Tienes unos once o doce años. Suspiras. A regañadientes, te sientas en la sala de espera. Cuando escuchas tu nombre, levantas la mirada y, con cierto temor, sigues los pasos del dentista. Y entonces ves ese característico sillón inclinado y los infinitos instrumentos que hay junto a él. Pinzas, jeringuillas, ese extraño aparato para aspirar saliva… “Mamá tenía razón, no debería haber comido tantas chuches”, piensas cabizbajo mientras abres la boca y dejas que analicen tus dientes. Para muchos niños, acudir al dentista puede ser, quizá, aterrador. Pero Idoya Orradre era una excepción.
“A mí no me daba miedo ir al dentista, me encantaba. Veía el agua del grifo, el asiento con botones… Me parecía muy divertido”, relata entre carcajadas al tiempo que alisa con la mano su uniforme blanco, contenta de que aquellas anécdotas de su infancia hoy hayan cobrado sentido. Su madre y su hermano son médicos, y su hermana, fisioterapeuta. Por eso ríe al reconocer que ya desde niña tenía “el tema sanitario muy inculcado”.
En el colegio, le llamaban más la atención las ciencias que las letras. Aun así, cuando en algún descanso entre clase y clase aprovechaba para realizar esos típicos test que llevan por titular “Descubre qué tipo de personalidad tienes”, el resultado sugería que nuestra protagonista estaba hecha para ser espía o paracaidista. “Me gustan la adrenalina y la aventura, pero decidí ser odontóloga. Mis padres siempre nos han enseñado a ayudar a los demás, y lo enfoqué hacia la salud de las personas”, aclara a sus 42 años con cierta ternura.
En Pamplona, la ciudad donde nació y creció, no existía la opción de estudiar la carrera de Odontología, por lo que optó por trasladarse a la Universidad Complutense de Madrid. De entre todo lo aprendido durante aquellos años, había dos ámbitos que captaron especialmente su interés: los problemas de mandíbula y los trastornos de sueño. Por eso, más tarde amplió su formación con un Máster en Trastornos Temporomandibulares y Dolor Orofacial por la Universidad CEU San Pablo, y otro en Trastornos del Sueño por la Universidad del País Vasco (UPV/EHU). Después de adquirir experiencia en ambos terrenos durante quince años, de la mano de una clínica dental ubicada en Pamplona, llegó a un punto de inflexión. “¿Y si creo mi propio centro?”, pensó. Y enseguida se lanzó a la aventura. “En Navarra no había ningún lugar que se dedicase exclusivamente a estos campos, así que decidí montar la primera clínica especializada en dolor orofacial, trastornos temporomandibulares y medicina dental del sueño”, desgrana a Navarra Capital.
“INFRAVALORAR” EL SUEÑO
En busca de un local donde materializar su proyecto, se topó con el barrio de Azpilagaña. Así, desde el pasado mayo, la calle Luis Morondo Urra luce un establecimiento único en la Comunidad foral. A pesar de que su interior alberga un par de aquellos sillones tan característicos de los dentistas, Idoya no realiza empastes ni implantes. Una de sus líneas de trabajo se centra en los trastornos respiratorios del sueño y, cuando un paciente se sienta y narra lo que le ocurre, ella entona dos preguntas: “¿Roncas? ¿Hay alguna persona que te haya visto durmiendo y haya detectado que en algún momento te quedas sin respirar?”.
Lo cierto es que la apnea obstructiva del sueño (AOS) es uno de los principales problemas que padecen los usuarios de Equiosna y, aunque también afecta a algunos jóvenes, normalmente se trata de personas que superan los 50 años de edad. “Es mucho más frecuente de lo que pensamos, y los odontólogos somos los primeros que podemos detectarla. No te vas a morir de apnea, pero sí está muy relacionada con muchas enfermedades, como el Alzhéimer. Por eso es importante que se diagnostique cuanto antes”, expresa.
Con la necesidad constante de querer llegar a todos lados, la vida se torna cada vez más y más acelerada. Y, para disponer de más tiempo libre, muchas veces nos quitamos horas de sueño. Cabizbaja, nuestra protagonista sostiene que actualmente el sueño está “infravalorado”. Y suspira: “Pasamos un tercio de nuestra vida durmiendo, descansar es tan importante como una buena alimentación. Si no duermes bien, estás más irritable, tienes menos capacidad de concentración, puedes padecer pérdidas de memoria… Hay que concienciarse sobre esto”.
EL DOLOR SE “IRRADIA”
También a causa de ese “ritmo de vida”, muchas personas padecen estrés. En algunas ocasiones, se manifiesta en dolores quizá difíciles de identificar. “Hay gente que va al dentista porque le duele una muela, pero no le detectan nada. A veces, al dentista no se le enciende la bombilla y no se da cuenta de que ese dolor puede venirle por otras causas o de otras partes del cuerpo. El dolor se irradia y el estrés puede manifestarse tensionando la mandíbula o apretando los dientes por las noches”, especifica Idoya para acto seguido remarcar la importancia de saber el origen de ese dolor para proponer así el tratamiento más adecuado.
“Pasamos un tercio de nuestra vida durmiendo, así que descansar es tan importante como una buena alimentación”
Chasquidos al abrir la boca; dolor al masticar; molestias en el cuello, en la cabeza, en la cara… Son muchos los síntomas que determinan un problema en la articulación de la mandíbula, como el conocido bruxismo. “Cada paciente es único y a cada uno se le da un tratamiento personalizado”, asegura la creadora de Equiosna. Mientras sujeta entre las manos un prototipo de férula dental, suspira: “A muchos de estos pacientes nunca se les ha dado un diagnóstico porque en una clínica normal no saben cómo manejar la situación. Debería haber más formación al respecto”. De hecho, para aportar su granito de arena, Idoya también ejerce como profesora en un Máster de Dolor Orofacial, Medicina Oral y Medicina Dental del Sueño que se inauguró el año pasado en la Universidad Europea.
Muchos de los problemas de sus pacientes también tienen un “trasfondo psicológico” o síntomas que precisan de otros expertos. Por eso, nuestra protagonista los deriva a psicólogos, fisioterapeutas u otorrinolaringólogos. “La medicina dental del sueño es un trabajo interdisciplinar. No dormir o tener dolores orofaciales puede afectar a tu estado de ánimo, y es importante que otros profesionales se encarguen de eso para que el paciente se sienta del todo aliviado”, concluye al tiempo que contempla su local, orgullosa de aquella pequeña Idoya que visitaba con ilusión al dentista y hoy ha cumplido un sueño.