La empresa Vermican, ubicada en Mutilva, se ha especializado en un curioso nicho poco explorado hasta la fecha: la fabricación de compostadores 100 % reciclados para gestionar residuos domésticos orgánicos. Estos recipientes utilizan poda triturada y, gracias a microorganismos, descomponen la materia para convertirla en compost. «Es el montón de fiemo de toda la vida, un fertilizante natural. En concreto, tres de nuestros módulos abastecen a 75 personas, por lo que es ideal para territorios con poca densidad de población porque pueden dar servicio a todo un pueblo», ejemplifica para Navarra Capital el gerente y fundador de la compañía, David Morales.
Fundada en 2010, Vermican también distribuye en España productos relacionados de varias marcas reconocidas en Europa como la italiana Ecoplast, la francesa Quadria o la alemana Hahn. De hecho, la empresa navarra utiliza materiales de esta última para elaborar su producto estrella, los compostadores. «Nuestro principal cliente son las administraciones públicas, por lo que el servicio incluye vallas para rodear los módulos, carteles indicativos sobre qué productos se pueden tirar, papeleras o bancos», matiza Morales, natural de Terrasa.
«Nuestro principal cliente son las administraciones públicas, por lo que el servicio incluye vallas para rodear los módulos, carteles indicativos sobre qué productos se pueden tirar, papeleras o bancos»
Además, la construcción del compostador no requiere de herramientas y su modo de uso es muy sencillo. Primero, el usuario deposita los residuos orgánicos en el contenedor. Después, al menos dos veces por semana, un encargado municipal remueve el compost con un rastrillo y lo traslada a los demás recipientes para repartir el contenido.
De esta forma, la empresa navarra se diferencia del tradicional «transporte hasta el vertedero» al basarse en un tratamiento de residuos descentralizado. Vermican se apoya en estudios como el que realizaron recientemente en una zona de Aragón. «No es ideal que un camión de alto tonelaje recorra los pueblos del Pirineo para recoger residuos», resalta.
Vermican comenzó su andadura en el País Vasco y Navarra, donde ya ha instalado un centenar de módulos en Sakana y Eugi y colabora con las mancomunidades de Bidausi, Mairaga y Valdorba. Posteriormente, se extendió por toda España y ahora llega hasta Portugal, Francia, Italia y Grecia. De hecho, cuenta con 5.000 unidades instaladas, lo que equivale a 4.300 toneladas de CO2 evitadas gracias al compostaje. «Hemos trabajado en todos los niveles de la administración, desde ayuntamientos, mancomunidades, diputaciones y gobiernos regionales. Diseñamos el Plan de Implantación de la Materia Orgánica de la Xunta de Galicia, y realizamos otros trabajos para la Junta de Andalucía, la Junta de Castilla y León y las islas Canarias«, enumera.
EL GERMEN DE LA EMPRESA
Vermican nació en 2010 gracias a que este empresario catalán obtuvo una Beca Emprendedor del Gobierno de Navarra. «Consistía en una ayuda de 2.000 euros al mes durante nueve meses y un curso de formación muy bueno, en el que te ayudaban a desarrollar tu negocio», recuerda para añadir acto seguido que la idea como tal surgió gracias a unos amigos de su Terrasa natal.
«Tenían una compostadora casera con lombrices, a las que alimentaban con residuos de cocina. Y me convencieron de que ese tipo de gestión tendría futuro. Así, presenté una máquina de vermicompostaje de flujo continuo con gran capacidad y para grandes generadores», rememora. Tras elaborar el plan de negocio, en 2012 obtuvo su primera licitación con el Consorcio de Residuos de Navarra para acometer el seguimiento técnico de todo su compostaje doméstico.
Al año siguiente, y gracias a la ayuda de Nacho Calvo, el actual secretario general de la Asociación de Hostelería y Turismo de Navarra, Vermican entró en el sector del camping. «Nos especializamos en el compostaje comunitario. Él quería llevar a cabo un proyecto medioambiental en los campings de Navarra, y me pidió que le presentará alguna idea», relata.
Desde entonces, la empresa navarra ha evolucionado hasta crecer entre un 20 % y un 30 % cada año durante los últimos cinco. «En 2023 superamos por primera vez los 2 millones de euros facturados y, en este 2024, esperamos llegar a los 2,4 millones», augura. En paralelo, su crecimiento también se ha visto reflejado en la plantilla, ya que actualmente consta de veinte trabajadores, catorce más que en 2019.