¡Es una dulce realidad! Inequívoca del confinamiento que hemos vivido. En los meses de marzo y abril de 2020 se han cocido más bizcochos y pasteles que nunca en España. A la vista de la falta de levadura y harinas en los lineales de los supermercados, se podría afirmar que el horno le ha ganado el terreno al ordenador y muchas experiencias reposteras han subido al primer puesto del ranking doméstico-culinario.
Sin duda, en este tiempo de encierro muchas personas han descubierto en la panadería y la repostería una fórmula de evasión, con premio y reconocimiento familiar.
En este contexto, OBBIO, espacios especializados en alimentación ecológica y saludable, invita a ampliar el conocimiento sobre las harinas para cocinar pasteles y hornear panes de manera más sana, consciente y natural.
En repostería la harina es el elemento común, y la convencional, la más utilizada en los hogares, es la de trigo candeal. Se trata de una harina que está más procesada y que ha perdido la mayor parte de nutrientes. Por ello, y visto el furor confitero, no son pocas las empresas que ahora proponen alternativas más antiguas y menos adulteradas: como la harina de espelta y la de kamut.
La harina de espelta contiene más proteínas que la que proviene del trigo (15% frente al 10%), pero lo más importante es que estas proteínas tienen los ocho aminoácidos necesarios para el cuerpo humano. Además, esta variedad aporta también fibra soluble que retrasa la absorción de los hidratos de carbono, ayudándonos a evitar nuestros picos glucémicos. También, y gracias a su alto contenido en fibra, es ideal contra el estreñimiento y en dietas de adelgazamiento.
Otra alternativa sería la harina de kamut, que proviene del trigo khorasan, muy rico en proteínas, y apreciado por su contenido en minerales. El kamut es considerado un cereal más energético por el elevado porcentaje de lípidos en su composición y podemos realizar todo tipo de elaboraciones: galletas, creps, bizcochos, rebozados… e incluso pan; pero en este caso, se recomienda combinarla con trigo tradicional, pues aunque tiene un gluten más beneficioso para la salud, puede dar como resultado un pan demasiado duro.
¿Por qué es interesante el kamut?
El kamut conserva intacto el mismo patrimonio genético desde su origen, ya que este cereal no ha sido modificado genéticamente, ni sometido a polinizaciones artificiales. Esto lo hace mucho más digestivo, produciendo menos intolerancias alimentarias y problemas relacionados con las alergias. Es sumamente rico en vitaminas del grupo B y E, que promueven el buen funcionamiento del sistema nervioso y el fortalecimiento de pelo y uñas.
¿Otras harinas recomendables?
- La harina de avena es deliciosa para hornear, ya que aporta una textura ligera y suave a los pasteles y muy crujiente para elaboraciones algo más secas como las galletas. Además, la avena ayuda a reducir los niveles de colesterol y es beneficiosa para los diabéticos.
- Por su parte la harina de arroz es interesante para aligerar el contenido en gluten de nuestras preparaciones, aportando más sabor que la harina de trigo refinada gracias a la fibra saludable que contiene.
- La harina de coco está recomendada para aquellas dietas en las que se busca prescindir de la familia de los cereales. Es muy rica en fibra, de hecho, contiene más de uno de los campeones de la fibra como es el salvado de trigo, y es más baja en carbohidratos que las de frutos secos y soja.
He aquí varios ejemplos de harinas healthys para cocinar de un modo más sano, consciente y natural. Aunque lo verdaderamente importante, como siempre, es el cariño. Ese dulce empeño de compartir momentos, vivencias y espacios de vida con quienes más queremos. Así lo hemos hecho durante casi dos meses de cuarentena. Veremos si ahora, con el desconfinamiento (o desescalada), la panadería y repostería siguen protagonizando las delicias de muchos.