Vivimos tiempos paradójicos. Mientras el paro juvenil a nivel nacional continúa situándose muy por encima de la media europea, infinidad de puestos de trabajo disponibles no llegan nunca a cubrirse por falta de profesionales especializados. “Algo falta en el engranaje”, valoran desde el Servicio Navarro de Empleo–Nafar Lansare (SNE-NL), sobre todo teniendo en cuenta la creciente tasa de matriculados en las universidades o el auge de la Formación Profesional (FP). “No es cierto que no existan personas para contratar. El problema suele ser que no poseen la preparación específica que las empresas requieren”, explica Miriam Martón, directora gerente del SNE-NL.
Conscientes de esta necesidad, la entidad ha diseñado una solución “adecuada, moderna y actualizada”, que permita paliar las carencias detectadas por las compañías fomentando, al mismo tiempo, la inserción de personas desempleadas al mercado laboral. Con ese espíritu nacen las Escuelas Sectoriales de Aprendices, pensadas como iniciativas que requieren la implicación directa del sector privado. El objetivo, en este sentido, es que las compañías contribuyan decisivamente a la formación de quienes podrían convertirse en sus futuros trabajadores.
Carmen Maeztu: “Con este programa, todas las partes salen ganando. El empleo, especialmente en las personas con mayores dificultades, es un factor determinante para la inclusión y participación plena en la sociedad”.
“Queremos que las empresas generen cantera con nosotros, contratando a personas a las que ofrezcan, al mismo tiempo, una formación que se ajuste a las necesidades de la firma y del sector”, remarca Martón. La iniciativa, presentada este viernes en Civican durante un acto presidido por la consejera de Derechos Sociales, Carmen Maeztu, supone rescatar las ventajas intrínsecas de los gremios en la Edad Media, donde los maestros de la época “daban por hecho que debían incorporar a nuevos miembros para garantizar el futuro del taller”. En este caso, es probable que los aprendices no solo se conviertan en alfareros, zapateros o carpinteros, sino que reciban herramientas para entrar en un mercado que demanda perfiles cada vez más especializados: desarrolladores de software, cuidadores de ancianos, instaladores de placas solares, reparación de vehículos…
“Con este programa todas las partes salen ganando. El proyecto es muy ilusionante para cualquiera. El empleo, especialmente en el caso de las personas con mayores dificultades, es un factor determinante para la inclusión y participación plena en la sociedad”, señala Maeztu.
No se trata, en definitiva, “de inaugurar un curso puntual al que se puedan apuntar las personas en desempleo”, sino de crear un itinerario que articule servicios como la orientación profesional, la preselección de los participantes, la formación inicial y el fomento del empleo a través de contratos de formación y aprendizaje, previos a la contratación en prácticas o indefinida. “Bautizamos este proyecto con el nombre de ‘escuela’ porque es algo que permanece en el tiempo y que obedece a necesidades cíclicas a las que se enfrentan distintos sectores económicos”, precisa el director del Servicio de Desarrollo de Competencias Profesionales en el SNE-NL, Carlos Adín.
Miriam Martón: “Queremos que las empresas generen cantera con nosotros y que ofrezcan una formación que se ajuste a sus necesidades y a las de su sector”.
A través de las Escuelas Sectoriales de Aprendices, el SNE-NL espera formar este otoño a unas 200 personas desempleadas sin cualificación. En 2021, ya ha lanzado ayudas de hasta 4.400 euros para las compañías que realicen contratos de formación y aprendizaje y de entre 4.000 y 10.010 euros a otro tipo de contratos, “dependiendo de la duración o del colectivo contratado”. Así mismo, en lo que va de año ha financiado dieciocho procesos de formación a diez organizaciones, once de los cuales derivan en Escuelas de Aprendices y que han contado con la participación de 304 personas para sumar un total de 3.410 horas lectivas. Así, hasta comienzos de septiembre, ya había destinado 501.000 euros a la financiación de estas iniciativas.
Este año, la institución ha lanzado ayudas de hasta 4.400 euros para las compañías que realicen contratos de formación y aprendizaje y de entre 4.000 y 10.010 euros a otro tipo de contratos.
DOS POSIBLES CAMINOS
El trayecto implica un acompañamiento constante por parte del SNE-NL. Una vez detectadas las necesidades específicas de cada ramo de actividad, la entidad camina junto a las empresas en la selección de candidaturas idóneas que podrían sumarse al programa.
Tras ese punto de partida, las personas interesadas cuentan con dos opciones. La primera se sustenta en la incorporación inmediata de desempleados mediante contratos de formación y aprendizaje. Bonificado por la Seguridad Social, este tipo de compromiso -cuya duración varía entre uno y tres años- conlleva asimismo la financiación de los procesos formativos donde se incorpora obligatoriamente un certificado de profesionalidad por parte del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE). Todo ello, eso sí, con la condición de que las personas recién incorporadas vía contrato al puesto de trabajo dediquen el 25 % de su jornada laboral -y el 15 % en los dos ejercicios siguientes, si fuese el caso- a formarse, cobrando un 75 % de lo estipulado en el convenio.
De forma complementaria, la segunda alternativa consiste en una acción formativa subvencionada por el SNE-NL, de una duración de un máximo de 300 horas a lo largo de un trimestre y que finaliza con la contratación del 40 % de los participantes. Esta modalidad implica un diseño “a medida” y acorde a las necesidades de cada empresa. Adicionalmente, hace de la selección de los candidatos un proceso mucho más detallado y personalizado, puesto que los reclutadores pueden escoger a los mejores participantes.
Carlos Adín: “Bautizamos este proyecto con el nombre de ‘escuela’ porque es algo que permanece en el tiempo y que obedece a necesidades cíclicas a las que se enfrentan distintos sectores económicos”.
No son solo estas las ventajas de la modalidad que incorpora el contrato de formación y aprendizaje. Al ser una oferta dirigida a un público objetivo específico -menores de 25 años que, en su mayoría, han abandonado el sistema educativo y personas con discapacidad o en situación de vulnerabilidad-, el SNE-NL apuesta por el futuro laboral de estos colectivos.
En concreto, el programa hace énfasis en la adquisición de herramientas ampliamente valoradas en el mercado, que abran el camino a la posibilidad de recibir un sueldo “digno” por los servicios prestados. De esta manera, surge todo un abanico de posibilidades para aquellos jóvenes que han abandonado los estudios “al no estar convencidos de los modelos de educación habituales“, subraya Martón, pero también para aquellos colectivos vulnerables que, a pesar de tener “un gap en cuanto a la cualificación necesaria”, no están dispuestos a trabajar sin un salario a cambio. La experiencia ya ha resultado muy fructífera para compañías como el Grupo AN o Volkswagen.
El fabricante de automóviles comenzó hace dos años una experiencia piloto “que está dando unos muy buenos resultados”. La cooperativa agraria, por otra parte, inició el proceso este año, “ratificando las expectativas iniciales”. Próximamente, y con una inversión de casi 300.000 euros a cargo del SNE-NL en este año 2021, se incorporarán al sistema Saltoki y el sector de reparación de vehículos a través de la Asociación Navarra de Talleres de Reparación de Vehículos (ANTRV). Precisamente, esta última entidad es un ejemplo de cómo abordar la iniciativa en un contexto como el navarro, en el que predominan las pymes y micropymes. El asociacionismo, defiende Adín, es una herramienta clave para poner en marcha este tipo de proyectos que requieran de una “masa crítica suficiente para generar canteras rotatorias” y para llegar a acuerdos en los que algunas empresas de un mismo sector contraten al mismo tiempo.
FORMACIÓN CONTINUA
La constitución de las Escuelas Sectoriales de Aprendizaje, en todo caso, aporta un potencial que va más allá de la formación y contratación de personal especializado en las empresas de la Comunidad foral. De hecho, y junto con el SNE-NL, la Confederación Empresarial Navarra (CEN) presentó una oportunidad derivada de este proyecto. Mediante una alianza entre ambas instituciones, se abre la puerta a que estos núcleos creados también promuevan el reciclaje profesional necesario para poder cubrir los perfiles que demanda el mercado.
Hasta comienzos de septiembre, el SNE-NL había destinado 501.000 euros a la financiación de acciones formativas.
Las dos entidades apostaron por seguir generando formación específica, con el correspondiente apoyo técnico y económico, agrupando los intereses de compañías del mismo sector y accediendo de esta manera a los fondos que la Fundación Estatal para la Formación en el Empleo (FUNDAE) dispone para los empleados de compañías, a través de la bonificación de las cuotas de la Seguridad Social.
Además de las organizaciones anteriormente mencionadas, a la cita acudieron representantes de entidades empresariales como la Asociación Empresarial de Carpinteros y Ebanistas de Navarra (ACEN); Fundación Laboral de la Construcción en Navarra (FNLC); Asociación de Residencias y Servicios de Atención a los Mayores Lares Navarra; Asociación Navarra de Empresarios del Transporte por Carretera y Logística (ANET); Cámara Oficial de Comercio, Industria y Servicios de Navarra; Asociación de la Pequeña y Mediana Empresa del Metal de Navarra (APMEN); y la Asociación de Empresas de Economía Social de Navarra (ANEL). El objetivo era conocer las experiencias y las nuevas oportunidades que se les presentan con este nuevo proyecto. Asimismo, asistieron diversos responsables del impulso de las políticas activas de empleo, pertenecientes a los sindicatos CCOO, UGT y LAB.
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