Natalia Herce ha recorrido cada rincón de Ruanda. De hecho, estuvo allí hace veinticinco años, tras el genocidio tutsi por parte de los hutus. Pero hoy, el diminuto país africano vive principalmente del turismo de lujo. No obstante, todavía tiene reductos con importantes necesidades, donde trabaja Medicus Mundi NAM. Y precisamente desde hace cinco años, personas que colaboran con esta ONG viajan con representantes de esta para conocer in situ en qué se está invirtiendo su ayuda. Ahora, ese viaje se abre a las empresas por primera vez.
Como otras delegaciones del territorio nacional, que también se han fusionado para trabajar juntas, Navarra, Aragón y Madrid conforman Medicus Mundi NAM, que actualmente está presente en ocho países: Bolivia, Perú, El Salvador, Guatemala, República Democrática del Congo, Mali, Ruanda y Senegal.
Colaborar con Medicus Mundi es, sin duda, una posible vía de actuación para las empresas que están implicadas con su RSC y su acción social. Algunas realizan donaciones, ya que “tienen un compromiso económico anual”; otras promueven o participan en actividades solidarias como “la Fruta Solidaria, la Mundi Box o la venta de nuestra lotería de Navidad”. En este sentido, Herce, responsable de coordinación interna de Medicus Mundi NAM, destaca a compañías colaboradoras como Zabala, Construcciones Ecay, Grupoempleo, Cinfa, Napardi o la Obra Social la Caixa, entre otras.
EL CAMINO DE LA RSC Y LA ACCIÓN SOCIAL
Sin embargo, en los proyectos teaming, donde son los propios trabajadores de las organizaciones quienes proponen las colaboraciones y que cada vez están más en boga, las ONG de cooperación no tienen “prácticamente ninguna posibilidad”, lamenta Herce. “Los proyectos que normalmente se presentan son muy asistenciales de nuestro entorno, y lo que llega a la sociedad es un niño con un síndrome raro o una enfermedad que necesita 5.000 euros para algo concreto. Eso llega muy adentro de las personas y es más fácil que pedir 5.000 euros para construir un muro en la maternidad de no sé dónde”, reconoce.
Frente a muchas grandes compañías, que van adoptando planes estratégicos de calado con su RSC, las pequeñas y medianas se enfrentan a una realidad mucho más compleja. En general, valora la responsable de coordinación interna de Medicus Mundi NAM, “en las pymes hay buena disposición hacia la RSC, pero falta conocimiento sobre cómo canalizarla”. Nadie duda ya de que las empresas van adquiriendo una conciencia más social: “Pueden cambiar sus prácticas por voluntad propia o porque se lo van a acabar obligando”.
“En las pymes hay buena disposición hacia la RSC, pero falta conocimiento en cómo canalizarla”.
De hecho, desde la Unión Europea se exige a las compañías que vayan cumpliendo ciertos requisitos de responsabilidad social para acceder a subvenciones. Y uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), concretamente el número diecisiete, se centra en las alianzas público-privadas para lograr programas exitosos de desarrollo sostenible. En este ámbito, las ONG van a poder ayudar en gran medida. “Nosotros no porque no es nuestra especialidad, pero habrá ONG que sí puedan hacer recomendaciones de cómo encauzar y cambiar ciertas líneas de trabajo o prácticas poco saludables dentro de las compañías”, explica.
PLAN DE VIAJE
A pesar de que aún queda mucho por hacer, las entidades navarras suelen responder a los llamamientos de las ONG. Eso sí, preferiblemente a iniciativas que no requieren una excesiva implicación: “Cuando pides un poco más, ya no es tan fácil”. Además, insiste Herce, “las empresas navarras se implican más con temas sociales cercanos y esa es una realidad entendible”. Por eso, trata de acercar sus proyectos a las personas: “Los viajes que hemos hecho a Ruanda con gente han sensibilizado mucho”.
“Queremos que las empresas que colaboran con nosotros o las que se lo están planteando conozcan qué se está haciendo sobre el terreno”.
Y ese es el motivo por el que han decidido promover un viaje el próximo mes de marzo con empleados de compañías forales. El objetivo es que puedan conocer y contar en qué invierte Medicus Mundi su tiempo, dinero y esfuerzo. “Queremos que las empresas que colaboran con nosotros conozcan qué se está haciendo sobre el terreno, pero también que cualquier otra compañía interesada en colaborar a futuro conozca nuestros proyectos”, comenta la representante de la organización.
Pero Herce quiere dejar claro que formar parte de la expedición no supone ningún compromiso para los participantes: “Luego no tienen que hacerse socios ni colaborar de ninguna forma. Solo tienen, obviamente, que pagar su viaje y su estancia. De todo lo que hacemos allí, tanto conociendo el país como visitando nuestros proyectos, nos encargamos nosotros de organizarlo”.
El objetivo es que la gente que viaje con la delegación de Medicus Mundi pueda compartir después su experiencia con quienes tienen cierta capacidad para tomar decisiones. “También puede que una empresa quiera reconocer a las personas por algo en concreto y este viaje sea un premio. Este viaje no tiene riesgos. Además, ir de la mano de una organización permite conocer aspectos que, de otra manera, no los vas a conocer. Y se trata de un país que se está especializando en un turismo muy caro. De hecho, la visita a los famosos gorilas de Dian Fossey cuesta 1.500 dólares y se suelen llenar las 80 plazas todos los días… Nosotros no entramos ahí, claro”.
LAS REGLAS DE JUEGO
También es importante conocer las normas de Medicus Mundi a la hora de relacionar su imagen con marcas. “Tenemos el EVE, el Equipo Valorador de Empresas que, a la hora de establecer un compromiso medianamente relevante con una compañía, tiene que avalar que las prácticas de estas no van en contra de nuestras líneas de trabajo”.
“Colaboramos con empresas cuyas prácticas empresariales no van en contra de nuestras líneas de trabajo”.
Así se garantiza la coherencia interna porque no solo “es importante hacer las cosas bien”, sino que también hay que “cuidar la reputación”. “Es importante que ambas partes nos sintamos cómodas, que las empresas confíen en nuestro trabajo. Por eso viajamos a Ruanda para que nos conozcan, pero nosotros también tenemos que confiar en las empresas con las que trabajamos”, remata firme.
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