El ronquido es el ruido que se crea cuando las vías respiratorias superiores se relajan al dormir y se estrechan. El choque entre la lengua, el paladar blando y la úvula (o campanilla) hace que la garganta vibre, lo que produce el ruido cuando pasa el aire. Cuanto más se estrechen, o si hay algo que obstruya las vías respiratorias, con más fuerza pasará el flujo de aire y más potente será el ronquido. Los expertos de DosFarma nos explican cuáles son los motivos por los que pueden producirse, y no todos implican algún problema de salud.
1. Una alteración en la anatomía de la boca o la nariz
Hay personas que tienen una úvula demasiado larga o tienen el paladar blando hinchado. También una lengua muy grande o tener el tabique nasal desviado pueden provocar los ronquidos.
2. Adenoides o vegetaciones
Son masas de tejido situadas en la parte posterior de la cavidad nasal. Su función es similar a la de las amígdalas, pues son parte del sistema inmunitario de los niños. Suelen desaparecer en torno a la adolescencia, pero a veces se inflaman o infectan, lo que dificulta la respiración de los pequeños.
3. Una enfermedad
Las dolencias que afectan a las vías respiratorias y las obstruyen (un resfriado o una alergia, por ejemplo) son uno de los motivos principales, ya que no nos dejan inhalar con normalidad.
4. No dormir lo suficiente
Si estamos muy cansados al irnos al dormir, los músculos de la garganta se relajan más y pueden bloquear parcialmente las vías respiratorias y vibrar por el paso del aire.
5. La posición al dormir
Se ronca más cuando dormimos boca arriba porque el efecto de la gravedad sobre la garganta hace que las vías se estrechen aún más.
6. El sobrepeso
El tejido extra en el cuello que pueden tener las personas con sobrepeso u obesas presiona las vías respiratorias y las estrecha.
7. El embarazo
Las embarazadas tienden a roncar porque se aumenta de peso, se hinchan los tejidos, se alteran los niveles hormonales y el volumen de la tripa hace que se reduzca la capacidad pulmonar.
Los ronquidos no son una enfermedad, pero sí pueden ser una señal de que tenemos un trastorno llamado apnea del sueño. Ocurre cuando las vías respiratorias se obstruyen hasta el punto de que dejamos de respirar mientras dormimos. Las personas con apnea del sueño pasan por ciertas fases una y otra vez mientras duermen:
- Dejan de respirar durante 10 segundos o más.
- Cuando vuelven a respirar, sueltan un soplido o jadeo. Sin darse cuenta, se despiertan. Puesto que este ciclo se repite toda la noche, no consiguen descansar correctamente.
- Vuelven a roncar.
Cuando los ronquidos no son una señal de algún problema médico, como la apnea del sueño, hay algunos consejos que se pueden seguir para evitarlos. Estas son algunas claves sencillas para poner en práctica y así mejorar la calidad de nuestro sueño y del de quienes duermen con nosotros:
No beber alcohol antes de dormir
El alcohol favorece la relajación de los músculos de la garganta, por lo que tiende a estrecharse y a vibrar más cuando entra el aire.
Dormir de costado
Los ronquidos empeoran al dormir boca arriba, por lo que es mejor evitar esa posición.
Usar más de una almohada
Si preferimos dormir boca arriba, es útil elevar la cabeza unos 45 grados. Una forma sencilla de conseguirlo es usar más de una almohada.
Usar productos antirronquidos
Hay una gran variedad de productos que ayudan a liberar las vías respiratorias y favorecer el paso del aire. Se puede optar por espráis o tiras nasales que ayuden a reducir las vibraciones y, con ello, el ruido.
Vigilar el sobrepeso
Seguir una dieta equilibrada y hacer ejercicio moderado con regularidad son claves para mantener un peso saludable.
Dejar de fumar
El tabaco daña gravemente las vías respiratoria. Además, reseca las mucosas y las inflama, con lo que tiende a obstruir el paso del aire.
Utilizar un humidificador
Es útil cuando los ronquidos se deben a la obstrucción de las vías respiratorias por un exceso de mucosidad. La sequedad del aire, tan típica del invierno y del uso continuo de las calefacciones en casa, irrita la garganta y dificulta la eliminación del moco. Añadir humedad al ambiente facilitará la expulsión de la mucosidad y ayudará a inhalar mejor.