desde entonces (2018), compagino las dos cosas. Es una categoría potente, en la que se compite y siempre se sale a ganar. Es un aliciente para seguir”, asegura. De hecho, en las dos últimas temporadas han ganado la liga y estuvieron cerca de subir a Segunda División. “El año pasado nos quedamos a un penalti de ascender a Segunda frente al Inter Movistar B”.
FUERA DE LAS CANCHAS
Tras haber trabajado en un centro de fisioterapia, donde adquirió una amplia experiencia, Amezqueta ha decidido poner en marcha su propio negocio. “Siempre he tenido en mente la opción de emprender. Y, aunque hubo un momento en el que lo dejé en un segundo plano, hace unos meses recuperé la ilusión y me decidí. Al principio me daba miedo y todavía estoy mirando al abismo, pero todo el mundo me ha animado: pacientes, familia… Da miedo salir de la zona de confort, pero creo que va a ser para mejor si todo funciona normal”, apunta.
Ubicado en Nuevo Artica, Amezqueta espera que su nuevo centro reúna también a otros profesionales del sector sanitario procedentes de la psicología, podología o la nutrición. Incluso también quiere adentrarse en el mundo del entrenamiento personal: “Era la idea que había tenido siempre y, por eso, el local va a contar con varias salas. Además de la mía para fisioterapia, habrá una segunda y un pequeño gimnasio destinado a rehabilitación, recuperación y entrenamientos enfocados a grupos reducidos o más personalizados”. Espera poder iniciar la actividad en enero.
El local tiene una superficie de 100 m2, y su idea es compartirlo con otro profesional autónomo a medio plazo. Y, por el momento, seguirá compaginando su faceta empresarial con la deportiva. “A través del deporte entiendes las lesiones, las dolencias, las cargas de entrenamiento y sabes tratarlas mejor. Eso ayuda. No veo el momento de dejar el fútbol sala. Aunque sea como ocio, siempre me va a acompañar. El deporte es parte de mi vida y también del trabajo”.
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