Ingeniero de Telecomunicaciones de formación, Julio Linares lleva casi medio siglo vinculado a Telefónica, donde ha ocupado una infinidad de cargos de alta dirección. Hoy aprovecha su capacidad de oratoria y su cargo como presidente de la Comisión de Sociedad Digital de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) para convencernos, en resumidas cuentas, de que “seremos digitales o no seremos”, como lleva por título la conferencia que impartió la pasada semana en la Confederación de Empresarios de Navarra (CEN). Y también para advertirnos de que a escala global, se libra una “batalla sin cuartel entre EEUU (líder en generación y utilización de tecnología), China (segunda en generación, tercera en utilización) y Europa (segunda en uso, y tercera en generación)”. La conclusión es clara: “Europa se está quedando muy atrás”.
Y la cuestión es de suma importancia, porque “la digitalización destruirá empleo o lo creará en función de qué hagamos”, remarca Linares. Se abren dilemas éticos de calado, como la renta básica universal, la cotización de los robots a la Seguridad Social y otras cuestiones que hasta hace cuatro días eran más propias de las películas de ciencia ficción o las novelas distópicas.
Organizada por la Asociación para el Progreso de la Dirección (APD) y la colaboración de Laffer Abogados e Institución Futuro, Linares explicó en la conferencia que la digitalización “no es una opción, sino una necesidad. No es una finalidad, sino un medio. No es incorporar tecnología, sino un cambio cultural. No es amenaza, sino oportunidad. No para algunos, sino para todos”. Frases contundentes en el fondo y en la forma, que alertan de la importancia de “poner la tecnología al servicio de los seres humanos” pero no como reclamo de marketing, sino como una amenaza real por “el poder de los datos y la capacidad de inversión de las grandes empresas tecnológicas”. Una brecha que, lejos de menguar, aumenta día a día porque “en Europa no invertimos lo suficiente en tecnología, debemos unirnos y apostar por campos en los que podamos ser líderes”. Es una propuesta del propio Linares y de toda la CEOE en su conjunto. “Aunque está costando mucho”, reconoce.
“Todo lo que se pueda digitalizar, se va a digitalizar; todo lo que se pueda automatizar se va a automatizar, todo lo que se pueda conectar se va a conectar, y todo lo que se pueda analizar, se va a analizar”.
En cualquier caso, supone un “reto enorme” para los sistemas educativos europeos. Si bien España no está mal posicionada en el ránking tecnológico europeo –“ha pasado de la posición 14 en 2014 a la 10 en 2018”-, la cuestión empresarial pinta mucho peor. La compañía más valiosa del mundo es en la actualidad Microsoft, que está valorada en 862.000 millones de dólares. De las 10 primeras, 7 son tecnológicas. Cinco americanas y dos chinas. Europea, ninguna.
Y para muestra, Amazon: invirtió en 2017 en Investigación y Desarrollo 25.000 millones de dólares. España, sumando el sector público y el privado, 14.000 millones. “Competimos con gigantes. Europa necesita sumarse”, alerta Linares.
EL IMPACTO DE LA INTERCONEXIÓN
En asuntos más domésticos, el experto recalca que los avances tecnológicos tomados por separado generan avances relevantes, “pero es la interconexión de las tecnologías la que está provocando el gran cambio cultural”.
“El impacto es impresionante. Es imposible tener cloud sin unas buenas comunicaciones. Big data e Inteligencia Artificial no se puede disociar. El Block chain, las interfaces de usuario, la realidad virtual o aumentada… todas combinadas son más impresionantes todavía”, explica. Pero de todas, el impacto más destacado en el futuro será la Inteligencia artificial (IA). Y por eso las inversiones en este momento son enormes, en todo el mundo.
Amazon invirtió en 2017 en Investigación y Desarrollo 25.000 millones de dólares. España, sumando el sector público y el privado, 14.000 millones.
En cuanto al presente y al futuro de la digitalización, Linares apuesta por cuatro principios que se van a cumplir “con toda seguridad”: “Todo lo que se pueda digitalizar, se va a digitalizar; todo lo que se pueda automatizar se va a automatizar, es cuestión de tiempo, todo lo que se pueda conectar, se va a conectar, y todo lo que se pueda analizar, se va a analizar”.
En ese entorno, “la inmediatez es una de las características más importantes. Los consumidores quieren cualquier cosa, en cualquier momento y en cualquier lugar. Y con respuesta inmediata. Es un requerimiento muy fuerte para empresas y administraciones”, advierte.
Y además los avances tecnológicos provocan “disrupciones, cambios radicales en el negocio. No en procedimientos o herramientas, en la base del negocio. Whatsapp se ha cargado los SMS, y taxistas, hoteleros y servicios financieros están temblando… ningún negocio está libre de disrupciones, y no son fáciles de prever, pero hay que estar preparados para manejarlas”. Es un entorno volátil, incierto, complejo y ambiguo, como indica el acrónimo VICA, propio de la jerga militar.
Esta presión por avanzar cada vez más rápido provoca que haya “600 empresas menos en Europa cada día”, que han pasado de tener una vida media de 20 años frente a los 60 que tenían en los años 60 del pasado siglo. La aceleración del mundo hace más evidente “la incapacidad de adaptarse al entorno. Lo dijo Darwin, ni los más fuertes ni los más inteligentes sobreviven, sino los que mejor se adaptan a los cambios”.
Las sociedades en proceso de digitalización, como la nuestra, se enfrentan a problemas de privacidad y seguridad como grandes retos. “No hay nada gratis. Se paga con dinero, con tiempo (anuncios) o con información (datos). No hay conciencia de esto”, concluye Linares, que es un firme defensor de la Ley de Protección de Datos.