Peldaño a peldaño, la fabricante de escaleras Fibermad se ha hecho un hueco en el mercado internacional. Tras ser adquirida en enero de 2022 por Hispano Industrias Svelt, perteneciente al grupo italiano Svelt, la firma, ubicada en Barbatáin, ha posicionado su producto en países como Italia, Bélgica, Portugal o Finlandia. Ahora, sus actuales dueños, la asturiana Carmen Álvarez y el bilbaíno Javier Urraburu, planean llegar a otros mercados como Francia, Rumanía o América Latina.
El hecho de pertenecer al grupo Svelt ha supuesto un importante impulso para la compañía en estos casi dos años. “Desde Italia nos han aportado su red de distribuidores”, explica Urraburu. En estos momentos, las ventas internacionales suponen el 10 % de la facturación de Ibermad, que ascendió a 2 millones de euros en 2022. Este año, los responsables de la firma esperan ingresar medio millón más (+25 %).
La firma fue creada por la familia Zugasti en 1970 con el nombre de Escaleras Navarra. Y sus instalaciones se encontraban en la calle Ferrocarril de Pamplona. En aquel entonces, solo producía escaleras de madera, el producto estrella de la compañía actualmente, y en 2005 se trasladó a Barbatáin con el fin de dar un nuevo impulso al negocio. De este modo, dos años más tarde, la empresa introdujo también la fibra de vidrio en su catálogo. “La madera se humedece y puede llegar a pudrirse. En cambio, la fibra es un plástico muy fuerte y más reacio a deteriorarse”, apostilla Álvarez, que pone en valor el recorrido de la firma realizado por sus fundadores.
UNA EMPRESA CON GRAN POTENCIAL
En 2021, Hispano Industrias Svelt, cuya sede central se encuentra en Siero (Asturias) y que fue fundada en 1999 por Álvarez y Urraburu, decidió diversificar. Fue entonces cuando se gestó la compra de la empresa navarra, que pasó a llamarse Fibermad. “Nosotros producíamos escaleras de aluminio, pero nos faltaba cubrir un nicho: la madera. Vimos que Escaleras Navarra tenía un gran potencial y contactamos con los antiguos dueños, Txomin y Sergio Zugasti. El coste económico era mayor que otras operaciones que barajábamos, pero también era la más interesante”, detalla Urraburu a este medio durante una visita a la capital navarra, donde se ha afincado su hijo Álvaro, que trabaja en el Departamento Comercial.
Con la entrada de los nuevos propietarios, la fábrica experimentó una profunda transformación. Separaron las oficinas del taller e implementaron unas normas más estrictas en la planta de producción de la mano de David Beunza. Además, están trabajando en la automatización de los procesos de fabricación, que se ha iniciado con el ensamblaje de las escaleras de madera. Por último, han creado un taller de soluciones especiales, donde llevan a cabo trabajos a medida, tanto de madera como de aluminio y fibra: “El cambio costó más de lo que esperábamos. Los hermanos Zugasti heredaron la empresa de su padre, no paraban de trabajar y no tenían la necesidad de atender ciertos aspectos que nosotros sí debemos valorar”.
A pesar de que Fibermad haya cambiado de manos, los antiguos dueños siguen colaborando en la empresa. De hecho, Txomin continúa ejerciendo como diseñador de productos y comparte su conocimiento de la maquinaria y de las antiguas pautas de fabricación a los diecinueve empleados de la plantilla, siete más que en 2021. “Es muy importante tener a Txomin en la fábrica. Tras la compra, le propusimos que siguiera con nosotros sin estar sujeto a horarios. El soporte que ofrece al equipo es muy significativo”, ensalza la pareja.
LA INNOVACIÓN
El sector de las escaleras concentra gran parte de sus innovaciones en el campo de la estabilidad y la seguridad. En este sentido, la empresa de Barbatáin ha puesto el foco especialmente en su sistema anticaída, gracias al cual el operario se mantiene unido a la estructura gracias a un arnés en caso de que dé un mal paso o movimiento.
La fábrica no puede depender exclusivamente de la materia prima de España, ya que “es insuficiente” para atender las 50.000 escaleras anuales de madera que la compañía produce. Además, los tablones deben cumplir un requisito especial: que no tengan nudos. Por eso, Fibermad suele recurrir al pino americano y del norte de Europa. Y, respecto a la fibra de vidrio, cuenta con dos proveedores en Gipuzkoa y Bilbao.
En paralelo, la firma ofrece un servicio de asesoría centrado en la prevención de los riesgos asociados a su producto: “Es el futuro dentro del sector. En la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, no queda muy claro quién debe chequear la seguridad. Pero en el momento en el que una escalera supera los dos metros de altura, hay que planificar cómo será el trabajo de las personas que la van a usar, formarlas, determinar el equipo que van a necesitar, agendar revisiones…”, aclara Álvarez.