Las tormentas registradas durante el mes de junio pueden tener “repercusiones importantes” sobre la sanidad de diversos cultivos hortícolas y frutales. Este tipo de parcelas se encuentran en una época en la que la actividad en los regadíos “es muy alta” y hay muchos cultivos en desarrollo “que pueden ser susceptibles a estas situaciones”, según informó el servicio de Protección de Cultivos de INTIA.
En el caso de los frutales, pueden provocar “infecciones primarias de diversos hongos patógenos o la reactivación de las infecciones ya presentes”. Por citar algunos ejemplos, sería el caso del moteado en los frutales de pepita, septoria y mancha negra en peral, cribado en frutales de hueso o mancha ocre en almendro. En el de los cultivos hortícolas que se encuentran en pleno desarrollo como el tomate, la patata o el pimiento, las lluvias en esta época “favorecen los ataques de mildiu”. Y las tormentas “pueden producirse problemas de bacteriosis”.
“No podemos olvidarnos, sin embargo, de que la mayor superficie de estos cultivos se encuentra en regadíos de la zona sur de Navarra y de que, a pesar de las últimas tormentas, las lluvias han sido muy escasas en esa zona durante el resto de la primavera. En consecuencia, la incidencia de este tipo de enfermedades ha sido hasta el momento baja tanto en frutales como hortícolas. Sin embargo, no conviene descuidarse y se hace necesaria una mayor vigilancia ante la posible aparición de síntomas tras las últimas tormentas”, apuntó INTIA.
Este riesgo es “especialmente importante” cuando estos fenómenos meteorológicos vienen acompañados de granizo. Además del daño directo que pueden provocar, como el observado tras las últimas tormentas especialmente en los racimos de vid, “las heridas provocadas por el granizo son una vía de entrada para enfermedades tanto fúngicas como bacterianas”.
“Estas últimas solo pueden controlarse de manera preventiva con aplicaciones de productos a base de cobre, siempre lo antes posible después del periodo de tormenta. Estás aplicaciones ayudarán a limitar la entrada de hongos y bacterias a la planta a través de las heridas provocadas, a la vez que facilitarán su cicatrización”, agregó la sociedad pública.
En este sentido, la climatología de los últimos días de junio, caracterizada por la ausencia de lluvias y la prevalencia de viento norte (cierzo), “favorece la sanidad del cultivo y reduce la repercusión de enfermedades tras las tormentas ocurridas”.