No queda fuera de lugar afirmar que Pamplona guarda una estrecha relación con la gastronomía. La capital navarra, así como la Comunidad foral en su conjunto, goza de una excelente salud hostelera gracias a sus elaboraciones singulares. En este sentido, el repertorio que ofrecen los establecimientos pamploneses cautivan desde hace años a millones de visitantes, y la base son sus pintxos.
Para crear una mística especial alrededor de estos elementos, la ciudadanía de Pamplona han generado mitos y costumbres alrededor de sus puntos fuertes, como la Estafeta o la Plaza del Castillo. Son localizaciones famosas en el mundo entero por las fiestas de San Fermín. No obstante, hay otro actor conocido sobre todo entre los vecinos de Pamplona y no tanto fuera de nuestras fronteras: la París-Niza.
Se compone de más de cuarenta establecimientos y tres horas de recorrido. Las voces experimentadas afirman que la ruta entre el Bar París y el Café Niza era extremadamente popular entre las cuadrillas y los txikiteros de la capital navarra, aunque resulta difícil imaginar a uno de estos protagonistas llegando hasta el final en buenas condiciones. Manda la tradición que en cada bar del recorrido se debía consumir un pintxo y una caña o copa de vino.
ETAPAS
De la misma manera que los ciclistas pedalean a lo largo de la carrera ciclista que une ambas ciudades francesas, los pamploneses partían desde la línea de meta en esa curva que une Jarauta con la calle de San Lorenzo. Cuenta la leyenda que las elaboraciones eran más sencillas en los primeros bares, pero se iban complicando a medida que se acercaba la meta cerca del Teatro Gayarre.
El antiguo Bar París es ahora una sede del comedor social París365, ubicado en la calle de San Lorenzo.
Sin embargo, esa ruta parece estar cada vez más difuminada por el paso del tiempo, ya que un segundo causante de la desaparición de esta particular tradición es la clausura del primero de esos dos establecimientos, antiguamente ubicado en la calle Jarauta. Actualmente, esa lonja la ocupa el comedor social París365.
Calle arriba, se encuentran las sedes de multitud de peñas sanfermineras, en cuyos locales era necesario parar también para consumir. Por ejemplo, Aldapa, La Única o Los de Bronce. Dejando atrás esta mítica vía, el objetivo era continuar por la calle de San Saturnino hasta llegar a la Plaza Consistorial para continuar con el recorrido del Encierro.
Más adelante, nos encontramos con locales famosos e históricos como la Cervecería Estafeta, la cual lleva varias decenas de años tirando cañas e inventando nuevas elaboraciones. A escasos metros, el Bodegón Sarriá sorprende con multitud de jamones colgados del techo, y allí son famosas las tostas de jamón. Y siguiendo el recorrido de los toros y los mozos, Estafeta arriba nos topamos con el Bar Fitero a mano derecha.
Finalmente, con la Plaza de Toros y el busto de Ernest Hemingway enfrente, el Café Niza aguarda a mano derecha. El local comparte ubicación con el Teatro Gayarre, e incluso están comunicados para ofrecer servicio de bar en los descansos y salidas de las obras.
