Casco y visera casi limpios, guantes ajustados y rodilleras apretadas. El tímido sol de marzo se alza sobre Estella mientras el piloto de 16 años Daniel Sánchez espera a que sus padres ultimen los preparativos para viajar a Ujué. Por fin va a cumplir su sueño de competir en una carrera de enduro. Desgraciadamente, los planes se echan al traste en el último momento cuando el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, comparece para decretar el estado de alarma. Carrera suspendida y frenazo en seco a sus aspiraciones, al menos durante un tiempo.
Las ganas de volver a subirse a su KTM no hicieron más que crecer durante el confinamiento. Hoy, con 22 años, ha participado en varias carreras a nivel autonómico y dos en el ámbito nacional, entre las que destaca el segundo puesto logrado hace dos años en una carrera de la Categoría Trofeo de la Federación Navarra de Motociclismo (Lumbier). Incluso ha competido en el Campeonato de España de Enduro.
“Mis padres siempre me han enseñado que el que algo quiere algo le cuesta. Por eso empecé a trabajar tan pronto”
Sin embargo, tal y como recuerda a menudo en sus vídeos, correr a este nivel es muy caro. Por eso se apoya en las redes sociales, donde suma 348.000 seguidores en TikTok, 277.000 en Instagram y 23.000 suscriptores en YouTube. Unos números sobresalientes, gracias a los cuales cuenta con el apoyo de marcas y patrocinadores para mejorar sus motos y costearse las inscripciones.
Uno de ellos es la empresa catalana WP Eric Augé, que centra su actividad en el diseño y la fabricación de suspensiones, aunque la primera que confió en él fue la andorrana Motocard, especializada en accesorios y equipamiento para motoristas. De hecho, tiene su propia línea de prendas para motocross, Roost, que el propio Daniel viste. “Me contactaron en 2022, cuando tenía 150.000 seguidores en TikTok y apenas llegaba a 15.000 en Instagram”, apunta a Capital Sport. En su moto también luce los logos de la vallisoletana OJ Graphics, diseñadora de adhesivos y plásticos; One Gripper, creadora de la funda de silicona antideslizante de su asiento; SM Racing Spirit, especializada en llantas de radios; y DirtCült, de ropa de calle. Además, recientemente ha sido nombrado embajador de GoPro Family.
ESTILO PERSONAL
Pero su trayecto comenzó en YouTube. “Solía ver vídeos de dos ciclistas que hacían trucos con la bici: Fabio Wibmer y Danny MacAskill. Siempre pensaba en lo guay que sería grabar algo parecido, pero subían cada locura que era impensable imitarles. En el enduro nadie hacía nada parecido, así que no tuve un referente como tal. Había recopilaciones de saltos, caídas, pasadas o subidas increíbles, pero no con el estilo de un blog, como hago yo”, describe.
“El día que no sienta las ganas de seguir a este ritmo me dedicaré al marketing en redes sociales”
Con el auge de Instagram, y tras superar “la vergüenza inicial”, el piloto navarro empezó a subir vídeos cortos con un toque de humor: “Algunos los veían 1.000 o 2.000 personas, y otros casi nadie, pero disfrutaba mucho con la dinámica de grabar y subir acto seguido”. Ese es el estilo que continúa dando a su contenido.
Se define como un piloto precavido, aunque cualquiera lo diría al ver cómo en sus vídeos salta por encima de coches en movimiento. “Me gusta ir rápido, pero siempre con cabeza. Intento no lesionarme porque no me apetece quedarme una temporada sin conducir, como en la pandemia”, asiente. De hecho, ya sabe lo que es guardar la moto en el garaje durante varios meses por una mala caída. Ocurrió en el circuito de Ayegui. “Se me fue la rueda de delante en una curva y no pude hacer anda para evitarla. Mi mano izquierda aterrizó sobre una piedra y me fracturé varios huesos de la muñeca y un ligamento”, concreta para añadir acto seguido que ya puede frenar con normalidad.
CON SU PROPIO DINERO
Su primera moto fue la típica azul y amarilla de Molto que tantos niños de los 2000 han conducido arrastrando sus pies sobre el asfalto. Ya de crío, solía girarse hacia sus padres, Fran y Laura, cuando veía una de monte para pedirles que le compraran una. Y, aunque a menudo se reían con sus fantasías, estos siempre le advirtieron de que, en el caso de adquirir finalmente una cuando se hiciera mayor, debería pagarla con su propio dinero.
Así que, con tan solo 16 años, empezó a trabajar los fines de semana como camarero en el restaurante Venta de Larrión para adquirir una KTM EXC 125 de 2010, a la que había echado el ojo en Wallapop. Aun así, quedaba lejos de su presupuesto, pero su tío José Luis le prestó los 600 euros que le faltaban. Hoy, esta simbólica cifra acompaña a su marca personal: Dani Sánchez 600.
“Mis padres siempre me han enseñado que el que algo quiere algo le cuesta. Por eso empecé a trabajar tan pronto”, resalta. Desde que se sacó el carné de ciclomotor ha tenido ya diez motos, que ha ido vendiendo después una a una para comprar la siguiente. Y no solo de enduro, sino también de trial y motocross. “Recuerdo con mucho cariño la primera con la que empecé a grabar, una KTM EXCF 2’5 de 2020. La gente la reconocía con facilidad en mis vídeos porque era amarilla”, rememora entre risas.
Pero, además de competir en enduro, el joven también echa una mano en la empresa de su familia materna, Egatex. Es más, estudió un doble grado superior en Administración y Finanzas con Marketing y Publicidad en Foro Europeo. “El día que no sienta las ganas de seguir a este ritmo me dedicaré al marketing en redes sociales”, apostilla.