Niños, dantzaris y joteros. Con el paso de los años, las alpargatas tradicionales de San Fermín han perdido presencia en las calles, pero aún hay quienes reivindican el uso de este calzado tan vinculado al folclore y a quienes, como los más pequeños, son objeto de infinidad de regalos por parte de abuelos, amigos y familiares.
A priori, teniendo en cuenta además el arraigo de las fiestas en la ciudadanía pamplonesa, podríamos pensar que se fabrican en la propia Comunidad foral. Pero la realidad en la inmensa mayoría de los casos es muy distinta.
Calzados Arrieta: «Realizamos algunas confecciones de las alpargatas, como coser las cintas, pero no las fabricamos. Las traemos de Cervera del Río Alhama (La Rioja) y algunas de Elche (Alicante)»
El grueso de la producción se concentra en la comunidad vecina de La Rioja, concretamente en Cervera del Río Alhama, un municipio de apenas 2.500 habitantes. Esta localidad es conocida como la capital de las alpargatas e, incluso, cuenta con un museo dedicado a la historia de su fabricación, así como con la Asociación de la Alpargata de Cervera del Río Alhama.
«Realizamos algunas confecciones de las alpargatas, como coser las cintas, pero no las fabricamos. Las traemos de Cervera del Río Alhama (La Rioja) y algunas de Elche (Alicante). Eso sí, siempre son de fabricación nacional», señala Sandra Arrieta, hija del fundador de Calzados Arreita, un comercio especializado en la venta de alpargatas artesanales que abrió sus puertas en la capital navarra en 1946.
Del mismo modo, en Calzados La Mañueta, un establecimiento que se mantiene fiel a sus raíces desde 1962 y destaca por la venta de este tipo de artículo, también constatan que sus alpargatas «proceden de La Rioja». Distinto es el caso de Alpargatas de Mil Colores, negocio fundado por Sara Remón en diciembre de 2012 y que, aunque comercializa otro tipo de productos riojanos y gerundenses, hace una excepción con este clásico sanferminero. «Ese modelo en particular lo encargo a un artesano local. Hago el pedido en agosto y, para el primero de abril, ya las tengo en la tienda», revela Remón.
La Mañueta: «Las talla más solicitada es la 16-18, que equivale a un bebé de aproximadamente ocho meses»
Dicho artesano es uno de los pocos que todavía mantiene este oficio en Navarra, aunque prefiere mantenerse en el anonimato. Junto a él también quedan algunas mujeres mayores en la zona de Cintruénigo y Fitero. «Antes de la pandemia, traía alpargatas bordadas con el santo o el escudo de Navarra, pero después del Covid-19, la mujer que hacía los bordados se jubiló y ahora es difícil encontrar a alguien más que lo haga», destaca la propietaria de Alpargatas de Mil Colores.
REGALO PARA BEBÉS
Aunque este tipo de calzado se encuentra a la venta durante todo el año, su demanda se dispara a partir de junio. «En las vísperas de San Fermín, se venden muchísimo. A quien le gusta la alpargata repite una y otra vez, crea cierta adicción», remarca Arrieta. Sin embargo, los tres comerciantes consultados coinciden en que los bebés son actualmente los principales destinatarios de este producto. «La talla más solicitada es la 16-18, que equivale a un bebé de aproximadamente ocho meses», incide César, de La Mañueta. De hecho, son uno de los regalos estrella para los recién nacidos en la capital navarra, hasta el punto de que a menudo se personalizan con el nombre y la fecha de nacimiento.
Alpargatas de Mil Colores: «El modelo de alpargata blanca, con hilo blanco, cinta roja y suela de goma, lo encargo a un artesano local. Solo este modelo en particular»
En contraposición, su popularidad ha disminuido entre los jóvenes y adultos, que a menudo optan por el calzado deportivo. «No obstante, todavía es habitual ver a personas usándolas durante el vermú», apunta Arrieta. Eso sí, junto al modelo clásico, coronado con una cinta roja, también coexisten otros de cuña cuña alta, de piel, tipo sandalias, de color rojo…
En este sentido, sí son muchos los extranjeros que se llevan como recuerdo las alpargatas de San Fermín. «Sobre todo los estadounidenses, ya que valoran mucho el trabajo artesanal, así como los argentinos y uruguayos. Y, por supuesto, los visitantes nacionales como los catalanes, cuya indumentaria de payés incluye unas alpargatas de color crudo con cinta negra», puntualiza la dueña de Alpargatas de Mil Colores.
