Las cifras lo dejan claro. Muchos compradores quieren un SUV (Sports Utility Vehicle, en inglés). En un mercado convulso como el actual, los clientes de vehículos nuevos se deciden, cada vez más, por este tipo de coches. En 2019 ya alcanzan el 46 % de la cuota de mercado de los turismos en España, según datos publicados por Faconauto y la Dirección General de Tráfico.
Si bien los orígenes de estos coches se remontan a la década de 2000, solo muy recientemente se han incluido como una categoría propia en los datos de matriculaciones de España. Desde 2017 constan como una categoría aparte, dado que la progresión de las matriculaciones ha sido notable. Hace dos años se matricularon en España 438.986, el 35,6 % del total de los turismos. La suma del resto de las categorías superó las 795.000 unidades.
Por estas fechas, con los datos de septiembre de 2019, los SUV ya rozan el 46 % del total de las matriculaciones de turismos. Con 442.337 unidades matriculadas, hoy se venden más SUV que hace dos años. Y eso que el mercado, pese a un ligero repunte en septiembre, ha encadenado doce meses de caídas. De hecho, el resto de las categorías de turismos suma 532.000 matriculaciones, 260.000 menos que en 2017.
Las “víctimas” del crecimiento del SUV son sus rivales más clásicos. Los utilitarios, compactos y berlinas medias caen en porcentajes de entre el 11 y el 25 %. Pero quienes más sufren el éxito del coche de moda son los monovolúmenes, un tipo de vehículo surgido en los años 80 y que alcanzó gran éxito en los 90. Las caídas de las matriculaciones son del orden del 20 % para los monovolúmenes grandes y del 45 % para los pequeños.
Los todoterrenos tampoco se libran. No hace tanto, estos vehículos fueron el germen de los actuales SUV pero ahora están siendo suplantados por sus descendientes urbanos. Las matriculaciones de todoterrenos apenas alcanzan el 0,3 % en lo que va de año.
DEL BARRO AL ASFALTO
Hace veinte años, llegaron los 4×4 urbanos, que conservaban la tracción a las cuatro ruedas de los todoterreno de los que se provenían, pero con acabados y equipamiento típicos de “coches de asfalto”. Toyota, con el RAV4; Honda, con el CR-V; y Kia, con el Sportage, abrieron un nuevo nicho de mercado a mediados de los 90.
Rápidamente, los “todocaminos” o crossover, como entonces se les denominaba, fueron perdieron el aspecto rudo y diseño tan reconocible de los todoterrenos, sencillamente porque no necesitaban esas características para circular por el asfalto. De hecho, la oferta de algunas marcas se limitaba a vehículos con tracción delantera y solo ciertos modelos estaban también disponibles con tracción total.
Así se produjo la rápida expansión de este fenómeno de moda a todos los segmentos del mercado. En apenas diez años hay SUV pequeños, medios y grandes, y la oferta es muy amplia, tanto en marcas generalistas como en marcas premium. El mercado se ha visto regenerado por nuevas versiones más depuradas del nuevo concepto SUV.
A mediados de la década de 2000, llegaron las segundas generaciones de los pioneros RAV4, CR-V y Sportage, acompañadas por una auténtica avalancha de nuevos SUV, muchos de ellos de fabricantes europeos: Hyundai Tucson, Mazda CX-5, Nissan Qashqai, Ford Kuga, Renault Kadjar, SEAT Ateca, Volkswagen Tiguan, Citroën C5 Aircross, Peugeot 3008…
CORAZÓN FRENTE A RAZÓN
Sin embargo, se plantea una contradicción en este fenómeno de moda. Los SUV comparten plataforma, mecánica y otros componentes de turismos convencionales. Por ejemplo, el Seat Ateca comparte plataforma con el León y otros turismos del Grupo Volkswagen.
Pero, en general, los vehículos SUV construidos sobre las plataformas comunes son más grandes y pesados. En consecuencia, las prestaciones se resienten, consumen más y contaminan más. Además, los precios son más elevados con respecto al turismo.
Así, hay que buscar las razones de su éxito en otros ámbitos y, sin duda, la estética sigue desempeñando un papel importante en el momento de la decisión de la compra. Los SUV no presentan los rasgos pesados de los todoterrenos ni los aires de furgoneta de los que los monovolúmenes no han conseguido sacudirse. Tampoco las líneas siempre clásicas de las berlinas de tres cuerpos; son dinámicos, atléticos y con líneas deportivas.
En cuanto a los aspectos más prácticos, las familias cubren con un SUV las necesidades de espacio, capacidad de carga y modularidad que ofrecen los monovolúmenes, sin renunciar a una estética dinámica e incluso deportiva de vehículos de otras categorías.
La guinda la ponen las versiones híbridas, de reciente introducción en el mercado. Menos contaminantes, estos coches de nueva generación prometen al SUV un futuro feliz.
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