jueves, 28 marzo 2024

La nueva carrera de Asier Juánez e Iñaki Mujika

Mujika (36 años) y Juánez (24) comparten oficio, afición y empresa. Y ahora afrontan una nueva etapa en sus vidas después de que el primero sufriera un accidente en 2021 durante una competición de motocross, que le dejó paralítico. A raíz del siniestro, se apoyó en su actual socio, piloto de ralis, para gestionar el taller M86 de Alsasua. Un negocio que carbura a pleno rendimiento, tal y como resaltan orgullosos a Capital Sport.


Alsasua - 13 febrero, 2023 - 06:00

Los alsasuarras Juánez y Mujika son socios y comparten su pasión por el motor. (Fotos: Maite H. Mateo)

Parece un taller convencional, pero su interior alberga un museo de motocross. Un suelo de color azul eléctrico da la bienvenida a los clientes de Motos M86 Motorrak (Alsasua), que al traspasar sus puertas son recibidos por una gran lona decorada con motivos de esta disciplina. Además de la zona destinada a reparaciones, hay una pequeña oficina con cascos, trajes y motos a la venta; un almacén; y un piso superior que por el momento sirve de trastienda.

En la oficina, sobre una vitrina repleta de trofeos, dorsales y recuerdos, brota la historia de Iñaki Mujika, de 36 años y fundador del negocio. Una trayectoria que sufrió un punto de inflexión el 11 de abril de 2021. Era un domingo lluvioso y el rugido de las motos resonaba en el circuito de Tierz (Huesca). Iñaki, como muchas otras veces, disputaba una carrera de motocross cuando sufrió una terrible caída, que lo dejo paralítico. “En la tercera vuelta, según salté, pensé: ‘Me voy a pegar un hostión como un pan’. Lo siguiente que recuerdo es despertarme en el suelo partido por la mitad. No sentía nada de cintura para abajo. Era algo que, como piloto, sabía que me podía pasar”, confiesa.

Aquel accidente también supuso un cambio para M86, donde Asier Juánez (24 años) apenas llevaba dos meses seguidos trabajando como mecánico, aunque ya había echado una mano durante varios veranos. “Fue un momento muy complicado, estuve durante ocho meses en una clínica de rehabilitación en Badalona. Y yo quería mantener el taller abierto, así que le planteé a Asier la idea de que siguiera al frente mientras yo permanencia en Cataluña. Fue un artista”, agradece Iñaki a su compañero.

Iñaki Mujika: “Es mi pasión. Casi me dolería más cerrar el taller que no recuperar la movilidad de las piernas”

El joven mecánico asumió las riendas de la empresa sin dudarlo. “El primer día llegué y no podía ni encender el ordenador porque necesitaba las claves. Pero preguntando a amigos y familiares de Iñaki, que estuvieron volcados en ayudar a sacarlo adelante, fui aprendiendo. Yo sabía de mecánica, pero desconocía cómo realizar pedidos, albaranes, facturas… De eso se encargaba él. Salseando fui sacando el trabajo adelante”, recuerda Asier.

Ahora, tras la vuelta a casa de Iñaki, ambos jóvenes han decidido convertirse en socios para mantener el taller a flote, ya que las lesiones que arrastra su fundador no le permiten volver a trabajar en las mismas condiciones que antes. “Es mi pasión. Fue mi proyecto y quiero seguir con él, no por el dinero, sino por psicología. Casi me dolería más cerrar el taller que no recuperar la movilidad de las piernas”, afirma entre risas.

PASIÓN POR LA COMPETICIÓN

Ambos comparten su afición por el mundo del motor desde críos y, en especial, por las motos. Con tan solo cuatro años, Iñaki ya se “encabronaba” con sus padres porque no le dejaban practicar con su tío. “Cuando mi tío se iba a andar en moto, yo le seguía con una motico de pilas que tenía. Y me echaban la bronca. Por eso, a modo reivindicativo, un día puse la moto contra la pared y la aceleré hasta que se quemó”, revela.

Iñaki Mujika abrió las puertas de su negocio en 2017. Cuatro años más tarde sufrió el accidente de moto que le dejó paralítico.

Años más tarde, pero casi con la misma edad que Iñaki, Asier cogió su primera moto. Tenía cinco años. Heredó de su padre una gran pasión por la mecánica de estos vehículos y a la vista está, ya que tras realizar los estudios de Mecatrónica decidió dedicarse al mismo mundo que había mamado en casa. “No acerté con mis estudios, no me llenaban. A mí lo que me gustaba era lo que había en casa: las motos, los motores… Y, al ofrecerme este trabajo, no dude”, remarca.

Asier Juánez: “Este año quiero correr alguna carrera más que el año pasado, como hobby, hasta lo que me permita el bolsillo”

La pasión y el afán competitivo de estos alsasuarras les ha llevado a adentrase en las competiciones. Iñaki comenzó su andadura en carreras de motocross con 15 años. Y, desde entonces, ha seguido vinculado a ese mundo.

Hasta los 35, sumó varios éxitos, aunque él trata de restarles importancia. Por citar dos ejemplos, fue subcampeón de Euskadi en la modalidad de motocross y quedó también segundo dos años consecutivos en el Campeonato de Navarra en la modalidad de enduro y motocross.

Incluso unos meses antes de sufrir el accidente, acudió como mecánico, junto al Club Aventura Touareg, al Dakar. “Aun siendo muy dura, es una experiencia que se la recomiendo a cualquiera. Las emociones no cesan, es flipar en colores continuamente. Pero te tiene que gustar porque, si no, no duras allá dos días”, subraya.

Asier, en cambio, se ha decantado por los coches. El año pasado, debutó como piloto de ralis. Y, en su tercera carrera, consiguió el podio en la modalidad júnior de la Subida a Urbasa. Ahora se prepara para su próximo objetivo, el Rally Sprint de Goierri, que se celebrará en marzo. “Este año quiero correr alguna carrera más que en 2022, como hobby, hasta lo que me permita el bolsillo”, atestigua. “Se trata de deportes costosos que requieren de un gran esfuerzo, pero esa adrenalina hace que merezca la pena el gasto”, coinciden ambos pilotos.

EL FUTURO

Tanto Iñaki como Asier se muestran satisfechos por su recorrido personal y profesional. “El boca a boca hace mucho y cada vez nos conoce más gente. Tenemos mucho curro”, constata su fundador.

Asier Juánez aprendió el oficio de mecánico en la bajera de su casa, de la mano de su padre.

Debido al accidente de Iñaki, es Asier quien gestiona más el negocio. Pero su fundador lo acompaña supervisando y ayudándole en todo lo que puede. “En vez de estar en casa, vengo al taller a hacer la rehabilitación. Aunque no pueda trabajar, es mi pasión y necesito estar aquí”, comparte. De hecho, está pensando en montar un gimnasio para realizar allí los ejercicios diarios mientras se hacen mutua compañía.

Iñaki Mujika: “El boca a boca hace mucho y cada vez nos conoce más gente. Tenemos mucho curro”

Ahora, además, Iñaki trabaja en una idea para aunar a las personas con discapacidad con las motos: “Para el taller sería muy interesante. Quiero ayudar a gente que está en una situación similar a la mía. Porque tienes dos maneras de afrontarlo: o te hundes o sigues adelante. Y conmigo no va a poder. Si no fuese tan cabezón, estaría mucho peor”.

Por su parte, Asier trabaja en poner a punto el coche de carreras. “Lo compré roto y lo he ido montando poco a poco. La base la tengo, ahora hay que mejorarlo para que sea fiable. Para desconectar del trabajo, en mi tiempo libre me dedico a la mecánica de coches”, declara con ironía.

Iñaki sigue cerca de la competición, aunque no pueda correr. Hace escasos meses acudió como mecánico a una excursión organizada por el Club Aventura Touareg en Marruecos. Allí quiso probarse y ver cómo se defiende en su nueva condición: “Empecé bien, aunque al décimo día tuve una infección de orina que me mantuvo tres días en el hotel. Pero después puede terminar. Y me di cuenta de que puedo ir, pero que tengo muchos puntos que mejorar”.

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