Como hemos visto en otros artículos, son muchas las empresas que se plantean la necesidad de generar impacto social. Al final, creo que una empresa, por su propia naturaleza, no debería alejarse jamás de lo social: proporciona empleo a varias personas, genera riqueza en su entorno, desarrolla un sector y su escala de valor.
No obstante, para desarrollar una línea de negocio cuya prioridad sea social, necesita identificar el reto que desea solucionar. Un reto que puede definir y promover junto con los clientes y junto con los proveedores. Además, necesitará un equipo de dirección implicado, unos empleados motivados y, por tanto, una cultura corporativa orientada a ello.
Esta idea socio-innovadora debe estar unida al core del negocio con el fin de que genere un impacto positivo en la cuenta de resultados y, por tanto, sea sostenible en el tiempo. Todas estas ideas nos ponen delante de algo clave: una empresa que prima la rentabilidad económica en el corto plazo es difícil que pueda innovar socialmente. Y, a mi juicio, es difícil que sea sostenible en el tiempo.
ANÁLISIS SIPRESTA
La pregunta que mucha gente me hace cuando sale el tema es ¿cómo una empresa puede identificar que se encuentra delante de un proyecto de Innovación Social? Como apasionada del tema, he leído y trabajado sobre distintas herramientas y quiero traer a esta tribuna la que propone el Gobierno de Navarra a través de su Unidad de Innovación Social. Tuve ocasión de reunirme con el anterior responsable de la Unidad, Julen Etxebeste, y conversar sobre la Innovación Social y su aplicación al mundo empresarial. Con el impulso y creación de esta área, desarrollaron una herramienta que -según he observado- es sencilla y útil. Se trata del análisis SIPRESTA, a través del cual obtenemos una puntuación según estas ocho variables:
“Es difícil que una empresa que prima la rentabilidad económica en el corto plazo pueda innovar socialmente”.
- Solución innovadora. Se trata de identificar algo original, diferente a lo convencional o que mejore lo que hay en algún factor relevante.
- Impacto Social. Que el proyecto contribuya al reto de forma significativa, que consiga resultados y cambie la situación.
- Participación. Que el proyecto esté enraizado en la participación, que se haya gestado y se desarrolle con aquellas personas o agentes involucrados.
- Replicabilidad y escalabilidad. Que tenga potencial de crecimiento para aumentar su impacto.
- Económicamente sostenible. Que tenga capacidad propia de perdurar en el tiempo y seguir generando impacto.
- Sostenibilidad medioambiental. Que respete el medio ambiente.
- Transformación social. Que sea capaz de cambiar las estructuras relacionales, económicas, culturales y sociales, así como ir a la raíz de las causas de los problemas.
- Abierto. Que el proyecto sea colaborativo, transparente, abierto y accesible.
Este es un primer paso que se ha de trabajar al comienzo de la aventura de Innovación Social. Pero más adelante vendrán otros, como en cualquier desarrollo de negocio. En este caso, se ha de trabajar más el problema que se quiere solucionar para conocerlo con hondura, se ha de pasar a la fase de cocreación con otros agentes relacionados como la cadena de suministros, se ha de estudiar la escalabilidad del negocio y, finalmente, la evaluación de los resultados. Pero sobre esto hablaremos en próximas tribunas.
Isabel Olloqui
Directora de Desarrollo en la Facultad de Comunicación de la Universidad de Navarra