José Pedro Salcedo Herce acaba de recoger el premio que Adefan ha concedido a la empresa que dirige desde 1985 y de la que es uno de los propietarios, Conservas José Salcedo Soria S.L, aunque comenta con cierta resignación que “todo el mundo nos conoce por El Navarrico”, y se muestra lógicamente satisfecho por el reconocimiento que supone “para una familia, porque eso es lo que somos, ante todo y sobre todo una familia”. Unos días después de la ceremonia dice que aún no es del todo consciente de lo que supone recibir el galardón, pero sí tiene claro que es “algo muy importante”.
Pero como dice José, tras la fiesta había que volver a la fábrica de San Adrián, de la que es propietario junto a sus dos hermanas, una de las cuales trabaja con él en la conservera. “Mi padre, que estaba en la planta, mi hermana en la oficina y yo estuvimos llevando la fábrica durante bastante tiempo, luego se incorporó un sobrino para ayudarme en el tema comercial y ya depende de él, y después han llegado dos hijos míos, otro sobrino…” Ha entrado en la fábrica, por tanto, la tercera generación familiar.
El hecho de ser una empresa familiar y pequeña propicia, según José, que la relación con los casi 40 empleados sea estrecha. “Hombre, no cabe duda de que te puedan ver como un jefecillo, como dicen ellos, pero el ambiente es muy cordial y el respeto es mutuo. Es que nunca hemos ejercido de jefes y mucho menos de jefes tiranos, la relación que tenemos con los que trabajan con nosotros es de tú a tú, sin ningún problema”. La cosa llega hasta el punto de que José tiene amigos entre los trabajadores con los que disfruta de los momentos de ocio, porque la gran mayoría son de San Adrián.
“Me gusta andar y cuanto más ando más pienso, en la empresa tienen miedo cuando vuelvo, dicen ¡a ver qué se le habrá ocurrido ahora a éste!”.
Para seleccionar a sus trabajadores a Salcedo le basta con que sean personas honradas y que demuestren actitud, “tener ganas y ser una persona honrada y trabajadora, no hay que pedir mucho más. Luego, dependiendo del puesto de trabajo tendrás que tener otra formación, otros conocimientos, pero con eso otro se cubre mucho, pero muuuucho mucho”. La empresa ha crecido y por eso algunos cargos directivos están ocupados por mujeres y hombres que no son de la familia, “pero la base tiene que ser siempre la misma: honradez y actitud, y ya está”, insiste.
“¿TÚ, QUÉ HACES?”
Quizás por guiarse por esos principios la conservera es una empresa preocupada por cuestiones como el medio ambiente o los problemas sociales, “y en la medida de nuestras posibilidades ahí estamos, colaborando en lo que podemos”. Por ejemplo: “Había un grupo de chavales en San Adrián majos, muy majos, que se encontraron con la posibilidad de que su equipo de baloncesto ascendiera a la división que fuera y no podían porque no tenían dinero, se pagaban ellos mismos sus viajes. Y le comenté a mi hermana que podíamos echar una mano a estos muchachos, se lo han ganado, eso es lo que hicimos y es el patrocinio más gratificante que puedas imaginarte porque son gente muy agradecida, muy cumplidora, que piden si lo necesitan y si no no lo hacen. ¡Son un encanto!”. También colaboran con la Fundación Josep Carreras e incluso con el Club Atlético Osasuna.
José Salcedo puede parecer de primeras un tanto adusto, pero esa imagen no corresponde a la realidad de su forma de ser y se pone de manifiesto a lo largo de la conversación. Por si no ha quedado claro ya, otra muestra: cuando le preguntamos cómo es su jornada en la fábrica dice que “afortunadamente, y gracias a la gente que colabora conmigo, hay muchos días tranquilos porque cada uno hace lo que tiene que hacer y mi trabajo se diluye mucho. Ahora ya no, pero antes, cuando estábamos menos gente, me preguntaban ¿tú que haces? Nada, si todo va bien no hago nada, sólo trabajo si hay problemas”, nos cuenta sonriente.
Añade que ahora podría decir lo mismo, “si todo va normal y cada uno asume sus funciones tendría que hacer pocas cosas. A ver, entiéndeme, no son pocas, siempre hay algo que hacer y más si le estas dando permanentemente a la cabeza, pensando en ideas que se me ocurren, proyectos…” Entonces, ¿José Salcedo es de los que no puede evadirse de su trabajo? Asegura que no es así, aunque añade que cuando no está en la fábrica “estoy pendiente y pensando, pero porque me gusta, y si tengo que dejarlo lo dejo y no pasa nada”. De nuevo se sonríe al indicar que en sus ratos de ocio le gusta andar, “y ahí sí que no desconecto, cuanto más ando más pienso, de hecho en la empresa tienen miedo cuando vuelvo, dicen ¡a ver qué se le habrá ocurrido ahora a éste!”.
“SIEMPRE ME HE SENTIDO APOYADO”
En esas ocasiones puede sopesar, por ejemplo, la conveniencia de lanzar nuevos productos, “eso viene demandado en buena parte por el mercado, de los clientes y distribuidores. Tenemos el defecto o la virtud de que no sabemos decir que no y probamos. Si no es posible lo dejamos, me puedes decir que embotemos paraguas y los embotaremos, igual nos sale mal pero lo habremos intentado. Por eso innovamos tanto”. También puede aprovechar las caminatas para estudiar la posibilidad de emprender nuevos negocios al margen de las conservas vegetales, como los dos que ya comparte con otras empresas, sin olvidar nunca que “nuestra actividad principal y fundamental es la de las conservas vegetales. Además tenemos un par de cositas más. ¿Si se presenta una oportunidad? pues la valoraríamos”.
“Además de las conservas tenemos un par de cositas más. ¿Si se presenta una oportunidad? pues la valoraríamos”.
En el mundo de los negocios el pez grande se come al pequeño, y Conservas José Salcedo Soria S.L. parece un bocado apetitoso. Sin embargo, su director dice que “últimamente nadie ha venido comprarme la fábrica, para empezar no está en venta, hoy, pero sí tuvimos ofrecimientos de colaboración, no de compra sino de participación en la empresa. Siempre hemos dicho que no, hemos gestionado como nos ha perecido bien y no hemos considerado necesario que entrara nadie a participar porque los proyectos que hemos emprendido creíamos que no necesitaban más esfuerzo ni financiero ni en otro sentido”. Pero como en otras cuestiones, no cierra del todo la puerta: “Igual a futuro no digo que no, hasta ahora no”.
José Salcedo cree que la estructura familiar es la que más conviene a su empresa, si bien advierte de que es así “porque siempre me he sentido apoyado por mis hermanas, antes por mis padres y ahora por ellas, siempre, a todos los proyectos que he acometido me han dicho que sí, han sido los mejores compañeros de viaje”. En cuanto al respaldo de las administraciones se muestra entre dubitativo e irónico: “Hay mucha gente que dice que nos quiere ayudar y de tanto que nos quieren ayudar no lo hace nadie. Es que te pueden salir cincuenta organismos, agrupaciones, oficiales y privadas que te ofrecen un servicio y no sabes por cuál decidirte. Preferiría una cosa muy buena que veinte por ahí pululando”.
En cualquier caso, critica la ineficiencia de la Administración: “Ahí sí podrían ayudar. Mira, tenemos certificaciones, normas de calidad, la RSC, todo eso requiere un esfuerzo humano y económico. Bueno, pues agradecería que no me pidan las cosas tres veces por tres departamentos distintos, es que hemos tenido ¡a la vez! a los auditores de calidad en un despacho y en el de al lado al funcionario de turno del Gobierno de Navarra pidiéndonos lo mismo. ¿No vale con uno? Eso me pone malo, que simplifiquen, porque con tanta burocracia lo único que consiguen es derrochar tiempo y dinero”.
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