Los peces cebra tienen mucho que decir en la investigación de los tratamientos personalizados contra el cáncer, dirigidos a lograr la mayor eficacia posible y reducir al máximo los efectos secundarios. Y en ese nuevo campo se centra ahora la startup navarra Ikan Biotech, pionera a nivel mundial en desarrollar una tecnología basada en el xenoinjerto. O, lo que es lo mismo, en inocular células de tumores humanos en larvas de estos peces para investigar cómo reaccionan ante distintos tipos de terapias.
La tecnología de esta empresa ayuda no solo a identificar los tratamientos más adecuados para cada paciente, sino que lo hace en un tiempo récord. Porque estos diminutos animales, de tres o cuatro centímetros y que comparten el 87 % del genoma humano, tienen un metabolismo muy rápido y, en cinco días, permiten predecir los efectos que una terapia puede tener en un ser humano.
Rubén Díez Punzano, CEO de Ikan Biotech, detalla a este medio cómo está trabajando la ‘startup’, premio regional EmprendedorXXI de CaixaBank en 2018. La biopsia de un cáncer se inocula a veinte, treinta o cien larvas de peces cebra, las que sean necesarias. A partir de ahí, se trata a cada uno de los ejemplares con distintos fármacos en diferentes concentraciones para analizar cuál funciona mejor y, al mismo tiempo, resulta menos tóxico. Incluso se puede decidir no tratar a algunos ejemplares para ver la evolución de la enfermedad, si se produce una metástasis…
Rubén Díez: “En cinco días, el pez cebra permite predecir lo que un tratamiento puede hacer en el paciente y conocer su efectividad”.
En este camino, Ikan Biotech buscaba desarrollar dos proyectos principalmente. En el primer caso, se almacenan los resultados de todas las pruebas en una base de datos, en la que ya están trabajando con la Universidad de Navarra. El objetivo es, a partir de esta, crear un ‘software’ que, gracias a un algoritmo inteligente, creará grupos homogéneos de personas y permitirá cruzar los datos que un oncólogo tenga de un nuevo paciente con los recopilados en el sistema. Así, el algoritmo leerá la información de este y emitirá un resultado acerca de cuál podría ser el tratamiento con mayor porcentaje de efectividad para dicha persona, de todos los probados anteriormente.
En el segundo caso, la terapia es más personalizada y, como se ha explicado, se inoculará la biopsia de un paciente a los peces cebra necesarios para tratar a cada uno de estos con una terapia diferente. A partir de ahí, en unos días se podrá concluir cuál es la más eficaz y menos dañina para la persona con cáncer.
LA RONDA DE FINANCIACIÓN
Desde que la empresa nació en septiembre de 2015, había recibido “financiación pública y ayudas europeas por valor de 2,4 millones de euros”, recuerda Díez Punzano. Esa cuantía sirvió para demostrar la sólida base científica de su iniciativa, pero después eran necesarios la validación del mercado y el interés del inversor final para confirmar las posibilidades reales de su trabajo.
Mario Grande: “Es importante que el 75 % ha sido inversión privada, ya que muestra el respaldo al proyecto”.
Y ahí entró en escena XtartCube, que apostó de inicio por Ikan Biotech en una ronda de equity crowdfunding iniciada y estructurada por Fellow Funders, donde consiguió un millón de euros (600.000 euros más de la meta que se habían fijado). “Es importante que el 75 % ha sido inversión privada, fundamentalmente grandes patrimonios nacionales (sobre todo ‘family office’), ya que eso muestra el respaldo al proyecto”, detalla Mario Grande, socio fundador y responsable de Inversión de XtartCube. En este sentido, resalta que “la ronda fue un éxito” gracias también a Fellow Funders, “una firma financiera cuya misión es apoyar a pymes y ‘startups’ en sus planes de expansión y consolidación, a través de la búsqueda de un modelo óptimo de financiación”.
Por un lado, Fellow Funders se encarga de canalizar capital, mientras que en XtartCube son arquitectos de empresas cuya labor es hacer crecer el proyecto desde dentro, estructurarlo, aportar networking y abrir las puertas a profesionales y alianzas. En definitiva, tratan de “convertir un proyecto en una compañía exitosa”, sostiene Grande.
Todos ellos se muestran satisfechos con el respaldo obtenido por el proyecto de la ‘startup’ y destacan como “muy relevante” que, en este proceso de levantamiento de capital, se haya cerrado un acuerdo de colaboración con la Universidad de Navarra y la Clínica Universidad de Navarra. Sin duda, se trata de un apoyo importante, que se une al respaldo en Navarra dado por Sodena, que ya formaba parte del capital.
A finales de 2023, la ‘startup’ quiere poner el ‘software’ en el mercado y que pueda estar disponible en los hospitales para su uso en pacientes. Y en el caso de las empresas farmacéuticas, se habilitará en unos meses con el fin de estudiar los resultados de nuevos fármacos. “Nuestro caballo de batalla es el cáncer y hacer de este test un avatar de un paciente”, sentencia el CEO de la empresa.
También trabajarán para que este pez pueda evaluar la efectividad de la inmunoterapia. Porque, en estos momentos, ningún animal sirve para probar este tipo de fármacos de forma precisa.
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