miércoles, 11 diciembre 2024

La cátedra que mima el agua

El agua de calidad es un bien escaso para casi la mitad de la población mundial, mientras la otra mitad la derrocha. Además, la actividad humana contamina ríos, mares y acuíferos. Es tanto lo que está en juego que el sexto de los Objetivos de Desarrollo Sostenible proclamados por Naciones Unidas se centra en el agua limpia y el saneamiento. Frente a ese preocupante panorama, la gestión del agua es satisfactoria en Navarra: la totalidad de su población dispone de abastecimiento limpio, con una media de consumo de 112 litros por persona y día, y depura el 98,6 % de las aguas residuales. Una cifra que, en 2020, ascendió a los 80 millones de metros cúbicos. La Cátedra NILSA de Sostenibilidad Local, creada por la empresa pública y la UPNA, contribuye a la mejora de la depuración de aguas residuales y el tratamiento de lodos o de materia orgánica residual. #ODSjetivos2030


Pamplona - 27 mayo, 2022 - 06:00

El nacedero del Urederra es, sin duda, uno de los tesoros más valorados de Navarra. (Foto: Gobierno de Navarra)

La pandemia ha puesto de manifiesto la importancia vital del saneamiento, la higiene y la disponibilidad de agua limpia para prevenir y contener las enfermedades. Pero aún hay miles de millones de personas que no tienen acceso a agua salubre y carecen de saneamiento, con el consiguiente riesgo para su salud. Es la situación en la que viven las personas asentadas en áreas donde el agua escasea, un problema que afecta a más del 40 % de la población mundial. Por otra parte, más del 80 % de las aguas residuales resultantes de actividades humanas se vierten en los ríos o el mar sin ningún tratamiento, lo que provoca su contaminación.

La urgencia para buscar una solución al problema llevó a Naciones Unidas a incluir, entre los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), los de lograr para el año 2030 el acceso universal y equitativo al agua potable a un precio asequible para todos. También el acceso a servicios de saneamiento e higiene adecuados, así como mejorar la calidad de los recursos hídricos reduciendo los vertidos y la contaminación, aumentando al mismo tiempo su uso eficiente y sostenible.

Teniendo en cuenta este preocupante panorama, podemos congratularnos de residir en una comunidad, Navarra, en la que la totalidad de su población dispone de abastecimiento de agua limpia, con una media de consumo de 112 litros por persona y día, y que depura el 98,6 % de las aguas residuales. Una cifra que en 2020 ascendió a los 80 millones de metros cúbicos.

Buena parte de esa realidad se debe al trabajo realizado por la empresa pública NILSA (Navarra de Infraestructuras Locales), que desde su creación en 1989 se ha encargado de desarrollar el Plan Director de Saneamiento. Eso permitió que Navarra fuera la única comunidad en cumplir en 2006 la Directiva Europea 91/271/CE, que establecía que todas las poblaciones de más de 2.000 habitantes debían tener sus aguas residuales depuradas. No son las únicas buenas prácticas que en esta materia han protagonizado empresas y entidades navarras. Y así lo vamos a mostrar en este reportaje, que se enmarca en la serie que Navarra Capital publica sobre los 17 ODS con el patrocinio de Laboral Kutxa.

Javier López: “En el tratamiento de los vertidos producidos por las aguas pluviales, nos encontramos en un estado muy inicial”.

En 1988 funcionaban seis depuradoras (Lesaka, Etxalar, Zubieta, Zugarramurdi, Aoiz y Tafalla-Olite), que daban servicio únicamente al 5 % de la población. Desde entonces, NILSA ha construido 159 más y 586 fosas sépticas, con una inversión de casi 330 millones a los que hay que sumar los 250 destinados a su operatividad y mantenimiento. Son datos que invitan al optimismo, pero que no permiten cruzarse de brazos. Por eso, Navarra se ha dotado del Plan Director del Ciclo Integral de Agua de Uso Urbano 2019-2030, que constituye el mayor instrumento de lucha contra el cambio climático en materia hídrica y contempla actuaciones para la próxima década por valor de más de 400 millones de euros, contribuyendo así de manera efectiva a la consecución del sexto de los ODS 2030.

La depuradora de aguas residuales de Iturmendi-Bakaiku. (Foto: NILSA)

¿Es tan positivo el panorama como parece desprenderse de los datos expuestos? Javier López, catedrático del área de Ingeniería Hidráulica de la UPNA, apunta que si bien todas las poblaciones navarras cuentan con sistemas de abastecimiento “en algunos puntos no son del todo satisfactorios”. La prioridad, por lo tanto, “debería ser resolver estos problemas que, en su mayor parte, se localizan en la Ribera“.

En cuanto al saneamiento diferencia la depuración, aspecto en el que Navarra “saca una nota muy alta en comparación con el resto de España”, y el tratamiento de los vertidos producidos por las aguas pluviales, donde nos encontramos “en un estado muy inicial”. Javier López señala que las empresas públicas NILSA y Navarra de Suelo y Vivienda (Nasuvinsa) han trabajado en este campo durante los últimos años, mientras que “ni ayuntamientos ni mancomunidades han dado un paso decisivo en este sentido”.

El catedrático destaca la validez estratégica de las soluciones contempladas en el Plan Director del Ciclo Integral de Agua de Uso Urbano 2019-2030. Y, por eso, considera de gran importancia el cumplimiento de sus objetivos, algo en lo que coincide el director gerente de NILSA, Fernando Mendoza. Este apunta que, durante 2019 y 2020, “se han realizado intervenciones por un valor de 61 millones de euros, lo que supone aproximadamente el 80 % del gasto e inversión prevista en el Plan Director”. Mendoza, como López, opina que Navarra “se encuentra muy bien situada en lo que todo lo que se refiere a la gestión del agua” y que, en saneamiento, “estamos en una situación excelente con respecto al resto de territorios nacionales, con prácticamente el 100 % del agua residual depurada y con depuración biológica en todos los municipios de más de 200 habitantes“.

Fernando Mendoza, director gerente de NILSA, en las instalaciones de la empresa (Foto: Víctor Ruiz)

El responsable de NILSA comparte también el diagnóstico del catedrático de la UPNA en cuanto al abastecimiento, con carencias en la Ribera que se prevén solucionar con la llegada del agua a través del Canal de Navarra: “Pero el principal reto en abastecimiento está relacionado con la gobernanza del recurso“. Aunque son las mancomunidades las que realizan este servicio para más del 80 % de la población, “en muchos pequeños núcleos el abastecimiento se sigue realizando directamente por hasta 122 ayuntamientos y 66 concejos, que lo tienen difícil con los altos estándares de calidad actuales”. Sobre todo porque “aún se van a incrementar en un futuro próximo”.

Fernando Mendoza: “Si no la mimamos, el agua de nuestros descendientes será de peor calidad de la que nosotros hemos disfrutado”.

Por otra parte, López advierte de que si queremos tener unos ríos con aguas de calidad, un paso fundamental es actuar contra la contaminación difusa. “La solución pasa por implementar soluciones basadas en la naturaleza o infraestructura verde, tanto en ámbito urbano como en ámbito agrícola”, agrega. En este sentido, mira hacia la suciedad de los tramos fluviales urbanos, con orillas llenas de plásticos y residuos, causada precisamente por los vertidos de aguas pluviales “que se producen directamente del sistema de colectores de pluviales o por descargas del sistema unitario, en cuyo caso también llevan fecales”. Por ello insiste en que “este es el reto que tiene la administración navarra y española en general: la reducción de los vertidos originados por aguas de escorrentía urbanas, para el cumplimiento del Objetivo 6 de los ODS 2030“.

Mendoza apunta que “siempre está bien recordar que el agua que usamos ahora es la que van a disfrutar nuestros hijos e hijas, que el agua no se crea, sino que discurre en un ciclo continuo”. Por eso, “si no la mimamos el agua de nuestros descendientes será de peor calidad de la que nosotros hemos disfrutado”. No obstante, invita al optimismo su convencimiento de que “los navarros y navarras estamos concienciados para utilizar el recurso de forma responsable y sostenible, tanto en cantidad como en calidad”.

Además de catedrático, López es vocal de la Cátedra NILSA de Sostenibilidad Local, creada por la empresa pública y la UPNA para contribuir a la generación de conocimiento en áreas relacionadas con la mejora de la sostenibilidad local y la economía circular, como la depuración de aguas residuales, el tratamiento de lodos o de materia orgánica residual, entre otros ámbitos.

No se trata exclusivamente de un instrumento académico de investigación, sino que ha sido concebida también como un sistema de aplicación de soluciones prácticas al ámbito en el que NILSA desempeña sus funciones. Además, facilitará la inserción laboral de los investigadores e investigadoras que participen en los proyectos de la entidad. López resalta que la iniciativa abrirá nuevas líneas de investigación y consolidará las que ya desarrollan en colaboración NILSA y la UPNA. Así ocurre con el Proyecto LIFE NAdapta, que busca adelantarse a los cambios que puedan producirse mediante el desarrollo de medidas de adaptación, dirigidas a limitar los efectos negativos derivados del cambio climático. También con el estudio ‘Evaluación de la mitigación del impacto de la escorrentía urbana con sistemas urbanos de drenaje sostenible (SUDS) en las redes de saneamiento’.

En 1988 funcionaban seis depuradoras. Y, desde entonces, NILSA ha construido 159 más y 586 fosas sépticas.

Por su parte, el director gerente de NILSA, Fernando Mendoza, dice de la Cátedra que es un proyecto al que la empresa pública tiene “un cariño especial” porque “implica reforzar los lazos de colaboración con la universidad”: “Hemos sido la primera empresa pública en crear una cátedra junto a la UPNA”.

Con su puesta en marcha se busca apoyar al talento joven navarro, “incentivando proyectos de investigación, tesis doctorales o trabajos fin de grado y máster, así como coordinar prácticas en NILSA e incrementar la participación de personal técnico e investigador de la empresa en la actividad académica universitaria”. Del mismo modo, se promoverán actividades de comunicación y formación como conferencias, seminarios o cursos. “Nos planteamos también premios y becas. Hemos empezado con impulso y este primer curso está siendo fructífero“, concluye Mendoza.

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