La histórica relojería y joyería Montiel, ubicada en la avenida Carlos III de Pamplona, cerrará sus puertas de forma definitiva el próximo 31 de diciembre (en enero atenderá consultas y peticiones especiales de última hora por vía telefónica). Los hermanos propietarios del negocio han tomado la decisión tras 61 años de andadura ante la falta de relevo en el seno de la familia para continuar con el legado que empezaron en 1963 sus padres, Gonzalo Fernández Montiel y Dory de Prado.
Pero antes, Montiel pondrá en marcha a partir de septiembre una exposición con joyas y piezas emblemáticas, de las que algunas estarán a la venta para los clientes más fieles. “Son parte de nuestra historia y queremos compartirla con ellos”, subraya a Navarra Capital Gonzalo Fernández de Prado, que dirige la empresa junto a sus hermanos Óscar y Miki. Esta última ha dirigido las relaciones públicas del establecimiento, mientras que Óscar está especializado en el área técnica de producto. No obstante, la familia se compone de otros dos hermanos: Mamen, la mayor y ya jubilada, y Jorge, el cuarto de la saga.
Gonzalo Fernández de Prado: “Nos vamos haciendo mayores y toca pasar página. Hemos llegado hasta aquí y hemos conseguido lo que queríamos”
A pesar de sus esfuerzos, no han encontrado un relevo en la familia para tomar las riendas de la histórica joyería. “Yo no tengo hijos, y mis sobrinos, al igual que nosotros cuando éramos jóvenes, han tenido la libertad de elegir qué quieren hacer con su futuro”, destaca Gonzalo.
Aun así, los dueños transmiten sus ganas de descansar tras dedicar su vida a atender al cliente detrás del mostrador, aunque este pamplonés de 69 años avanza que mantendrá la camaradería con joyeros más jóvenes, siempre dispuesto a compartir su experiencia. “Nos vamos haciendo mayores y toca pasar página. Hemos llegado hasta aquí y hemos conseguido lo que queríamos”, resalta emocionado.
HISTORIA DE PAMPLONA
El primer local de Montiel abrió en el número 8 de la calle Mercaderes. Por aquel entonces, en 1977, la firma ya distribuía en exclusiva la relojería de la marca suiza Patek Philippe. “Es un logro que un comercio de Pamplona, por su tamaño, tenga esa relación con una entidad así y haya podido mantenerla con el paso de los años”, ensalza Gonzalo para enumerar acto seguido que Montiel también es concesionario oficial de Buccellati, Pomellato, Vhernier o Mikimoto: “Llamamos la atención en toda España por la exclusividad de nuestras marcas y nuestra manera de exponer”.
A lo largo de los años setenta, el matrimonio barruntó la posibilidad de trasladarse fuera del Casco Viejo de la capital navarra, hasta que su idea finalmente se materializó en noviembre de 1987. “Estoy recordando ahora esos bonitos años, cuando esta zona del Ensanche no tenía el músculo comercial que posee hoy en día. En la actualidad, los clientes llaman a la puerta mientras están dando un paseo”, constata.
Además, Gonzalo detalla que Montiel siempre se ha caracterizado por un carácter personal y especial. En este sentido, y sacando al arquitecto que lleva dentro, contactó con el madrileño Gabriel Allende para diseñar el interior del actual establecimiento. “Le llamé tras ver un capítulo sobre él en el programa Metrópolis, de TVE. Le apasionó el proyecto y vino a Pamplona encantado”, rememora.