Iván Romero vive en contacto directo con el mundo de la comunicación. De hecho, su mujer, Ana Domínguez, es periodista. “Os tengo en casa”, bromea antes de arrancarse a hablar con nosotras. Pero interactúa con humildad, sin alzar la voz, con la mesura de quien domina tanto su sector que no tiene la necesidad de adornarse para irradiar autoridad.
Nuestro protagonista de hoy estudió en Larraona, el COU en Ursulinas y la carrera de Economía en la Universidad Pública de Navarra (UPNA). Hace diez años, además, cursó un máster ejecutivo por ESIC, centrado en la dirección y gestión de empresas. “La universidad nos sirve para amueblar las cabezas. A partir de ahí, pones encima de la mesa lo que has aprovechado y aplicas el sentido común, que muchas veces es lo que más falta hace en el mundo de los negocios”, sintetiza con la clarividencia de quien sabe discernir lo principal de lo accesorio.
«La universidad nos sirve para amueblar las cabezas. A partir de ahí, pones encima de la mesa lo que has aprovechado y aplicas el sentido común, que muchas veces es lo que más falta hace en los negocios»
Desde entonces, lleva “toda la vida” vinculado a la agroalimentación. Apenas un mes después de haber terminado sus estudios, con apenas 22 años, comenzó a trabajar en Vega Mayor (actual Florette). Lo hizo gracias a una beca.
“Íbamos y veníamos todos los días desde Pamplona a Milagro. Fue una experiencia maravillosa y una escuela potentísima, donde había gente muy ilusionada y comprometida. Y yo valía lo mismo para un roto que para un descosido… Me vino muy bien. Es una empresa que no ha dejado de crecer”, evoca agradecido.
Allí permaneció unos diez años, en distintos puestos como el de director de Ventas y Logística. Y, en 2004, fichó por el Grupo AN, donde estuvo otros dieciséis. Fue director comercial de Conservas Dantza y dirigió el área hortícola y frutícola, donde la cooperativa inició proyectos en paralelo relacionados con los alimentos de IV gama y puso en marcha negocios industriales y de servicios alrededor de esta actividad.
Después pasó al área de Industrias, también en pleno auge, hasta que en 2021 aterrizó como director adjunto en Galar Foods, la firma dirigida por Jesús Galar, con la finalidad de apuntalar la profesionalización del negocio.
“La experiencia en el Grupo AN también fue fantástica y me permitió profundizar en el sector. Allí pude desarrollar una visión 360 con los aprovisionamientos, la producción, los recursos financieros… Eso me ayudó mucho. Me permitió estar en diferentes ámbitos, entender mejor el mundo de la empresa… Me dio una visión más de conjunto”, subraya.
«Llevaba toda la vida en el sector. Así que Jesús Galar no me planteó un cambio difícil. Tenía claro que quería quedarme aquí por la familia… Y, afortunadamente, somos una comunidad muy rica en esta industria»
Conocía a Jesús Galar “de varios saraos”. La primera vez que coincidió con él fue en una feria. Pero a principios de 2020, antes de la llegada de la pandemia, comenzaron a verse más menudo en unas sesiones sobre digitalización que promovían la Cámara Oficial de Comercio, Industria y Servicios y el ICEX. Unos encuentros que, con la declaración del estado de emergencia, se volvieron virtuales.
“Allí empecé a tener un poco más de relación con él. Yo llevaba toda la vida en el sector. Así que Jesús no me planteó un cambio difícil en ese sentido. Tenía claro que quería quedarme aquí, en Navarra, por la familia… Afortunadamente, somos una comunidad muy rica en esta industria”, destaca el pamplonés, de 49 años.
Inicialmente, el director adjunto de la empresa se volcó más en las labores comerciales. Aunque insiste en que, “sin duda, Jesús es el mejor comercial de Galar Foods y siempre está al tanto de todo”. También centra parte de su actividad en el ámbito de los procesos. “La carne que nos llega puede ser en fresco o congelada. La picamos, amasamos, aderezamos y embutimos. Ese embutido fresco debe secarse un tiempo en los secaderos. En toda esa labor, el peso de Jesús sigue siendo alto”. Por eso, Romero se focaliza más en la planificación y organización de las siguientes fases: el envasado, el loncheado, la digitalización del almacén…
CON VISIÓN INTERNACIONAL
Galar Foods sigue creciendo en facturación a un ritmo anual aproximado del 30 %. Y el 70 % de sus ventas son a mercados extranjeros. Alemania, Inglaterra, Francia, Ucrania, Polonia, Bélgica, Holanda Chile, Colombia, Japón o Líbano son algunos de los veinte países donde opera.
“En Europa y Latinoamérica trabajamos de forma recurrente. En los demás, de forma más puntual, pero da gustito”, bromea. No obstante, hay mercados donde están encontrando “muchas dificultades”. Uno de ellos, por ejemplo, es Estados Unidos. “Los requisitos son muy complicados. Habría que cambiar la forma de hacer las cosas, te exigen una serie de cosas que no sabes si te compensan… En cierta medida, es una forma de obligarte a que te implantes allá”, apostilla.
«Exportamos el 70 % de la producción. En España, la competencia es mucho mayor y resulta mucho más complicado diferenciarse»
De todos ellos, uno de los mercados más importantes es el británico. “Vendemos más en Inglaterra que en España”, concreta. Y, aunque los efectos del Brexit en el comercio internacional han dejado ya de copar portadas y de abrir los informativos, todavía se dejan sentir en compañías como la navarra.
“Seguiremos sufriéndolos. Con motivo de una feria reciente, estuvimos en una recepción organizada por el ICEX en la Embajada de España, a la que acudieron autoridades veterinarias del país. Nos dijeron que, en breve, publicarán los nuevos requisitos burocráticos y las nuevas necesidades de documentación para exportar. A nivel interno, eso nos genera incertidumbre y cierta zozobra porque, en la medida en que un gobierno incorpora burocracia, puede introducir aranceles o barreras de entrada de forma velada”, señala.
Aunque él aterrizó en Galar Foods con el Brexit “ya más digerido”, ya ha visto cómo los clientes de la empresa tienden a aprovisionarse “por encima” antes de la entrada en vigor de nuevas normativas. El objetivo es que “los cambios no les sorprendan sin género”. “Así que tú debes anticipar compras, provisiones… Te encuentras con un tiempo en el que ya has vendido el producto, pero te quedas sin trabajo. Es lo que nos toca”, indica antes de hacer hincapié en que el país británico sigue siendo “una apuesta clara” de la firma.
La compañía destina el 33 % de la producción al retail, otro tercio al food service y el 33 % restante a la industria (pepperoni para pizzas, toppings, etc). Pero, ¿por qué se focaliza tanto en el exterior en lugar de hacerlo en el ámbito nacional? El director adjunto de Galar Foods lo resume de manera contundente: “En España, la competencia es mucho mayor y resulta mucho más complicado diferenciarse con una oferta que tenga un valor añadido claro. Fuera tienes mucho más campo de juego, muchas más oportunidades”.
Eso sí, Galar Foods conserva esa filosofía que le ha ayudado a crecer a lo largo de toda su historia, basada en saber adaptarse a las demandas de sus clientes. “Tenemos un tamaño lo suficientemente interesante como para garantizar que somos capaces de hacer lo que nos solicitan, además de contar con los más altos estándares de calidad. Eso nos permite hacer cosas más tipo sastres. Por ejemplo, hay cadenas de pizzerías que pueden necesitar un tipo de producto concreto. Ese tipo de cosas se valoran y se cobran mejor”, apostilla.
LA SITUACIÓN DEL SECTOR
Pero Romero se muestra preocupado ante el escenario actual que afronta el sector. El año pasado, constata, fue “una locura” en materia de costes. En el primer trimestre, la energía y los materiales auxiliares centraron sus preocupaciones. Pero desde el verano hasta hoy, el problema se ha trasladado al precio de su principal materia prima, la carne de cerdo: “Ha experimentado unos incrementos brutales, que son históricos. Jesús suele comentar que nunca había vivido algo así”.
«El precio del cerdo ha experimentado unos incrementos brutales, del 50 o 60 %. Jesús suele comentar que nunca había vivido algo así»
Así que el margen para empresas como la suya se ha reducido, sentencia antes de remarcar que vive las consecuencias de la inflación por partida doble, tanto en el trabajo como en casa. “Yo también compro en el supermercado. En verano de 2022, la cesta normal para una familia de cuatro personas (el matrimonio tiene dos hijos) te costaba 70 euros, pero ahora no llegas por menos de 120. Nos dan cada sopapo en la cartera…”, lamenta para concretar después que el cerdo es ahora “un 50 o 60 % más caro” que el año pasado: “Si a eso le sumamos la energía, la mano de obra, o subes mucho los precios o no te da. Y creo que esto ha venido para quedarse. Ahora estamos en una cresta de la ola y nada hace atisbar que se vaya a romper. Si sube aún más, será un problema”, analiza preocupado.
El director adjunto de la compañía prosigue su argumentación de forma pausada, pero sin hacer un solo alto para dar forma a su discurso. Posiblemente porque ha dedicado muchas horas a pensar soluciones o alternativas para afrontar esta problemática: “En la cadena alimentaria no hemos sido capaces, no hemos podido o no nos han dejado subir todo lo que necesitábamos durante el año pasado. Si ya vas a rebufo y luego te encuentras con el hándicap de la materia prima, el efecto es doble. Si me preguntas si espero ver la cesta de la compra más barata en septiembre, ojalá me equivoque pero ‘a priori’ te diría que no”, augura.
La conclusión es clara: crecen las ventas, pero el beneficio para los productores mengua se resiente: “Muchos estamos vendiendo más, pero ganando igual o menos que en anteriores ejercicios. Es un tema absolutamente generalizado y global”.
«Si me preguntas si espero ver la cesta de la compra más barata en septiembre, ojalá me equivoque pero ‘a priori’ diría que no»
Sin embargo, el contexto actual presenta algunas peculiaridades que parecen escapar a la lógica empresarial aplicada hasta ahora. Y ya se sabe que la economía y la irracionalidad son malas compañeras viaje… “Lo que me preocupaba mucho el año pasado era qué iba a suceder con el consumo. Pero ni en agosto, ni en octubre, ni en noviembre, ni en Navidad, ni en lo que llevamos de año, hemos sentido una caída en ese sentido. Creía que en el Canal Horeca íbamos a sufrir más, pero la realidad es que está tirando. Así que resulta muy difícil hacer predicciones a futuro”, asiente.
Ante esa tesitura, Romero solo encuentra una explicación posible: “Hay empleo y, por tanto, dinero para gastar. Así que después de lo que hemos sufrido en la pandemia, pues me lo llevo puesto… Es posible que se haya extendido este tipo de filosofía”.
«No hemos notado una caída del consumo. Hay empleo y, por tanto, dinero para gastar. Así que después de lo que hemos sufrido en la pandemia, pues me lo llevo puesto… Es posible que se haya extendido esta filosofía»
Con todos estos factores sobre la mesa, Romero augura un 2023 “muy difícil”. Más que nada porque la economía evidencia pocas certezas a las que agarrarse, porque toca tomar las decisiones “prácticamente día a día”.
Mientras nos muestra orgulloso las instalaciones de Galar Foods, su director adjunto no duda en pedir a uno de los hermanos fundadores de la compañía, Gabriel Galar, que pose con él para algunas de las fotos. “No me importa que me robes el protagonismo, más bien al contrario”, resalta con la misma naturalidad que ha mostrado durante toda la entrevista.