Para los aztecas, el cacao era un símbolo de poder, estatus y conexión divina. Los antiguos emperadores bebían «xocolatl» durante rituales en honor a los dioses y antes de las batallas, debido a sus propiedades energéticas y estimulantes. El cacao, cuyo nombre en griego es Theobroma cacao («alimento de los dioses»), derivado del «kakaw» en lenguas indígenas, era considerado un regalo del dios Quetzalcóatl, un vínculo entre lo terrenal y lo celestial.
Este fruto sagrado se usaba en rituales para facilitar una conexión espiritual profunda. El cacao sigue siendo valorado hoy en día por su capacidad para inspirar, sanar y conectar, permitiendo a las personas experimentar un estado elevado de conciencia y una mayor conexión con su esencia interior.
COMPOSICIÓN CIENTÍFICA
El cacao es rico en compuestos bioactivos que contribuyen a su reputación como superalimento. Contiene teobromina, un alcaloide que mejora la concentración y la energía, y también tiene efectos relajantes y vasodilatadores. Los flavonoides, especialmente las epicatequinas, son antioxidantes potentes que ayudan a reducir la inflamación y mejorar la salud cardiovascular.
El cacao también es una excelente fuente de magnesio, esencial para la función muscular y nerviosa, y de feniletilamina y anandamida, conocidos por mejorar el estado de ánimo y promover sensaciones de euforia.
CEREMONIAS
Las ceremonias de cacao son encuentros que crean un espacio sagrado donde los participantes se reúnen para experimentar una conexión profunda. Estas ceremonias pueden ser experiencias únicas por sí solas o complementos para cursos, reuniones, terapias y retiros. La ceremonia puede realizarse en interiores o al aire libre, comenzando con una meditación y culminando con el ritual de la bebida de cacao. El altar, conocido como «Tlamanalli», es el corazón de la ceremonia, uniendo a todos los participantes en un propósito común.
El cacao es esencial para la función muscular y nerviosa, mejora el estado de ánimo y promueve sensaciones de euforia
La ceremonia incluye una suave meditación o práctica de respiración, seguida de una charla inspiracional que establece la intención de la ceremonia. El momento culminante es el ritual de la bebida de cacao, preparada de forma pura y tradicional. A veces se añaden especias y edulcorantes naturales que varían según la época del año o el lugar. El cacao se consume lentamente, permitiendo que sus efectos se sientan gradualmente, llevando a los participantes a un estado de mayor apertura y conexión.
La música es un elemento constante y vital, creando un ambiente sonoro que facilita la meditación profunda y ayuda a liberar y sanar emociones. Las canciones e instrumentos utilizados son elegidos cuidadosamente para resonar con las energías del momento. Cada ceremonia es única y puede ofrecer diferentes experiencias según la configuración y la intención del grupo. Algunos elementos comunes incluyen la apertura del corazón, relajación, claridad mental y exploración creativa. La música y los cantos actúan como puentes sonoros que profundizan la conexión emocional, facilitando la sanación.
Hoy en día, las ceremonias del cacao han sido redescubiertas y adaptadas para combinar tradiciones ancestrales con prácticas contemporáneas de bienestar y espiritualidad. Durante estas ceremonias, se consume una bebida de cacao puro en un entorno meditativo, facilitando la apertura del corazón y la mente.