Creatividad y vino son dos conceptos que combinan a la perfección. Tanto es así que, de hecho, pintar cuadros con una copa en la mano se ha vuelto tendencia en España a lo largo de estos últimos años. De ahí el gran éxito de compañías como Wine Gogh, un estudio barcelonés que ofrece este tipo de experiencias donde, rodeado de pintura y pinceles, el usuario puede crear cuadros dejando volar su imaginación.
De hecho, la academia se ha consolidado como “la experiencia más innovadora y divina” en Madrid, Barcelona, Sevilla y Valencia, llevando a sus participantes a “tocar el cielo” a través de sus clases con pintura fluorescente en un ambiente “mágico” que da la sensación de pintar con luz. Bajo luces de neón, los usuarios se sumergen en un mundo donde expresan sus emociones a través de la pintura. “Wine Gogh concibe el arte como una forma de terapia y autoconocimiento. Las sesiones no solo están diseñadas para enseñar técnicas, sino también para ofrecer un refugio donde los alumnos pueden liberarse de sus preocupaciones diarias”, explica uno de los profesores.
NAVARRA PINTA CON COPA EN MANO
A pesar de que Wine Gogh no ha aterrizado en Navarra, ya hay iniciativas en Pamplona que combinan pintura y vino. Ejemplo de ello es el Espacio Creativo Ana Pagola, ubicado en la calle de San Fermín. Allí, los usuarios dicen “adiós” a las “antiguas fórmulas académicas rígidas” y se aventuran en un mundo nuevo de colores y formas. “El arte está en cada uno de nosotros y este es el mejor lugar para explotarlo y dejar los problemas en la puerta”, garantizan desde su página web.
Ana Pagola: “Fomento que sea una actividad muy libre y divertida. Y, por supuesto, el vino nunca falta”
Entre una y dos veces al mes se celebra el taller Arte y Vino, donde los participantes pueden pintar un cuadro acompañados de una copa. Ana Pagola, fundadora y profesora del estudio, explica que este proyecto se gestó tras la pandemia. “La gente tenía ganas de salir de casa y tomarse algo. Hablando con unos compañeros, nos dimos cuenta de que esta actividad se hacía en diferentes ciudades y pensamos: ¿por qué no también en Pamplona?”.
Aunque en otros locales hay profesores que indican paso a paso cómo se debe pintar el cuadro, el modus operandi de Ana es “liberal”. “Puedes poner el fondo verde, azul, rojo… Cada uno lo hace como quiere. Fomento que sea una actividad muy libre y divertida. Y, por supuesto, el vino nunca falta”, expresa con alegría.
En concreto, la fecha del taller se anuncia a través del Instagram del estudio con tres semanas de antelación y los grupos están formados, aproximadamente, de 12 a 15 personas. Pero, tras cuatro años con esta iniciativa, Ana quiere ampliar el punto de mira e ir más allá del vino: “Ya hemos hecho talleres con vermut. A finales de junio, haremos uno con mojito. El objetivo es que la gente se lo pase bien, es una actividad con carácter festivo”.