Poco más de un mes queda para que el calendario marque el martes, 28 de julio, y de comienzo la primera edición del esperado Festival Pamplona Reclassics. Con él, sin duda, retornará la actividad cultural a nuestra ciudad, tras la llamada «nueva normalidad» impuesta por el Covid-19. Un nuevo modo de vivir que nos ha dejado sin fiestas de San Fermín este 2020. Sin embargo, desde la dirección de Pamplona Reclassics siempre se apostó por llevarlo a cabo, hasta en los peores momentos. ¿Cómo ha vivido estos últimos meses esa absoluta reconversión de un festival que nace con vocación internacional?
El festival se gestó hace más de diez años, fruto de una necesidad personal y artística de proyectar en la sociedad actual una conexión con la música clásica, un tema que al mundo clásico nos preocupa. Como lo vivo a diario desde el otro lado como músico, el hecho de poderlo ahora trabajar desde la gestión de un proyecto, me parece muy enriquecedor. Borrar falsos clichés que alejan a muchos de la clásica, y presentarla como un lenguaje posible de emocionar y transmitir a todo el mundo, sin importar si tiene o no conocimientos previos. Ese es uno de los objetivos de Pamplona Reclassics. Hace dos años que, junto a un magnífico equipo de trabajo, estamos embarcados en este proyecto con muchísima dedicación, y hace pocos meses que las circunstancias cambiaron por completo el panorama. Se nos plantearon muchas dificultades añadidas a las que se tiene al sacar un nuevo proyecto, y esto nos hizo, por una parte, afianzar la idea de que este festival tenía que salir de una u otra forma, y no dejar este año en blanco. Adaptamos programación, artistas, espacios… todo nuevo y pensado en este momento tan extraordinario que nos está tocando vivir. No dejarlo en blanco era la opción, porque siendo un año tan complicado debido a la crisis sanitaria, la parte emocional y psicológica del ser humano es fundamental para sobrellevarlo. La música es inspiración, energía, ilusión, y nos acompaña en todos los momentos. Queríamos compartirla especialmente en este año, y poderla presentar en una primera edición que sin duda será muy especial, mostrar la fortaleza y conexión de la sociedad a través de la música. Un renacimiento emocional. Para muchos músicos será nuestro primer concierto, y para gran parte del público su primer evento musical en directo.
¿Es consciente de que, probablemente, será el único festival que se celebre este verano en Navarra?
Fuimos el primer festival en directo a nivel nacional que confirmó su edición, y el primero también en directo presentado en Navarra hace unas semanas. Somos conscientes de haber abierto camino de alguna forma al adaptar la programación, los espacios y la planificación de medidas de seguridad en un año muy incierto.
Nace, además, con sello propio: «Replantear la música clásica y actualizar todas sus formas». ¿Cómo romper con ese manido cliché que ubica a la música clásica en ciertos sectores exclusivos de la sociedad?
Hay dos cuestiones básicas: la educación, y la conexión de la clásica con la sociedad. Dos elementos fundamentales para integrar la música clásica en la sociedad actual, desde los más pequeños, de forma que naturalmente crezcan con una visión renovada de la música clásica, pasando por el acercamiento a los jóvenes, a través de conexiones propias del siglo XXI con las que se sientan identificados. Hacerles ver que la música clásica no es cosa de mayores o de aburridos, como muchas veces tienen como referencia. Esa música clásica que ellos alejan de sus vidas está compuesta de obras maestras de compositores, de personas con una vida muy intensa que mucha gente de nuestra época se sorprendería al conocer. Si la música clásica no hubiera sido tan importante para la sociedad hubiera desaparecido, pero tiene más de cinco siglos de historia. Todas las músicas nacidas en el siglo XX tienen como raíz la clásica; las armonías, los ritmos… Es cierto que han surgido novedades como las tecnologías, y eso quizá sea lo que más tengamos que integrar ahora en el sector de la música clásica. De todas formas, el arte no existe para entenderlo, sino para vivirlo y emocionarse. Cualquier música puede tener cabida en los gustos de todo el mundo, pero la música clásica tiene un componente único a todas las demás, y es que tiene una trascendencia espiritual que conecta con lo más profundo de nuestro ser.
De hecho, desde la dirección afirman que Pamplona Reclassics es un festival tanto para melómanos exigentes como para nuevos públicos, curiosos por descubrir esta música. ¿Resulta difícil sumar adeptos en tiempos plagados de Malumas, Rosalías y electro-latino?
Mi inquietud como directora es marcar una diferencia, que Pamplona Reclassics sea una experiencia nueva, un descubrimiento. Y a la vez, que los habituales en las salas de conciertos se sientan identificados con una programación que también despierte la curiosidad de nuevos públicos, a través de instrumentos musicales que les sean cercanos o incluso nuevos, a través de las obras de repertorio escogidas, de la combinación de géneros musicales (¿por qué no puede haber un rap clásico?), pero sobre todo través de la frescura y calidad de los artistas que transmitan esa emoción que los hechice. Esta edición, y mi objetivo, es que todas cumplan con estos requisitos.
El ciclo Reclassics arranca con un homenaje a uno de los navarros más universales, Pablo Sarasate. Todos los artistas que participarán en él cuentan con trayectorias muy destacadas. ¿Qué concierto no se perdería por nada del mundo Isabel Villanueva?
Una escenario ideal al aire libre como es la Ciudadela de Pamplona, y los cinco conciertos centrales de noche, que son únicos y además pensados en forma de recorrido musical sonoro a lo largo de todo el festival. No podría desmarcar uno porque todos son especiales. Comenzando por el homenaje a Sarasate con los artistas residentes del festival, siguiendo con un concierto fusión de clásica y flamenco, un particular homenaje para piano solo a Beethoven en su 250º aniversario, un ecléctico espectáculo de audiovisuales, piano y electrónica, y un último concierto Fin de Fiesta de música clásica popular. Animo a descubrir esta variedad de músicas que están pensadas y desarrolladas de forma cronológica y, en intensidad por días, de tal forma de que el oyente que venga a todos los conciertos se lleve una experiencia emocional única.
Los peques de la casa también tendrán su espacio con Miniclassics, pensado de un modo divertido y didáctico para toda la familia. Fernando Argenta solía exclamar en sus Conciertazos que educar en música, y en especial en música clásica, «debería ser una obligación pedagógica desde la infancia». Algo, por cierto, que ya ocurre en otros países.
El ciclo infantil es uno de los pilares de este festival, y desde la primera edición (aunque este año de forma más reducida) queremos que los peques puedan sentir la clásica como algo suyo también. Tendremos un taller artístico-creativo gratuito, pero con inscripción a través de nuestra web, y un concierto familiar para pequeños y mayores que reinventará a los clásicos. Un proyecto fantástico coordinado por Ana Hernández-Sanchiz.
Hoy mismo, por cierto, se celebra el Día Europeo de la Música. Y está claro que la cultura, y en especial las artes escénicas, han sufrido de forma especialmente grave el sopapo económico impuesto por el Covid-19. Pamplona Reclassics finalmente se celebrará, pero decenas de festivales han tenido que cancelarse o posponerse para 2021. Hay quien ya habla de ruina total en el sector. ¿Tan dramática percibe usted la situación
La verdad es que la situación es muy grave. La cultura es un bien esencial de la sociedad, y en los peores momentos siempre nos acompaña. Prueba de ello ha sido este confinamiento, pero contrariamente a lo que debiera de ser se deja siempre de lado y es uno de los sectores que más está sufriendo. Un sector que aporta casi el 10 % del PIB, y que sin embargo vive prácticamente subvencionado y sobrevive a pesar de los recortes. Pero esta crisis es la gota que colma el vaso. Se necesitan medidas urgentes y consecuentes para no lamentar luego algo que no podrá volver. Sin cultura la sociedad está perdida a nivel emocional.
¿Se sienten apoyados y respaldados por las autoridades?
Pamplona Reclassics se ha sentido respaldado, principalmente, por el Ayuntamiento de Pamplona, que ha creído y nos ha apoyado desde el comienzo de esta aventura. También un festival como este, de claro posicionamiento nacional e internacional, debe contar con el apoyo del Gobierno de Navarra, y en ese sentido Turismo ha creído también en este proyecto. Creo que es fundamental poder integrar desde el principio este festival en la Comunidad Foral como algo nuestro, vuestro y de todos, y a la vez ser aliciente para públicos de otros lugares, tanto nacionales como internacionales. Los patrocinios privados, que en esta edición son varios, son otra parte imprescindible de nuestro proyecto, y además refuerza el modelo público-privado y se ampara en la Ley de Mecenazgo.
A través de la música y de su lenguaje poderoso, Pamplona Reclassics quiere volver «a ilusionar a todos los sectores».
Nosotros estamos trabajando al máximo y con mucha ilusión para que esta edición sea inolvidable, y la celebraremos todos juntos; niños, jóvenes y mayores. ¡Hemos pensado en todos vosotros! De momento, os dejamos descubrir toda la programación y las entradas y abonos que están ya a la venta, además con un descuento importante estos días, en nuestra web www.reclassics.com.