Los vecinos de Falces ya intuían desde hacía tiempo lo que Lau Sanz parecía ignorar: el trabajo social le iba como anillo al dedo. Parecía obvio tras atestiguar cómo se implicaba desde pequeña en todo tipo de proyectos de la localidad, desde comités de trabajo consistoriales hasta un grupo de danza. Quizás por eso, tras mudarse a Pamplona en 1994 para estudiar en la universidad, inició una trayectoria en este ámbito, que le llevó a varios centros de salud y departamentos del Consistorio pamplonés y del Gobierno de Navarra.
“Vivía en la capital hasta que me casé a los 30 años, pero me mudé nuevamente a Falces. Allí arreglamos la casa de mis abuelos y, dieciocho años después, seguimos en ella. Y eso que mi pareja y yo trabajamos todos los días en Pamplona”, explica a Navarra Capital.
Entonces desconocía también que, una década después, el interiorismo se convertiría en una parte importante de su día a día. Fiel al dinamismo que la caracteriza, Sanz albergó a lo largo de su andadura en el sector público un deseo creciente de emprender. En concreto, le llamaba la atención el sector inmobiliario. De hecho, ha estado “suscrita desde siempre a los boletines de venta de casas, sin tener el dinero para comprar nada”, y se entretenía con la idea de montar alojamientos turísticos y actividades en Falces.
Sanz ya ha puesto en marcha dos proyectos en Pamplona y uno en Peralta en colaboración con la Inmobiliaria Lezaun
Un día, su marido compartió con ella un reportaje sobre la navarra Irene Echeverría, home stager y fundadora de Blanco Metro. “Y vi que el home staging conjugaba todo lo que me interesaba: la decoración de casas, la venta, el trato con el cliente… Me puse en contacto con Irene en 2020 para realizar el curso que organiza desde su academia online. Empecé en junio y pensaba que lo haría poco a poco a lo largo del año, ¡pero completé la formación en apenas mes y medio!”, apunta entre risas.
Ese mismo año, Sanz realizó también un taller en la Escuela Madrileña de Decoración con Constanza Subijana, “referencia del sector en España”, mientras mantenía contacto con las profesionales que había conocido en la academia de Echeverría: “Seguimos siendo una comunidad colaborativa en la actualidad y nos ayudamos mucho”. Pero tuvo que esperar dos años más para lanzarse a su nueva profesión. ¿El motivo? “No me había desapuntado de las listas de contratación temporal en Osasunbidea y, en octubre de 2020, me llamaron para un contrato que encadené con otro. Terminé en 2023″, relata.
De esta forma, la falcesina de 47 años se dio de alta como autónoma pasado mes de abril. Y lo hizo en un contexto incierto. Según ING, 2023 será un año de desaceleración en el mercado inmobiliario español debido a la fuerte subida de los tipos de interés y al endurecimiento de las condiciones crediticias. Esta es una de las principales conclusiones de un informe publicado el pasado mes de marzo por la entidad financiera, cuyos analistas auguraban una caída del precio de la vivienda cifrada en “el 7 %” entre 2022 y 2024.
Lejos de tirar la toalla, Sanz logró iniciar su nueva etapa profesional con una primera casa en la capital navarra que ya se ha alquilado. Este domicilio le llevó a un segundo en Pamplona, un proyecto que sigue en curso. Al mismo tiempo, contactó con la Inmobiliaria Lezaun de Peralta para ofrecerle sus servicios: “Ya hemos colaborado en la venta de un inmueble en esa localidad. En la inmobiliaria están contentos porque sumó muchas más visualizaciones que los que tienen en cartera sin home staging“.
EMPRENDIMIENTO FEMENINO
Sanz es un ejemplo del perfil emprendedor más común en España y Navarra, según recoge el informe GEM 2022-2023. La tasa de emprendimiento entre hombres y mujeres se ha igualado en el país, gracias al crecimiento de ellas Una cifra que, en la Comunidad foral, es ligeramente superior en el caso de las mujeres. En concreto, estas acaparan un 52,7 % de la población emprendedora, según datos de 2022. Además, el mayor porcentaje a nivel nacional de mujeres emprendedoras en etapa inicial de sus proyectos, un 26 %, está conformado por aquellas que poseen entre 45 y 54 años de edad.
El análisis de GEM muestra también que el 43 % de los emprendedores tienen miedo al fracaso. No es el caso de Sanz, que ha iniciado un camino a contracorriente. “Mi experiencia como trabajadora social me ha hecho ejercitar capacidades como la comunicación y el trato interpersonal, que ahora me ayudarán a darme a conocer más por la zona donde vivo. No tengo miedo al rechazo”, zanja.