Nació en 1986 en Pamplona, pero se siente tudelana porque su familia, por cuestiones laborales, se asentó en la ciudad ribera cuando ella tenía seis años. A los 18 llegó a Pamplona -“y aquí me he quedado”- para estudiar Ingeniería en Tecnologías de Telecomunicación en la UPNA. Una titulación que eligió “porque tenía pasión por las matemáticas y una gran curiosidad por el espacio y la tecnología”.
“Cuando tuve que decidir me asesoré y vi que las telecomunicaciones tenían más contenido matemático y la industrial más de física, ese fue uno de los motivos. Y el otro es que me atraían el espacio, las estrellas, el universo… Siendo una cría, decía que iba a ser astrónoma”. Cuenta que vio varias veces junto a su padre la película Contact: “Pensaba ‘¡jo, si pudiéramos llegar a hacer algo así…!'”. El filme narra el trabajo de unos científicos para contactar con una civilización alienígena. Y podríamos decir que, al cabo de unos años, en un sentido muy muy amplio su trabajo va en esa línea.
Itziar Maestrojuán mueve continuamente las manos mientras habla. Un gesto que podría delatar cierta timidez, quizás nerviosismo, igual que su sonrisa. Como al decirnos que, cuando empezó teleco, había un porcentaje “nada despreciable” de mujeres en comparación con las que hay ahora. “Aunque mi promoción fue bastante desastrosa. En primero, estábamos algo más de cien alumnos y terminamos trece. Solo cuatro lo hicimos en el año, mucha gente cambió de carrera, se fue a la técnica… Las matrículas de mujeres se han ido reduciendo y las que hoy estudian teleco se pueden contar con los dedos de una mano, es una pena”. Opina que este problema puede deberse a que ellas buscan un perfil más social. “Y, dentro de la ingeniería, se decantan por la biomédica, cuando una menos especializada abre más posibilidades de trabajo. Aparte de que no sabemos vender la parte social que sí tienen las ingenierías porque desde todas puedes servir a la sociedad”.
“Tenemos que estar orgullosos de lo que hacemos y hemos conseguido. Somos pocos, sí, jóvenes, también, pero muy capaces”.
También hizo un máster en Comunicaciones que le dio acceso al doctorado –cum laude-, y cursa un MBA en Dirección de Empresas y Marketing Digital. Mientras hacía la tesis, entre septiembre de 2011 y abril de 2012, realizó una estancia de investigación en RAL Space del Rutherford Appleton Laboratory, en Oxford, uno de los centros tecnológicos más importantes de Gran Bretaña y que está especializado en el desarrollo de instrumentos de observación espacial. Allí complementó la investigación iniciada en la UPNA, una experiencia que recuerda como “superenriquecedora y superrecomendable”. Sabe tanto de lo suyo que es evaluadora experta de innovación de la Comisión Europea y miembro de la junta de directiva de la Asociación Navarra de Ingenieros de Telecomunicación (ANIT).
ANTENAS, RADARES, THz
La UPNA contaba con un Grupo de Investigación en Antenas, que había suministrado diseños y proyectos a Airbus y otras compañías. Y sus responsables se preguntaron por qué no transferir esa experiencia dando forma a una empresa como tal. Así crearon Anteral con el fin de potenciar su actividad y desarrollar nuevo conocimiento. De hecho, su denominación viene de antenas y terahercios (THz). “El objetivo era investigar la tecnología o las aplicaciones de esta en el espacio del THz. Yo encajaba ahí muy bien porque mi tesis iba sobre receptores pasivos de THz”. Unos aparatos que empieza a describirnos, pero debe de notar que no entendemos nada al respecto. Porque se ríe y, enseguida, zanja el tema. “Bueno, es una cuestión muy técnica”. Entró en Anteral en enero de 2014 para hacer que evolucionase y creciese la línea de THz. “Hoy es todo lo que hacemos en el Departamento de Radar (uRAD)”. Y, desde finales de 2018, es la CEO de la empresa.
“No hay ninguna limitación por el género, todo depende de lo que cada persona quiera y se proponga…”.
Itziar Maestrojuán es un referente para otras mujeres, pero resta importancia a sus importantes logros: “No hay ninguna limitación por el género, todo depende de lo que cada persona quiera y se proponga…”. Admite que le ha ayudado “ser una apasionada de la innovación y la estrategia”, pero además ha demostrado valentía a la hora de afrontar nuevos desafíos. Porque nunca se ha conformado con lo ya alcanzado.
Bajo su dirección, Anteral ha pasado a diseñar todo tipo de antenas y sus componentes, así como receptores de ondas milimétricas y THz. Lo más llamativo es que hay satélites orbitando la Tierra equipados con sus antenas. “Sí, son doce y seguimos trabajando en programas espaciales. También tenemos otros muchos desarrollos de antenas para telecomunicaciones y sistemas de defensa, investigamos en transmisiones para el 5G y el futuro 6G y en productos que pueden servir para caracterizar materiales u otro tipo de antenas, por ejemplo para cámaras anecoicas. La cartera ha ido creciendo mucho a lo largo de estos años y nuestras capacidades también gracias a la incorporación de nuevo talento, que ha potenciado la investigación en otros campos”. Ya son dieciséis en la plantilla, todos jovencísimos.
Uno de esos nuevos campos es el de los radares que Anteral comercializa desde 2019 bajo la marca uRAD, siglas que corresponden a Universal Radar. Toda una declaración de intenciones: “Queríamos desarrollar un producto que fuese accesible para cualquiera”. Itziar argumenta que los radares existen desde hace un siglo con usos fundamentalmente militares y su intención era democratizarlos, algo que fue posible a la evolución y generalización de los microchips. ¿Qué utilidad puede tener en la vida práctica el uRAD? “Pues medir distancia y velocidad o detectar presencia, sirven para monitorizar tráfico y obtener datos estadísticos que pueden ayudar mucho a los gestores a la hora de tomar decisiones, por ejemplo cuando tienen que hacer una obra… ¡No están pensados para poner multas!”, advierte haciéndonos reír.
“En primero de carrera empezamos algo más de cien alumnos y terminamos trece. Solo cuatro lo hicimos en el año”.
También valen para contabilizar personas, con la ventaja frente a los sistemas tradicionales de que no afectan a la privacidad. “Nos dicen que una persona ha entrado, ha salido o ha pasado por tal sitio, nada más. Nos están comprando radares empresas de todo el mundo, vendemos en más de 50 países para aplicaciones tan dispares como medir el granizo que cae en Canadá o el desgaste de las bolas de molino en Sudáfrica… El abanico es infinito y todo lo podemos medir en tiempo real”, explica mientras gira las manos para después aproximarlas antes de pasarlas por la mesa, como si la estuviera limpiando. La marca fue seleccionada como una de las cien de mayor potencial de futuro.
LA DIVISIÓN DE LA EMPRESA
Mientras la escuchamos, vemos a través de las cristaleras personas que podrían pasar por estudiantes, trabajando con sus ordenadores. Itziar se da cuenta. “Sin duda, el equipo es el recurso más importante de Anteral. Uno de los valores que hemos intentado inculcar es que el trabajo en equipo es vital y por eso les informamos de la situación de la empresa, de nuestros objetivos, para que ellos los sientan como suyos. Creo que tenemos que estar orgullosos de lo que hacemos y hemos conseguido. Somos pocos, sí, jóvenes también, pero muy capaces”.
No todo ha sido positivo. La empresa pasó por una situación muy difícil hace tres años de la que salió, según su directora, “mucho más fuerte”. El problema fue que se marchó la mitad de la empresa, concretamente toda la línea de antenas, por “una disputa societaria“. “Así que empezamos de cero. Ahora nos están haciendo la competencia, pero casi les daría las gracias porque actualmente somos diferentes. Trabajamos con una estrategia y unas ideas distintas, con ese nuevo equipo con el que hemos entrado en nuevos proyectos”.
¿Entienden por qué decíamos que era una mujer valiente, a pesar de que sus ademanes lo disimulen? Le hacemos partícipe de nuestras reflexiones y responde entre carcajadas. “¡Cuando me ofrecieron la gerencia, en la letra pequeña no vi que pusiera que se iba a marchar la mitad de la plantilla y que me iba a tocar refundar la empresa!”. Por no hablar de la pandemia: “Buf, han sido unos años complejos, con muchos retos, pero también apasionantes”.
“Siempre me han atraído el espacio, las estrellas, el universo… Siendo una cría, decía que iba a ser astrónoma”.
Desde el primer momento, Anteral es independiente de la UPNA, aunque sigue instalada en uno de sus edificios. “Porque estamos al lado de donde se genera el conocimiento, siempre tenemos estudiantes haciendo prácticas o trabajando a la vez que completan la carrera, así captamos el talento joven. Ahora contamos con un chico que está haciendo su doctorado industrial y este año puede entrar otro, eso nos dará capacidad para abrir nuevas líneas de investigación. Estratégicamente nos conviene estar aquí, pero en equis tiempo nos marcharemos, tendremos nuestras propias oficinas… ¡Soñamos con eso!”.
Sí cuentan con el apoyo de los cuatro profesores de la UPNA que fundaron la empresa, a los que recurren cuando surgen dudas o algún problema. “Siempre los tenemos ahí”. En este sentido, la marcha de la firma es positiva. “No tenemos deudas, que no es poco. Es una empresa innovadora, nace de la propia innovación y ha generado nueva innovación. Creo que tenemos una perfecta mezcla entre nuestros productos y la facturación con la I+D que somos capaces de generar. Eso nos está permitiendo crecer tanto en producción como en capacidades, en nuevas líneas de investigación y de negocio”. La compañía, además, acaba de recibir dos encargos que le van a permitir entrar en el sector aeronáutico.
A pesar de todo, la firma sigue siendo pequeña en un mundo de gigantes como el tecnológico, donde abundan las compras y absorciones. ¿Ha recibido ofertas? “Síííí. De ahí vino todo el problema. Una gran empresa quería entrar a participar, pero un socio se opuso e intentó hacerse con Anteral. Como el resto obviamente no lo permitió, se marchó con la mitad de la plantilla”.
Y a Itziar Maestrojuán, ¿han intentado ficharla? “Es que estoy muy contenta donde estoy, no pienso en marcharme sino en conseguir que esta empresa sea grande y que la gente quiera venir a trabajar a Anteral. Tenemos un ambiente de trabajo buenísimo, unos retos fascinantes y, además, siento Anteral como una parte de mí”.
Pero también hay vida fuera del despacho… “Por supuesto, salgo de aquí y estoy todo el tiempo con mi hija, que tiene año y medio. Es mi gran motivación. Bueno, y me encanta cocinar, estar con mis amigos y familiares… Además, siempre he hecho deporte, pero ahora con la niña…”. En materia de conciliación, dice que no tiene problemas. “Me organizo con mi marido. Sí es verdad que tengo la sensación de que no estoy aquí ni allí, pero supongo que como les ocurrirá al 90 % de las madres”. El horario de la plantilla es flexible y cuenta con el Sello Reconcilia de Amedna: “Cuando estamos trabajando, el objetivo es que seamos eficientes a tope. No concibo una ocupación en la que tengas que meter diez o doce horas porque no serán efectivas ni la mitad”.