Cada año, con la llegada del Carnaval, las calles de Navarra se llenan de color, alegría… y figuras inquietantes que parecen sacadas de antiguas leyendas. Brujos, demonios, bandidos y bestias recorren los pueblos con máscaras aterradoras, pieles de animales y gritos salvajes. Son personajes que han pasado de generación en generación, representando el caos, el miedo y la lucha entre el bien y el mal.
A continuación, te presentamos a los protagonistas más espeluznantes del Carnaval navarro, esos que han hecho temblar a niños y adultos durante siglos. ¿Te atreves a conocerlos?
1. Ziripot (Lantz), el gigante torpe y apaleado
En el Carnaval de Lantz, Ziripot es un personaje enorme, vestido con sacos rellenos de paja, que apenas puede moverse. Su destino es trágico: siempre acaba en el suelo, derribado una y otra vez por los Zaldikos. Aunque simboliza la resistencia frente a la adversidad, su lucha constante y su torpeza hacen que su figura resulte inquietante.
2. Miel Otxin (Lantz), el bandido condenado a arder
El Carnaval de Lantz gira en torno a la captura de Miel Otxin, un enorme muñeco que representa a un temido bandido. Su final es predecible y aterrador: es juzgado, ejecutado y quemado en una hoguera mientras el pueblo celebra su desaparición. Su condena a las llamas recuerda los antiguos rituales de purificación y los castigos a los forajidos en tiempos pasados.

El Carnaval de Lanz es el más multitudinario de Navarra. (Foto: Maite H. Mateo)
3. Zaldikos (Lantz), los jinetes del terror
Los Zaldikos son figuras semi-humanas con cabezas de caballo que recorren las calles persiguiendo a la gente y golpeando con látigos. Son salvajes, agresivos y difíciles de controlar, lo que los convierte en una de las figuras más intimidantes del Carnaval. Su frenético galopar representa el desorden y la brutalidad.
4. Juantramposo (Alsasua), el espíritu burlón
Juantramposo es un personaje astuto y travieso que juega con la gente y la engaña. Su apariencia es inquietante y su comportamiento impredecible. Relleno de hierba seca, está directamente emparentado con el Ziripot de Lantz o los Zaku zaharrak de Lesaka.
5. Hartza (diversas localidades), el oso salvaje
El oso es una de las figuras más ancestrales del Carnaval navarro. El Hartza es un enorme ser peludo con cuerpo de oso y cabeza de carnero, típico del carnaval rural de Navarra. Hartza recorre las calles encadenado a su cuidador o domador (“Hartzazain”) que a duras penas puede controlarlo, feroz y rabioso se revuelve contra este y a menudo escapa corriendo en cualquier dirección y abalanzándose contra la gente.

Ziripot es un personaje enorme, vestido con sacos rellenos de paja, que apenas puede moverse. (Maite H. Mateo)
6. Momotxorros (Alsasua), los cuernos ensangrentados
Uno de los personajes más temidos es el Momotxorro, un ser con cuernos, pieles de animales y ropa ensangrentada. Durante el Carnaval de Alsasua, los Momotxorros corren por las calles sembrando el caos, golpeando el suelo con sus sardas (o tridentes de madera) y gritando como bestias. Representan los antiguos ritos paganos y el miedo a lo salvaje y lo desconocido.
7. Akerra o Akerbeltz, el macho cabrío de los aquelarres
Aunque no pertenece a un Carnaval en concreto, el Akerbeltz (macho cabrío negro) aparece en varias celebraciones, vinculado a antiguos rituales paganos. Se le asocia con las brujas y con los aquelarres que, según la leyenda, se realizaban en los montes navarros. Su imagen evoca los miedos medievales a la brujería y al diablo.
Más allá de la fiesta y la música, el Carnaval es un reflejo de las antiguas creencias y temores de nuestros antepasados. Estos personajes, que combinan lo grotesco con lo simbólico, nos recuerdan que el miedo también forma parte de la tradición y que, a veces, enfrentarlo es la mejor manera de celebrarlo. Así que este año, cuando veas a un Momotxorro corriendo o a los Zaldikos persiguiendo a la gente, no huyas demasiado rápido… al fin y al cabo, son solo parte del Carnaval. ¿O no?