2020 ha sido un año sin precedentes para la sociedad actual. Y entre muchos de los aspectos que se han visto afectados, el mercado laboral ha sido uno de los más sacudidos por la pandemia. La irrupción del Covid-19 trajo consigo la generalización del teletrabajo como una práctica habitual entre la población activa. En medio de tanta incertidumbre, por otra parte, el colapso sanitario y la consiguiente crisis económica provocaron a su vez una fuerte oleada de Expedientes de Regulación de Empleo (ERTE). En definitiva, la ‘nueva normalidad‘ vino acompañada de muchas sorpresas desagradables, pero también puso de manifiesto la urgente necesidad de subirse al tren de la digitalización.
Con la desescalada, la alegría de volver a respirar aire fresco chocó a su vez con la constatación de que el mundo que tanto añorábamos no era de color rosa. Mientras unos contaban los minutos para regresar a sus oficinas, otros vislumbraban con pavor ese día en el que tendrían que abandonar la comodidad de su hogar. Algunos nos acusarán de padecer ‘síndrome de la cabaña‘, pero el trabajo a distancia -con sus luces y sus sombras- es una alternativa que resulta idónea para muchos perfiles y que puede facilitar la conciliación.
No prometemos que tras leer este artículo se convertirá en un repostero estrella, en un sabiondo podcaster o en un influencer millonario. Sin acceso a cirugías estéticas ni a filtros de Instagram, tan solo pretendemos proporcionar algunas claves para facilitar la reinvención profesional dentro de un contexto que cambia a una velocidad vertiginosa.
Aunque el concepto puede estar asociado a charlas motivacionales soporíferas, la realidad es que la mayoría de los afectados por el coronavirus han tenido que someterse a un proceso de upskilling y reskilling. Así lo señala un informe elaborado por la consultora Spring Professional, perteneciente al Grupo Adecco. Este cambio, además, se ha hecho a contrarreloj en la mayoría de las ocasiones. Y nos ha obligado, asimismo, a priorizar ciertas habilidades y competencias sobre otras, como la resiliencia, la adaptación al cambio y, por supuesto, las habilidades digitales.
Las contrataciones han aumentado en áreas como la ciberseguridad, la information technology (IT) y el marketing.
En muchos mercados, los puestos de trabajo más demandados se han transformado en función de lo que el nuevo escenario demandaba. El e-commerce, por ejemplo, ha sido un sector estrella.
Muchos otros, además, han visto aumentar sus contrataciones en áreas como la ciberseguridad, la information technology (IT), el márketing y los ámbitos sanitario y farmacéutico. Porque estos últimos no solo hacen falta en hospitales y centros de salud, sino también en el campo de la atención telefónica.
Estos perfiles son muy diferentes entre sí, pero todos tienen un carácter estratégico y se adaptan -o al menos son capaces de hacerlo con rapidez- a la incertidumbre que todavía invade muchos aspectos laborales. Cada vez es más importante que estos nuevos profesionales tengan un perfil multidisciplinar, con una gran polivalencia, capacidad analítica y orientación a resultados, así como una visión estratégica, proactividad y adaptación al cambio. Dichas necesidades están más presentes que nunca en las empresas, debido al entorno tan cambiante en el que operan y al proceso de transformación digital en el que la mayoría se encuentran inmersas.
A lo largo de este año, los protagonistas del mercado laboral deberán profundizar en la adquisición de soft skills relacionadas con dotes comunicativas, adaptación al cambio, resolución de problemas, agilidad en la toma de decisiones y altas dotes de empatía. Todas ellas deberán ir emparejadas, eso sí, con habilidades tecnológicas avanzadas.