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“La continuidad de un grupo en la dirección durante mucho tiempo resulta empobrecedora”

El próximo jueves, 9 de mayo, tendrán lugar las votaciones para elegir a la persona que ocupará durante los cuatro próximos años el rectorado de la Universidad Pública de Navarra, a las que concurren dos candidaturas. Hoy entrevistamos a quien encabeza la que promete renovar la institución académica: María José Beriáin.


Pamplona - 7 mayo, 2019 - 06:00

María José Beriáin, candidata a rectora de la UPNA, en el campus de la Universidad.

Una información de Miguel M. Ariztegi para NavarraCapital.es

Nacida en Bilbao pero de raíces navarras, María José Beriáin ha formado parte de la UPNA desde su fundación, allá por 1990. Su candidatura supone una ruptura con la gestión del anterior rector, Alfonso Carlosena, y defiende que hay que darle un nuevo impulso a la institución académica: “Una nueva etapa después de tantos años de continuidad”. Apolítica, reivindica la colaboración público-privada y una más intensa relación de la universidad con el tejido empresarial de Navarra. De puertas adentro, reclama más “participación, que se aproveche todo el talento y se escuche a las personas”. Quiere “transparencia, competitividad e igualdad de género en todas las actividades universitarias”. Beriáin es una mujer enérgica que considera que es hora de que los hombres dejen paso en el rectorado a las féminas después de 30 años. Catedrática, y con experiencia de gestión en el IS-Food  y el OTRI (transferencia de I+D a empresas), se ha reunido con diferentes colectivos universitarios (profesores, Personal de Administración y Servicios, estudiantes) para escuchar. Y ahora, proponer.

-Su candidatura es la del cambio, la renovación

-Exactamente, la del cambio, la renovación. La continuidad de un grupo en la dirección durante mucho tiempo es empobrecedora. Y la universidad tiene que ser todo lo contrario: participación y contar con el talento de toda la gente. Además es el lugar donde se crean las corrientes de opinión, pensamiento, arte… no solo investigación tecnológica. Y lo echamos en falta. Hay una acumulación de sensibilidades y opiniones que piden la apertura de una nueva etapa, ya que hay cuestiones que no se están haciendo debidamente en la universidad.

Trato de recoger el testigo de este grupo numeroso de personas. Llevo prácticamente 30 años en la universidad. He participado en la construcción del campus… y creo que es muy importante tener un buen conocimiento del entorno exterior de la universidad, del tejido empresarial, económico, social. Una rectora tiene que hacer mucho trabajo fuera.

-Profesora, investigadora, gestora… has mantenido más de 20 encuentros con colectivos de la universidad. ¿Qué cambios piden? ¿Qué no ha hecho el equipo rector actual?

-La estabilización y mejora de los grados existentes. Se está lanzando mucha oferta nueva, y esto cuesta recursos. Además, el número de plazas llaman la atención porque son bajas: hablamos de 25 estudiantes en ocasiones. Hay que abrir nuevos grados, claro, pero con un conocimiento de la demanda social y las necesidades. Un contacto directo con el entorno económico y social. Los propios alumnos lo han dicho: afiancemos y mejoremos los grados existentes.

“Llevamos cuatro años sin apenas promociones. En los tres últimos meses se han convocado todas las plazas: titulares, catedráticos… no se puede gestionar a trompicones”.

En segundo lugar, falta motivación, arraigo a la universidad. Eso existía antes. Un profesor ilusionado, motivado, con una trayectoria a futuro bien clara, transmite al estudiante. Hoy no hay un plan de desarrollo económico claro. Ha habido demasiados cambios. Los contratados, la gente joven, necesita referentes. El comité de empresa de los contratados está preocupado por este tema. La promoción de los permanentes es importante también. Salimos de la crisis y llevamos cuatro años sin apenas promociones. En los tres últimos meses se han convocado todas las plazas: titulares, catedráticos… no se puede gestionar a trompicones.

En investigación también hay casos de creación de estructuras paralelas, con procesos de gestión que no están claros. Hacen perder tiempo a los investigadores. También la reestructuración departamental ha roto la universidad. Se ha segregado y separado al personal administrativo. Hay departamentos con más de 100 profesores que no tienen personal administrativo en el edificio.

Hay pocas becas. Se ha roto el convenio con el CSIC, que daba un gran impulso a la investigación. Falta transparencia y sobra burocratización. El profesorado estamos todo el día haciendo papeles. Hay que revisar los procesos de gestión, hacer una universidad participativa y competitiva.

-¿Qué opinión le merece el campus de Tudela? ¿Está aprovechado o necesita un nuevo impulso también?

El Parlamento por unanimidad decidió crear el campus de Tudela. Todos los campus deben ser motores de desarrollo social y económico. Tudela fue uno de mis primeros actos de campaña, y transmití que así debe ser. Hay gran cantidad de población, y muchas posibilidades para estrechar nuestra relación con la empresa y crear másteres adecuados. Detecté cierto temor porque durante estos años no ha habido un apoyo real al campus de Tudela. Es una gran inversión, y hay que darle valor.

-¿Apostará por el nuevo grado de Medicina?

Medicina está teniendo problemas para su homologación en la Aneca. Hay aspectos que no se han hecho bien. La creación de un grado, y más el de Medicina, debe tener más en cuenta el entorno universitario. Apoyar a las facultades y a los centros. Debería haber sido una creación más participativa. Es cierto que hay una demanda social de Medicina, pero hay que hacer las cosas bien.

-¿Cómo ve la relación con las otras universidades navarras?

Existen relaciones directas entre el profesorado, y sé por la prensa que ha habido algunas reuniones entre los rectorados de la UPNA y la Universidad de Navarra. Cada uno en su estilo de organización, y con sus objetivos diferentes, pues son muy distintos para una universidad pública, otra privada y otra a distancia, todos estamos en el mismo entorno y tenemos el deber de tener una relación estrecha para aportar mejor a la sociedad.

“Es cierto que hay una demanda social de Medicina, pero hay que hacer las cosas bien. Debería haber sido una creación más participativa”.

-Insiste en la idea de una universidad socialmente responsable, comprometida. ¿Qué significa?

Participativa, que cuente con el talento y la contribución de todas las personas. En segundo lugar, que seamos transparentes. Quien dirige la universidad tiene que asegurarse de tener los mecanismos para que todas las personas que conforman la comunidad universitaria conozcan, entiendan y participen en ese futuro. Debemos ser un modelo de sostenibilidad, integrado, con proyectos propios. También saludable, con hábitos de vida saludable incorporados, el deporte. Y actividades culturales, los alumnos se quejan de que no tenemos vidilla cultural que dé ganas de quedarse aquí en el campus más horas. Y también accesibilidad, cumplir con los estándares.

-Reivindica que ha llegado la hora de que una mujer se encargue de dirigir la universidad

Sí, quiero romper los techos de cristal de este rectorado. Planteo mi candidatura desde la base de una independencia de pensamiento total. La política queda fuera. En mi candidatura hay personas de todo tipo que hacemos universidad. Lo primero es mi trayectoria académica y mi experiencia, eso avala mi compromiso con la universidad. Y además, soy mujer. Y creo que después de 30 años puede ser interesante que una mujer se coloque al frente de la gestión de la universidad. Y no quiero decir con esto que sea mejor que haya un hombre o una mujer, es simplemente otro estilo que puede suponer un enriquecimiento.

-¿Qué tal están las relaciones con el Gobierno, la financiación?

La relación con el Gobierno desde mi puesto de responsabilidad en la investigación es de buen entendimiento. El desarrollo estratégico exige que trabajemos juntos, que colaboremos, que cooperemos. Y como rectora será igual: entender cuál es el plan del Gobierno y ser útil y trabajar conjuntamente.

“Durante estos años no ha habido un apoyo real al campus de Tudela. Es una gran inversión, y hay que darle valor”.

En cuanto a la financiación, no puedo decir si es adecuada o no. Porque se habla de un presupuesto en torno a 70 y pico millones, pero me gustaría que fuera abierto a la comunidad, más transparente. También deberíamos buscar más recursos, ver si el entorno social nos puede aportar más. Pero en la medida en que la universidad es útil al desarrollo del tejido industrial, las empresas responden invirtiendo. Hay que dar resultados de investigación fiables que aporten nuevos recursos.

-¿Está garantizado con las becas el acceso universal a la universidad?

Existen mecanismos: becas, mecenazgo… y me consta que hay empresarios que conocen en su entorno con una gran capacidad de trabajo y de crecimiento personal, y si necesitan apoyo están dispuestos a aportar los recursos necesarios. Hace falta un acercamiento al mundo empresarial para mejorar la comunicación, es un trabajo conjunto.

-Quiere potenciar la comunidad universitaria, la ‘marca’ UPNA

Sí, cuando alguien tiene arraigo y apego a su institución y a sus siglas trabaja con más entusiasmo, con emoción. No podemos estar aquí por cumplir unas horas. Queremos que los estudiantes estén orgullosos de su universidad. Algo que cree arraigo en el profesorado, el personal de administración y servicios y los estudiantes.

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