La calle Amaya hoy luce una imagen diferente. La restauración del edificio número 36 de esta vía ha permitido que esto pueda suceder. A través de la empresa Jacar Montajes SL, sus vecinos podrán disfrutar de una fachada remodelada y reforzada a través del novedoso sistema SATE.
Miguel Ángel Jiménez, gerente de la compañía, asegura que esta obra es “especial”, ya que permite mantener la antigua fachada y, al mismo tiempo, crear otra nueva que “imite la original”. En ese sentido resalta que este tipo de trabajo es muy demandado por los arquitectos. La pérdida de la esencia y una cierta homogeneización de las ciudades son algunos de los motivos por los que estos profesionales prefieren esta opción.
Es una opinión compartida por José María Zuazu, tesorero de la Junta del Gobierno de Aparejadores y Arquitectos Técnicos de Pamplona (COAAT), quien explica a Navarra Capital que, efectivamente, dicha técnica está bastante recomendada. “El sistema SATE es un método de aplicación de aislamiento térmico por el exterior, que permite corregir muchos puentes térmicos, pasos de forjado, encuentros de carpintería, de pilares exteriores”, relata.
Otra de las ventajas que ofrece este tipo de revestimiento es el ahorro energético de hasta un 70 % que puede suponer para los vecinos. Pero Zuazu advierte que este dato hay que “cogerlo con pinzas”, ya que dependerá de los usos y las costumbres del vecino.
EL AISLAMIENTO BAJO LUPA
A partir de ahí, la aplicación de este método es, a juicio de Zuazu, “bastante sencilla”. “Se aplica una regularización del soporte, sellando deficiencias, y se aplica una primera capa de mortero. Se coloca un perfil de soporte en la parte inferior de la fachada y posteriormente se coloca unos paneles de producto aislante adherido a la fachada. Estos paneles llevan un soporte mecánico para que no se mueva”, detalla el ingeniero.
José María Azazu (COAAT): “Las construcciones de este tipo no suelen ser “complejas”, aunque la dificultad reside en todos los detalles que adornan la fachada”.
Después de colocarlo todo, se aplica un enmallado y revestimiento por encima de este material, para darle al final otro acabado a través de un mortero acrílico con el color visible tras la obra.
Las construcciones de este tipo no suelen ser “complejas”, aunque la dificultad reside en todos los detalles que adornan la fachada. Para Zuazu, la complejidad depende de “las volumetrías de las composiciones que tengan, de los huecos. Pero realmente no es un producto que tenga una tecnología extraordinaria”. También es una operación segura, ya que no necesita ninguna medida de seguridad extraordinaria para poder ejecutarla.
Según Jiménez, en concreto en la calle Amaya “hubo que colocar cada uno de los ladrillos mediante plaquetas cerámicas extrusionadas una a una, con una absorción concreta, para poder colocarlo sobre el SATE”. Las molduras están fabricadas a medida según las existentes, mediante poliestireno expandido y se colocan con un revestimiento de mortero específico para instalarlo en la fachada. Después, tanto las plaquetas cerámicas como las molduras son fijadas bajo las prescripciones establecidas por el fabricante del sistema de SATE y la dirección de obra.
En cuanto a la garantía de su eficiencia, el sistema SATE suele tener una perdurabilidad de veinte años. Pero puede aumentar hasta los 40 o 50 años en caso de que el mantenimiento sea el adecuado.
APLICACIÓN PRÁCTICA
Al frente del proyecto de la calle Amaya se encuentra el arquitecto Ramón García. Aparte de la restauración, él gestionó todos los problemas de accesibilidad del edificio, como la instalación de un ascensor, además de la centralización de los contadores, una obra que él considera “muy complicada”.
El coste final de la obra en Amaya, 36 ha sido en torno a los 400.000 euros.
El coste de la obra osciló en torno a los 400 mil euros. Gracias a este revestimiento, el cliente puede ahorrar “entre un 40 y un 50 %” respecto a otros tipos de obras. Pero sin contar el coste que supone otros elementos más detallados, como rellenar los huecos de las fachadas originales.
García también destaca la “buena interacción” por parte de los vecinos. “Se han organizado muy bien. Tenían una interlocutora que permitía tomar las decisiones de manera rápida”, señala el arquitecto.