Según informó INTIA en un comunicado, las previsiones para esta campaña son buenas. El Consejo Regulador de la Indicación Geográfica Protegida ‘Alcachofa de Tudela’ espera llegar en esta campaña a las cifras de la de 2018-2019, en la que 97 agricultores inscritos, con 709 parcelas, entregaron la cantidad de 3.111.703 kilogramos de alcachofa, un 11 % más que en la campaña 2017-2018. Las temperaturas, algo más benignas en invierno, y la falta de heladas permitieron prolongar la cosecha y obtener buenas producciones, pese al descenso de superficie inscrita en los últimos años, que pasó de ser 968 hectáreas en la campaña 2017-2018 a 825 hectáreas en 2018-2019.
Uno de los problemas es “la incapacidad de cubrir la demanda de trabajadores para la recolección, que se hace de forma manual”.
La falta de mano de obra para realizar las labores del campo es uno de los motivos que señalan los agricultores adscritos a la IGP para reducir su superficie de cultivo. Uno de los problemas que se encuentra el agricultor para plantar la alcachofa es “la incapacidad de cubrir la demanda de trabajadores para la recolección, que se hace de forma manual”.
Otra de las razones de este descenso viene por los problemas que están sufriendo en primavera las plantaciones con el pulgón negro, que es el causante del cierre de campaña. Esta plaga suele aparecer con mucha fuerza en el mes de mayo y hace que las alcachofas no sean aptas para la comercialización. La producción de las parcelas baja y la rentabilidad del cultivo es menor.
Pese al descenso de la superficie cultivada, en la última campaña aumentó la producción obtenida por hectárea y la cantidad del producto que se certifica en fresco. Esto se debe, según Ana Juanena, secretaria de la Denominación, a que “los consumidores demandan cada vez más el producto diferenciado con la banda de la IGP ‘Alcachofa de Tudela’, lo que significa que, poco a poco, conseguimos que se nos conozca en el mercado”.
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