Para resolver estas dudas, cuenta Aceites Sandúa las diferencias entre el aceite sin filtrar y el filtrado. “El aceite filtrado se conserva mejor. El aceite sin filtrar contiene restos que pueden estropearlo y, por tanto, el tiempo de consumo debe ser más corto”, dicen.
El proceso de producción del aceite de oliva virgen extra, donde Aceites Sandúa cuenta con más de 45 años de experiencia, comienza tras la recolección de la aceituna, que se lleva a cabo entre octubre y enero habitualmente. Las aceitunas se trasladan a la almazara o trujal, donde nada más llegar se lavan y retiran ramas y hojas, mediante una centrifugadora horizontal. Después, las aceitunas son trituradas, para obtener una pasta.
Mediante un proceso mecánico, y siempre en frío, esta pasta se bate y sale el zumo de la aceituna. Este zumo es sometido a otra centrifugación para quitar los residuos sólidos que hayan quedado y, antes de ser almacenado en tanques de acero inoxidable, se vuelve a decantar o filtrar.
Para que el aceite quede conservado en mejor estado y con todas las propiedades organolépticas, en Aceites Sandúa se envasa en su recipiente final: vidrio, plástico o lata, antes de ser comercializado. En este momento, se procede o no al filtrado final del aceite. El aceite que no pasa por esta última decantación contendrá los posos en suspensión que permanecen tras el batido de la pasta de la aceituna, como en cualquier zumo de un producto natural.
En el caso del aceite se trata de partículas de piel, pulpa, hueso y agua, que pueden suponer entre un 1-3% de su volumen. Por eso se ve más turbio o denso que uno filtrado, cuyo color luce más luminoso y homogéneo. Un análisis de varios investigadores de la Università degli Studi di Firenze de 2019 apunta que “la turbiez del aceite va unida a un nivel de degradación velada del aceite de oliva Virgen extra durante su vida útil”.
El aceite filtrado es igual de natural. No incluye ningún proceso químico. Se trata únicamente de una decantación final para retirar esos últimos posos, o restos sólidos de la pasta de aceituna que todavía quedan en el aceite.
Entre las desventajas del aceite sin filtrar es que se estropea más fácilmente que el filtrado, por ello se recomienda su consumo antes de 6 meses, para que no pierda sabor y propiedades. También requiere un mayor cuidado en su conservación, obligando alejarlo de la luz, del calor, la humedad y de los cambios bruscos de temperatura.
Los posos que contiene el aceite sin el último filtrado tampoco lo hacen recomendable para cocinar. Porque a una temperatura de 100ºC o más, esos posos se queman. Por tanto, lo idóneo es su consumo en crudo. En aliños, tostadas, etc.
A nivel comercial, a pesar de tener un paso menos en la producción, el precio superior del aceite sin filtrar no responde a ningún coste real con valor añadido. Realmente, responde a una tendencia de mercado que refuerza la idea previa del cliente de que es un producto mejor y, por lo tanto, más caro. El sabor puede ser ligeramente distinto al filtrado. No mejor, distinto.
En resumen, desde Aceites Sandúa, como especialistas en aceites saludables, con origen 100% producido en España, se recomienda no dejarse llevar por las modas y elegir bien, un aceite de oliva virgen extra con todas las garantías de producto natural, sostenible y sano, base de la dieta mediterránea, la más recomendada para cuidar de nuestra salud.