En las reuniones familiares, la familia Miguel no solía hablar de política o deporte, sino de ascensores. Ese era precisamente el sector al que se dedicaba el padre, que legó su oficio a su segundo hijo, José Javier. Las idas y venidas del taller a los edificios le sirvieron para aprender las habilidades técnicas y comerciales necesarias en la profesión. «Todo el mundo me llamaba el hijo de Luis», explica entre risas.
Por el contrario, su hermano Luis Carlos supo muy pronto que ese no era su camino. Nacido una década más tarde, apostó por la seguridad privada. «En eso salí a la rama vasca de mamá», apostilla.
Así, las trayectorias profesionales de ambos hermanos discurrieron en paralelo hasta que, en 2012, sus caminos se encontraron. Una enfermedad hizo que José Javier perdiese el empleo, al tiempo que a Luis Carlos se le encendió la bombilla del emprendimiento. Tras muchos años en grandes empresas, había identificado un nicho de mercado en la videovigilancia para comunidades de vecinos. Una idea que no tardó en compartir con su hermano.
La complementariedad de sus experiencias formó una sinergia sin fisuras. «Él poseía el conocimiento técnico y yo seguía en contacto con todos los clientes con los que había trabajado mi padre desde 1950. Teníamos claro el objetivo, cómo conseguirlo y que íbamos a trabajar juntos muy bien. Así que no tuve ninguna duda en montar una empresa con él», relata José Javier. Así, REC Videovigilancia vio la luz en 2013.
La empresa de los hermanos Miguel se adentró en un sector muy atomizado. Según datos de la Asociación Profesional de Compañías Privadas de Servicios de Seguridad (Aproser), la seguridad en España está compuesta por 1.570 firmas, que facturaron 4.622 millones de euros en 2022. Ocho de cada diez emplean a menos de cincuenta personas y la mayor parte están especializadas en la instalación y mantenimiento de sistemas de seguridad. Eso sí, tan solo veintiún empresas tienen su sede en Navarra.
El sistema, bautizado como Sivica, se instala dentro de la cabina del ascensor «en quince minutos y sin necesidad de cableado».
¿Cómo diferenciarse entonces? José Javier y Luis Carlos lo vislumbraron cuando realizaban su primer trabajo en un portal de la calle Aoiz. Allí se percataron de lo enrevesada que podía resultar la instalación de una cámara de seguridad en el interior de un ascensor, debido a la gran cantidad de cables que se necesitan.
«Con el conocimiento de la normativa sobre videovigilancia de ascensores que tiene José Javier, diseñamos un sistema que se puede instalar en el interior de un ascensor en quince minutos y no requiere de cables», detalla Luis Carlos. Debido a la novedosa sencillez del invento, bautizado con el nombre Sivica, los hermanos decidieron patentarlo en España ese mismo año. Un tiempo después, dieron el salto para hacer lo propio en la Unión Europea.
La firma celebra este año una década de existencia con un reconocimiento especial. Y es que la Oficina Europea de Patentes (OEP) ha aprobado su solicitud, un proceso en el que recibieron el apoyo de inversores privados y de la firma Azu Patentes y Marcas. «Parece sencillo, pero tienes que probar que tu invento es distinto a otros que pueden parecerse. En nuestro caso, tuvimos que diferenciarnos de algunos dispositivos chinos y japoneses», señala el hermano menor.
COLABORACIÓN CON CUERPOS POLICIALES
Además, REC Videovigilancia realiza el mantenimiento mensual de los sistemas ya instalados «en 400 ascensores» de la Comarca de Pamplona e implanta también sistemas de vigilancias en portales y garajes. «Sobre todo, trabajamos en los barrios de Iturrama y San Juan», incide Luis Carlos. Su mercado, de carácter local, les permite cultivar «una cercanía especial» con sus clientes, que en más de una ocasión les ha llevado a colaborar con los cuerpos policiales.
Para lograr la patente europea de la OEP, «tienes que probar que tu invento es distinto a otros que pueden parecerse».
«Cuando el Cuerpo Nacional de Policía o la Guardia Civil solicitan de oficio imágenes de las cabinas, muchas empresas les entregan discos duros con horas de grabación. Nosotros extraemos los pequeños archivos que muestran únicamente el uso del ascensor, de modo que las investigaciones se agilizan. Hemos visto un poco de todo, desde actos vandálicos hasta ataques, pasando también por robos en hogares. A veces, incluso, nos toca denunciar delitos. En muchas ocasiones, hemos visto al monstruo que todos llevamos dentro despertarse en unos pocos segundos», relata José Javier.
NUEVOS PROYECTOS
Tras conseguir su primera patente internacional, los hermanos Miguel se encuentran sumergidos en un segundo proyecto de innovación, enfocado a la seguridad activa de comunidades. «En la actualidad, las alarmas son un mercado muy individualizado pero, a lo largo de la historia, siempre se ha visto que la unión hace la fuerza. Seguimos inmersos en la optimización de la tecnología y nos hacen falta algunos recursos. Pero estas iniciativas son las que nos mantienen competitivos en el mercado», concluye José Javier, al tiempo que su hermano asiente.
