Cuando hablamos de emprendimiento, normalmente lo hacemos pensando en la creación de nuevas empresas. Sin embargo, esa no es la única manifestación del emprendimiento. Este también puede materializarse dentro de las compañías ya existentes en forma de nuevos productos/servicios, nuevos procesos, obtención de patentes, creación de spin-offs… Este emprendimiento, directamente vinculado a la actividad innovadora de las empresas, también se conoce con el nombre de intraemprendimiento.
El intraemprendimiento tiene una gran importancia económica y social. En primer lugar, es esencial para mantener o aumentar la competitividad de la empresa, favoreciendo así la supervivencia de la misma en el medio y largo plazo, y por lo tanto el fortalecimiento del tejido empresarial y, con él, del empleo. Sin una actividad de, por ejemplo, desarrollo de nuevos productos/servicios o de nuevos procesos, las empresas verían amenazada su supervivencia en el mercado ante la entrada de nuevos competidores o el esperado declive en la demanda conforme se avanza a lo largo del ciclo de vida de los productos.
Además, por su conocimiento acumulado y su acceso a recursos y mercados, las compañías existentes tienen una capacidad para escalar nuevos proyectos superior a la de una empresa de nueva creación. De este modo, a través de esta actividad intraemprendedora, las empresas existentes cuentan con el potencial de generar riqueza y empleo con mayor celeridad.
Pero, ¿sabemos cómo es la actividad intraemprendedora de nuestras empresas? ¿Es superior o inferior a la de los países de nuestro entorno? La respuesta a estas cuestiones no es inmediata, pues el intraemprendimiento, como la mayoría de los procesos que se dan dentro de las empresas, no es un fenómeno fácil de cuantificar. Pero existen algunas medidas parciales que nos indican que los recursos destinados a la actividad intraemprendedora en Navarra, al igual que en España, son menores que los dedicados por las empresas de otros países de nuestro entorno. En concreto, el proyecto Global Entrepreneurship Monitor (GEM) aproxima, dentro de su abanico de indicadores de emprendimiento, el porcentaje de empleados por cuenta ajena implicados en actividades de intraemprendimiento para sus empleadores en el periodo de tres años que precede a la encuesta. Según el último informe GEM publicado, este porcentaje es de solamente el 2,2 % en Navarra, superior al 1,7 % que se observa en el conjunto de España, pero por debajo del 4,4 % en el que se sitúa la media de las economías de la UE28. Este rezago ha sido una constante desde que en 2014 se comenzase a medir este indicador de manera sistemática.
“Algunas medidas parciales nos indican que los recursos destinados a la actividad intraemprendedora en Navarra, al igual que en España, son menores que los dedicados por las empresas de otros países de nuestro entorno”.
A tenor de estos datos, parece evidente que es necesario promover una mayor actividad intraemprendedora dentro de las empresas. Para ello, es importante que seamos capaces de desarrollar un ecosistema emprendedor más maduro, en el que los diferentes actores, y en particular las empresas, refuercen su vocación innovadora. Es posible que ello también implique llevar a cabo algunos ajustes en su organización interna. En la medida en que la actividad innovadora de las compañías se basa en el aprovechamiento del conocimiento existente en la organización, los empleados se convierten en actores esenciales del éxito de este proceso. La investigación ha mostrado que para fomentar la innovación es necesario generar entornos organizativos adecuados con el fin de que los empleados desarrollen todo su potencial. Esto pasa por dotar de mayor autonomía a los trabajadores, fomentar su participación, premiar los éxitos y no castigar los fracasos, potenciar la cultura de la innovación o promover la confianza entre gestores y empleados.
Tal y como indica el último informe GEM Navarra, para incrementar la actividad intraemprendedora en la Comunidad foral es necesario apostar, tanto en el ámbito público como en el privado, por el fortalecimiento del capital humano y la orientación emprendedora, así como por la co-creación de oportunidades mediante colaboraciones entre diversos agentes del ecosistema emprendedor e innovador.
Martín Larraza
Catedrático de Organización de Empresas (Universidad Pública de Navarra)