La combinación de diversos factores -una economía globalizada, el crecimiento exponencial de la electrónica de consumo, la apuesta por la tecnología digital de las marcas automovilísticas y la ralentización productiva causada por la pandemia- ha dado lugar a un desequilibrio entre la demanda y la producción de semiconductores o chips, que se traduce en una escasez global de estos productos. Un problema que afecta a fabricantes de varios sectores, incluido el automovilístico.
VW Navarra: «De momento no nos afecta en absoluto. Eso no quiere decir que, si la crisis de los semiconductores no mejora sino que va a peor, quizás dentro de unos meses nos llegue a plantear problemas».
El cierre de factorías de aparatos electrónicos y del sector del automóvil para evitar los contagios en los primeros meses de la pandemia se tradujo en un recorte de la demanda de chips, por lo que sus fabricantes rebajaron la producción y menguaron los encargos a sus proveedores.
Pero, al mismo tiempo, la reclusión domiciliaria con la que se trata de contener la epidemia en el mundo ha disparado las ventas de consolas de videojuegos, ordenadores portátiles, tabletas, televisores y móviles, que funcionan gracias a los chips. Y los coches, así mismo, cada vez cuentan con más dispositivos informáticos y sus fabricantes también los precisan en cantidades crecientes, sobre todo por el obligado paso a la propulsión eléctrica e híbrida.
En este sentido, el auge de las ventas en el ámbito de la electrónica de consumo fue un factor imprevisto, al que se unió otro: una recuperación de la producción de automóviles en el tercer trimestre de 2020 superior a la calculada. Circunstancias que, unidas a la menor generación de semiconductores, ha derivado en la actual escasez de chips en el mercado. La solución pasa por incrementar la producción, pero es un proceso muy complejo que requiere una planificación a varios meses vista, entre otras cosas porque al ser tan extremadamente caras las materias primas no es posible hacer acopio de existencias.
El Grupo Volkswagen alertó de la situación en el mes de diciembre. Y, posteriormente, han sido varias las marcas que han sufrido desabastecimiento en Estados Unidos, Japón o Europa, confirmando que se trata de un problema global. La carencia de chips obligó a Seat a presentar, a mediados de enero, un nuevo Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) por causas organizativas y productivas, que afectará a 400 trabajadores de las líneas de montaje de los modelos León y Cupra Formentor hasta el 31 de junio. La fábrica de Ford en Almussafes también ha recurrido al ERTE por problemas de suministro de diversos componentes, entre los que se encuentran los semiconductores.
ALTA GAMA
Aunque es una de las marcas afectadas, Volkswagen Navarra trabaja con normalidad, según aseguran fuentes oficiales de la compañía. Los materiales que escasean en estos momentos son los incorporados a vehículos de segmentos superiores. En el caso del grupo alemán, el problema se extiende a los modelos Golf y Tiguan, no a los ensamblados en la fábrica navarra, el Polo y el T-Cross, cuyos dispositivos no utilizan los semiconductores que faltan en el mercado: “De momento no nos afecta en absoluto y tampoco creemos que lo vaya a hacer a corto o medio plazo. Eso no quiere decir que, si la crisis de los semiconductores no mejora sino que va a peor, quizás dentro de unos meses nos llegue a plantear problemas”.
Es la misma explicación que ofrecen desde el Clúster de Automoción de Navarra (ACAN):“Hay que tener en cuenta el tipo de modelos que se fabrican en Volkswagen Navarra. Los componentes que faltan se emplean en mucha mayor medida en vehículos de segmentos superiores. Porque, al ser de gama alta, incorporan más tecnología, más microchips y semiconductores”, de hecho pueden llegar a disponer actualmente de hasta 100 unidades de control electrónico
El mayor uso de la electrónica de consumo por los confinamientos y la incorporación de chips en los coches ha disparado la demanda.
Son materiales que llegan del exterior, sobre todo de países asiáticos como China, Taiwan o Filipinas. De ahí que el Gobierno alemán esté colaborando con el Grupo Volkswagen para tratar de agilizar su importación y regularizarla en el menor tiempo posible. El ministro de Economía de Alemania se dirigió hace dos semanas a su homólogo taiwanés para pedirle que convenciera a TSMC, el líder mundial en la fabricación de chips, de que priorizara el suministro a los fabricantes germanos. Porque su recuperación, según argumentó, era de vital importancia para toda la economía mundial. TSMC se mostró dispuesta a ayudar a la industria alemana en la búsqueda de soluciones.
Honda, Mazda, Fiat Chrysler o General Motors son otras de las marcas que han tenido que reducir su producción por la escasez de chips, un problema que vuelve a poner de manifiesto la dependencia de la industria occidental de las fábricas de componentes asiáticas. Expertos en la comercialización de este tipo de componentes indicaron, al ser consultados por responsables de Volkswagen Navarra, que confían en que la situación vaya normalizándose conforme avance el año. De forma que, en torno al verano, esperan regularizar el suministro a nivel mundial “no solo para el Grupo Volkswagen y sus marcas, sino también para el resto del sector y el resto de sectores que utilizan esos semiconductores como ordenadores, teléfonos móviles o sistemas informatizados”.
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