San Adrián. 1960. Un pequeño taller de conservas, ubicado en la planta baja de una casa, huele a tomates maduros recién pelados. En una mesa de madera, los frutos brillan a la espera de ser embotados con cuidado por las rápidas y curtidas manos de Amalia Herce. Una columna de vapor asciende hasta el techo de una olla en la que la mujer está esterilizando numerosos frascos. José Salcedo llega puntual a mediodía, con las manos aún manchadas de la conservera donde trabaja en paralelo. Se remanga la camisa y se coloca enfrente de la máquina cerradora. Coge un bote de tomates con firmeza; lo encaja en el aparato; y, con un golpe seco, sella la tapa.
Así nació Conservas El Navarrico, empresa que Mari Carmen, Pepe y Conchi Salcedo hicieron crecer siguiendo la tradición de sus padres. Seis décadas después, la tercera generación de los Salcedo ya ha iniciado el camino para, de forma progresiva, tomar las riendas de la compañía. «Estamos en un proceso de ‘protocolo familiar’, acompañado de un plan estratégico. Llevamos un tiempo trabajando junto a nuestros padres para que nos pasen el testigo asegurando la estabilidad de la empresa. Ahora tenemos que organizarnos internamente para acometer esta transición y marcar no solo una estructura para este relevo, sino para los venideros. Hay más nietos de la tercera generación que no trabajan aquí, pero que también son propietarios, por lo que debemos tenerlos en cuenta», explica a Navarra Capital Patxi Pastor, director comercial de la firma. Junto a él están sus primos Paz Salcedo, responsable de Compras; Javier Medrano, del Departamento Comercial en el ámbito nacional; y Félix Salcedo, que trabaja en planta.

De media, El Navarrico cuenta con una plantilla de 62 personas, muchas de ellas con familias tradicionalmente conservera.
Del mismo modo, muchos de los trabajadores que forman parte de la plantilla también han heredado este espíritu familiar y han seguido la estela de sus progenitores. Muestra de esta filosofía y con motivo del Día Internacional de la Mujer, El Navarrico ha lanzado una edición especial de etiquetado en honor a las trabajadoras de la conservera, encabezadas por la propia Amalia. Un gesto simbólico que busca reconocer su papel esencial en la creación de la empresa y «reivindicar el trabajo de tantas mujeres que, con su esfuerzo y visión, marcan el camino en la industria agroalimentaria».
LAS MARCAS
Desde su factoría de 15.000 metros cuadrados, la firma elabora sus productos más conocidos como los espárragos de Navarra o los pimientos del Piquillo, así como legumbres, precocinados, salsas o caldos. Lo hace a través de diferentes marcas: El Navarrico, la principal; la línea ecológica Monjardín, de la que prevé renovar la imagen y ampliar la oferta próximamente; la gama exclusiva Etiqueta negra, que le «posiciona en un nicho de mercado de calidad» y cuenta con productos como el pimiento de cristal o los corazones de cardo; o la línea de marca blanca para terceros, que supone el 48 % de la facturación.
Su siguiente reto pasa por la entrada en el mercado de los emulsionados: «Ya tenemos recetas cerradas y listas para empezar a producir, que van a conllevar una nueva dinámica de trabajo con la que estamos muy ilusionados. Existe un proyecto en Reino Unido con el alioli, que será un buen inicio para esta nueva etapa».

Otro de sus proyectos diferenciales es la elaboración de aliñados. Tras detectar que había paladares, sobre todo fuera de España, que no entendían la textura fresca y tierna de la conserva, empezaron a aderezar sus productos con aceite y vinagre, lo que les permitió no esterilizar tanto el producto y mantener la textura al dente. Es el caso de las alcachofas aliñadas, cada vez más demandadas a nivel nacional y con gran impacto en Reino Unido, Estados Unidos y países del norte de Europa. En esta línea, comercializa productos como espárragos crujientes, braseados o con mostaza: «Quizás se trate de propuestas disruptivas, pero siendo una conservera tradicional en muchos aspectos, hemos apostado por innovar en otros».

La gama Etiqueta negra recoge aquellos productos más exclusivos como los espárragos, los puerros o las alcachofas aliñados.
Precisamente, esta innovación le ha permitido potenciar su internacionalización y llegar a más de veinticinco países. De hecho, las ventas en el extranjero ya supone el 23 % de la facturación, que en 2024 ascendió a 11,6 millones de euros (un 23,5 % más que en 2023). Aunque España sigue siendo el principal consumidor (destacan sobre todo Navarra, País Vasco y Cataluña), también está presente en destinos más exóticos como Japón, Australia o Nueva Zelanda. «Creemos que en el extranjero hay muchas cosas por hacer, pero hasta ahora no hemos podido dedicar la atención que nos hubiera gustado a este desarrollo. Por eso vamos a reforzar este apartado, sobre todo centrándonos en la comercialización de productos con valor añadido», detalla Pastor, quien agrega que la empresa invertirá 1,3 millones en equipamiento y maquinaria a lo largo de este año.
A nivel nacional, la firma aspira a tener al menos un distribuidor en cada provincia, así como a afianzar su presencia en la gran superficie. En concreto, forma parte del Club del Gourmet de El Corte Inglés desde su formación, de Eroski y de Costco en España. También es posible encontrar sus productos en Ocado, una cadena alimentaria inglesa online.
De cara al futuro, la compañía navarra proyecta aterrizar en nuevos mercados y reforzar aquellos en los que ya está presente. Esta es la razón por la que, en el último año, ha frecuentado ferias de alimentación internacionales como SIAL París o Biofach con su línea ecológica. Asimismo, próximamente acudirá al Salón Gourmets y a Anuga en Alemania: «Llegar a Francia nos haría especial ilusión. Al contrario de lo que parece, es bastante complicado penetrar en su mercado porque allí priorizan a sus productores”.