La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que todos los años mueren alrededor de 2,8 millones de personas en el mundo debido al sobrepeso y la obesidad. Ese mismo organismo situó a la diabetes como la novena causa más importante de fallecimiento a nivel mundial en 2019. Debido a estos números, entre otras razones, “el interés por la comida saludable y de origen vegetal” se ha convertido en una de las seis principales tendencias alimentarias mundiales para este 2022. Así quedó recogido en la clasificación elaborada por la consultora Branwatch Consumer Research tras analizar más de 94 millones de menciones públicas sobre esta temática en redes sociales.
En efecto, el consumidor está cada vez más concienciado sobre la relación directa que existe entre una “alimentación adecuada” con poder disfrutar de una vida plena y de calidad. De ahí que, más allá de la oferta ya conocida de los productos “sin”, light o “bajos en azúcar y sal”, exista un interés creciente por el desarrollo de un nuevo tipo alimentos funcionales. Unos elaborados que refuercen la salud de quien los consume y que están englobados bajo el movimiento Good for you. Entre estos últimos, sobresalen aquellos que introducen entre sus ingredientes bacterias que cuiden y refuercen la salud. Una muestra de la importancia que han adquirido este tipo de alimentos “enriquecidos”, con esta clase de microorganismos, es que hasta un 58 % de los consumidores globales están ya interesados en poder adquirirlos, de acuerdo con el último panel informativo de ADM, una de las compañías de nutrición más grandes del mundo.
ADM, una de las empresas de nutrición más grandes, señaló que hasta un 58 % de los consumidores están ya interesados en adquirir productos que integran probióticos.
En la reciente feria Probiota 2022, celebrada en Copenhague, se produjo la presentación de “una nueva generación” de microorganismos probióticos y compuestos bioactivos centrados en la salud. Una alternativa a la que ya ofrecen los “clásicos” lactobacilos y bifidobacterias, que se pueden encontrar incorporadas a los yogures.
Dante Fratebianchi, investigador de I+D+i del Centro Nacional de Tecnología y Seguridad Alimentaria (CNTA), fue testigo directo de esos avances. “Por la novedad que supone, desde el punto de vista científico-técnico, destacaría el impulso que tuvo en este encuentro una bacteria con el nombre de ‘Akkermansia’ como opción para la prevención de la obesidad o la diabetes”, comenta.
Precisamente, una variante inactivada de la ‘Akkermansia’ ha adquirido el estatus de “segura”, por lo que se prevé que llegue al mercado a finales de este 2022. En concreto, según confirma el propio Fratebianchi, “diferentes multinacionales de alimentación ya habrían mostrado su interés por incorporarla a sus productos para formular próximas variantes saludables”.
También resalta los avances que se dieron a conocer en los denominados “probióticos esporulados, que poseen la particularidad de formar ‘esporas’ o células altamente resistentes”. Y los últimos descubrimientos en el campo de las bacterias inactivadas con efecto saludable conocidas como “posbióticos“. “Todas ellas constituyen opciones normalmente más estables y, en el caso de los ‘posbióticos’, de más sencilla implementación en un proceso de elaboración de alimentos funcionales, por lo que pueden resultar una opción atractiva para la industria agroalimentaria“, indica este investigador del CNTA.
RETOS Y DESAFÍOS FUTUROS
Junto a la prevención de la obesidad, los fabricantes de probióticos presentes en Probiota 2022 analizaron, asimismo, otras oportunidades en las que ya están trabajando. Por un lado, están las formulaciones para combatir los estados de inflamación relacionados con efectos negativos sobre la salud. Y, por otro, las destinadas a luchar contra procesos de estrés, ansiedad, trastornos cognitivos o del estado de ánimo. En opinión de Dante Fratebianchi, la industria agroalimentaria intensificará sus inversiones en la elaboración de estos probióticos “mientras continúe creciendo el interés del consumidor y haya más tecnología que facilite y haga más eficiente su producción”.
Porque si algo quedó claro en el encuentro de Copenhague fue que uno de los desafíos para generalizar este tipo de desarrollos reside en la dificultad técnica de su escalado industrial. “Y conseguir que, durante el ciclo de vida de los alimentos, los microorganismos que se agreguen se mantengan vivos o en la misma cantidad que cuando fueron añadidos”, señala el representante de CNTA en Probiota.
Uno de los desafíos para generalizar este tipo de desarrollos reside en su escalado industrial.
En ese sentido, este investigador corrobora que CNTA, en línea con su posicionamiento de vanguardia, está centrándose en el diseño y aplicación de soluciones tecnológicas en el campo de los probióticos y la microbiota intestinal.
Entre ellas destacan los proyectos BIOFOOD y PREDISMET, financiados por el Gobierno de Navarra y que establecen procedimientos para recuperar las heces de bacterias procedentes de microbiota intestinal, aislarlas y almacenarlas para su posterior caracterización. De esta forma, se han desarrollado test para comprobar si estas cepas tienen las características necesarias para ser probióticos adecuados.
Más recientemente, desde CNTA han participado en el proyecto MicroBiomics, formando parte de un consorcio de instituciones navarras que pone su foco en el estudio de la microbiota y su relación con el desarrollo y tratamiento de enfermedades como los trastornos digestivos y, más específicamente, el colon irritable.
Todas estas propuestas, y más que se encuentran en desarrollo, están destinadas a “incrementar la competitividad de una industria agroalimentaria cada vez más interesada en la producción de alimentos funcionales y saludables, cuya tendencia en el consumidor, como se ha podido comprobar, no deja de crecer”.
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