Paula Brocos y Juan Manuel Fernández se preparan un mate en el interior del nuevo local de su imprenta, Gráfica Brocos. Es el mismo que antes ocupaba Catalán Artes Gráficas y cuenta con 240 metros cuadrados, tal y como detallan a Navarra Capital. La empresa de este matrimonio argentino se ubicaba antes en una bajera de la calle de Bardenas Reales. Ahora, la pareja inaugurará el nuevo espacio este 7 de abril, aunque se instaló a finales de año.
Paula Brocos comenzó a trabajar en la imprenta que regentaba su padre en Argentina con 16 años.
Acompañando sus reflexiones con ese sabor tan típico de su país, rememoran la historia que les ha llevado hasta la calle B del polígono industrial Ombatillo.
Hace menos de una década, ella trabajaba en ese mismo sector, pero en Argentina; él, en el mundo de la banca. Ninguno de los dos había escuchado hablar de Corella. Brocos es hija de un inmigrante gallego que se fue de España con diez años: “Mi padre era de Santiago de Compostela y no volvió a pisar el país hasta 1996, cuando tenía 51 años y visitó a la familia que tenía allí”. Y fue en ese viaje cuando empezó a sentirse más vinculado emocionalmente con su tierra. “Después, mi hermana se mudó a España”, rememora.
El padre de Brocos regentaba una imprenta en Argentina, donde ella empezó a trabajar cuando solo tenía dieciséis años. “Estudié diseño gráfico y mi hermano Leandro se especializó en la impresión”, concreta. En 2012, tras el fallecimiento de su padre, el matrimonio se planteó hacer las maletas y mudarse a España: “Compramos los pasajes en abril para viajar el 24 de agosto”.
Brocos tiene las fechas grabadas a fuego en su memoria porque entre medias, el 28 de junio, una luz cegadora le despertó a las cuatro de la madrugada. Era la linterna de uno de los atracadores que había entrado a su casa. Ataron a su marido y, aunque prometieron no hacer nada a los niños, les pidieron dinero. “En esas situaciones, te das cuenta de que estás tomando la mejor decisión (al emigrar)”, atestigua ella.
La primera parada del matrimonio en España fue Ólvega, un municipio de la provincia de Soria donde reside la hermana de Brocos. Allí, cada uno intentó seguir con sus respectivas profesiones. “Fue muy difícil”, reconoce la mujer. Al final, Fernández comenzó a trabajar en una fábrica de pastillas de freno, mientras ella puso en marcha una oficina en el piso que alquilaban. Allí comenzó a ofrecer sus servicios de diseñadora gráfica.
A su llegada a Corella compraron Gráficas Hernández y se instalaron en su local, ubicado en la calle de Bardenas Reales.
Un tiempo después, a ella le surgió la oportunidad de comprar Gráficas Hernández en Corella y no lo dudó. “La mujer del jefe que Juan Manuel tenía en Ólvega vivía en Corella y estaba en paro. Decidimos empezar a trabajar juntas”, relata. Pero la sociedad apenas duró siete meses, tras lo cual ambas separaron sus caminos.
Brocos se quedó trabajando sola en el local de la calle de Bardenas Reales, donde un año más tarde surgiría Gráfica Brocos. “Fue una situación muy difícil anímicamente hablando”, lamenta. En ese tiempo, uno de sus pilares fue precisamente Jesús Hernández, el anterior propietario de la imprenta: “Es como mi padre adoptivo. Él me brindó la oportunidad de volver a dar un futuro a mi familia”, le agradece.
Su marido empezó a trabajar con ella tras sufrir un accidente en un dedo. Fue entonces cuando decidieron fundar la actual sociedad microcooperativa. “Nos enfocamos mucho en la parte digital, como la rotulación o la marcación de ropa”, indica él. Hace un año, la llegada a España del hermano de su mujer, Leandro, les posibilitó ampliar el negocio y desarrollar más la impresión en papel.
“Nos dijo que se quería venir a España en 2021. La imprenta daba para lo que daba y empezamos a pensar en abrir un nuevo mercado que permitiera su incorporación”, detalla Brocos. Entonces, su imprenta convivía con la de Jorge Catalán: Catalán Artes Gráficas.
Era una empresa familiar, dirigida ya por la tercera generación. “Nunca habíamos hablado con él en cinco años”, lamenta Brocos para agradecer acto seguido que, a raíz de unas primeras conversaciones, ambas firmas empezaron a colaborar. “Teníamos una buena convivencia”, ensalza.
“Jorge tiene dos hijas que no querían seguir con el negocio”. Fernández explica así el motivo del traspaso. El empresario corellano también les dejó a sus clientes, muchos de los cuales han seguido confiando en Gráfica Brocos. Por eso, el objetivo de este matrimonio argentino para los próximos meses consiste en “afianzar esa clientela”.
UN SÍMBOLO PARA CADA PUEBLO
“Antes de la pandemia, habíamos empezado a trabajar la visión estratégica del negocio con la Asociación de Empresas de Economía Social de Navarra (ANEL)“, relata Brocos. Uno de los puntos en los que ella quería incidir era la simbología de los pueblos. “Como argentinos e inmigrantes, nos llama la atención el amor que tiene aquí la gente por su pueblo. Allá no existe”, destaca. Pero le chocaba que luego los vecinos llevaran camisetas, sudaderas u otras prendas de ciudades extranjeras como Nueva York o Miami: “Si soy de Corella, ¿por qué no tengo mi camiseta de Corella?”.
“Aprovechamos el confinamiento para desarrollar el proyecto y ya hemos diseñado logos para Corella, el de Arnedo, Tudela, Ólvega, Alfaro y Calahorra”, especifican. El de Corella, por ejemplo, tiene como protagonista a las tres torres emblemáticas de la localidad. “Dibujamos un pulso cardíaco con ellas. Aparte, preparamos un logo más extenso con todo lo que identifica a Corella”. Brocos recuerda que una de sus clientas compró dieciséis camisetas: “Se las llevó a sus familiares en Miami”.
Esta iniciativa se ha completado con otros diseños, que les han llevado a redibujar los gigantes de las comparsas de Corella, Cintruénigo, Fitero y Tudela. “Contratamos a un dibujante argentino para hacer unos gigantes más cercanos e infantiles”, detalla Fernández. El Ayuntamiento de Corella ya les ha contactado para incluir esos gigantes en unos marcapáginas, que distribuirá con motivo del Día del Libro.
Con la llegada del hermano de Paula a la empresa, el matrimonio argentino ha ampliado el negocio.
El matrimonio se siente muy apreciado en Corella y agradece la hospitalidad de los vecinos. “Cuando llegamos, nos traían a casa higos, tostadas con ajo o verduras del huerto”, recuerda Brocos. Al mismo tiempo, se muestra feliz de tener a toda su familia en España, ya que su madre también se ha mudado y vive con ellos.
Pero no se olvidan de la primera localidad que les acogió cuando emigraron desde Argentina. De hecho, en Ólvega conservan un local, a la que se trasladan dos tardes por semana. “Empezamos allí y la primera gente que confió en nosotros fueron los vecinos del pueblo”, valora Brocos. Por eso, les ofrecen los mismos servicios que en la imprenta para que no necesiten trasladarse a Soria o Tarazona.
Y eso que, durante la pandemia, mantenerlo supuso un éxodo de dinero. “Pero dar ese servicio al pueblo es una forma de devolver a los vecinos lo que hicieron por nosotros”, subraya.
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