Tras una de las firmas más valoradas de nuestro país, La Condesa, se encuentra Marina Conde, una empresaria (le gusta que le llamen así) que supo ver el potencial de las redes sociales antes que nadie. Consiguió crearse un personaje, el de la Condesa, que al poco tiempo se transformó en una firma de moda con la que ha, literalmente, arrasado. ¿Quién no conoce sus chaquetas? Hasta la mismísima Vogue España las seleccionó, cuando Marina todavía estaba empezando, para ser fotografiadas por Patrick Demarcherlier en un impecable editorial.
Pese a ser consciente de que este mundo es duro y hay que pagar las nóminas a fin de mes, Marina no ha perdido ni un ápice de su espontaneidad. Es de las personas que gana (todavía más) en las distancias cortas: es divertida, inteligente, apasionada y apasionante. Quizás por eso enamora a sus clientes no solo por sus chaquetas. Ella es mucho más.
¿Qué tiene La Condesa que tanto le gusta a la gente?
Por la parte del producto, creo que tiene una estética muy diferencial que se sale de lo que normalmente te encuentras en el mercado, siempre eligiendo patrones, estampados y colores muy ornamentados. ¡Un look que se sale de las masas! También el “hecho en España”, y la mezcla entre el lujo y la cercanía que transmitimos, humor, ganas de vivir y felicidad.
¿Por qué elegiste una prenda como la chaqueta?
Porque quería diferenciarme del resto de marcas que había en el mercado. En aquel entonces casi todo el mundo hacía camisetas o vestidos de boda, y no quería ser como los demás. Por otro lado, la chaqueta es la prenda más difícil de patronar, de confeccionar, de diseñar… y pensé, si soy capaz de demostrar que sé hacer bien una chaqueta, lo demás es coser y cantar.
¿Cómo se consigue mostrar diseños nuevos con esta prenda? ¿Es todo un reto?
Por una parte sí que puede ser un reto mayor que cuando se hacen otras prendas, pero a mí me encanta la chaqueta, es mi prenda favorita, y por eso le encuentro mil lecturas diferentes. Creo que no es limitada, sino que el rango para llevarla puesta es muy amplio: te la puedes poner desde por la mañana para desayunar hasta para un cóctel de noche. Para mí es muy natural que la esencia de la marca sea la chaqueta, me es mucho más cómodo que hacer vestidos.
PELÍCULAS E INSPIRACIÓN
¿Y de dónde viene la inspiración?
Suele venir por un lado de los propios tejidos que encuentro cuando voy a las ferias, del colorido, y sobre todo de la historia que inventamos para esa colección. Siempre hay una película que me monto en la cabeza, y en realidad lo que hago es diseñar el vestuario para esa película. Más que diseñar para una marca, hago un diseño de vestuario.
¿Cuesta salir de esa prenda y ser concebida como creadora de total look o te sientes cómoda con esa inmediata identificación?
Creo que esa inmediata identificación ocurre sobre todo a nivel prensa, pero no tanto a nivel cliente que nos sigue, ha crecido con nosotros y sabe que hacemos total look y los compra. Eso sí, el ser identificado como creador de una prenda específica nos ha permitido posicionar la marca muy bien, diferenciarnos mucho, y que se nos identifique con una prenda de altísimo valor. Yo me siento muy cómoda y muy feliz así.
Eres, posiblemente, el mejor ejemplo de una mujer que ha empezado online y ha triunfado también offline. ¿Te ves así?
Sí me veo así en el sentido de que sí que es cierto que empezamos únicamente con un blog, y ahora efectivamente somos una empresa con tiendas multimarca, con el proyecto de abrir una tienda propia, con ventas en todo el mundo… Eso es cierto, es la historia tal cual.
Hay muchas condesas pero pocos condes… ¿es una asignatura pendiente?
Sí puede ser. Es verdad que nuestro cliente masculino es muy fiel y nos pide más atención, pero digamos que yo no entiendo cómo en el mundo de la moda puede haber tantos diseñadores hombres haciendo ropa de mujer, para mí es antinatural. Yo hago muy bien la ropa de mujer porque soy mujer; la ropa de hombre me cuesta un poco más porque no los entiendo 100%, no sé cuánto quieren arriesgar… Ahí muchas veces recurro a la ayuda de mi marido. Ahora que voy a abrir tienda propia, sí que le daré un empujón a la ropa de hombre, seguro.
Estamos en el año del movimiento #Metoo. Tu eres una empresaria de éxito, ¿cómo ves esas movilizaciones?
Lo veo muy positivo, por supuesto. Yo como mujer apoyo 100% todos los movimientos de liberación, todo lo que proclame la igualdad entre hombre y mujer, que es el feminismo. Yo soy totalmente feminista, no tiene sentido que no lo sea. Las movilizaciones me parecen muy bien porque me parece que así se han logrado conquistar derechos en otros colectivos, y ahora le toca el turno a la mujer. Durante mucho tiempo esas discriminaciones se han asumido como algo normal, y estoy muy orgullosa de que por fin haya llegado el momento de decir “basta”. En mi oficina somos todas mujeres salvo un hombre, y la verdad es que me encanta, desmontamos uno a uno todos los mitos que existen.
En todos estos años la vida te ha cambiado de manera radical: te has convertido en empresaria, te has mudado de showroom, te has convertido en madre, te has cambiado el color del pelo… ¿cómo te ves ahora? ¿Te esperabas ser así?
Sí, soy exactamente como he sido siempre. Soy igual y con el pelo ya trasteaba muchísimo cuando tenía 15 años. Sigo con los mismos amigos… Me ha cambiado de forma radical la parte del trabajo, porque siempre fui asalariada y ahora soy emprendedora, pero incluso en trabajos anteriores siempre tuve mucha responsabilidad. He estado muy acostumbrada a llevar carga de trabajo, a llevar equipos, a organizar… No es algo tan nuevo, sí que tiene una escala más grande, pero siempre he sido emprendedora.
¿Te gusta que te llamen diseñadora en lugar de it-girl?
Yo creo que nunca he sido una it-girl, ni siquiera cuando era bloguera. Nunca centré la atención en mis fotos, nunca fue mi planteamiento, porque me parece vacío y superficial. Nunca he publicitado nada por dinero y me salí de ese circuito porque quería ser totalmente libre y no tener que venderme a marcas. Entonces hice lo contrario: montar yo la marca y decidir con quién colaboraba. Que me llamen diseñadora se aproxima a lo que hago, porque yo creo ropa, y ya si me llaman empresaria mucho mejor, porque también dirijo mi empresa.
El mejor momento de tu carrera profesional.
Cuando Leiva salió con mi chaqueta para inaugurar Rock in Río, alguna vez que he ido a conciertos y los cantantes han salido con mi ropa, el desfile de URO, la primera vez que fui a una feria en París y fue un éxito arrollador… Yo cada hito lo disfruto mucho, pero quizá el mejor fue cuando empecé a coger ritmo y podía pagar todas las nóminas sin tener ansiedad a final de mes.
Retos para el futuro.
Los retos más cercanos son cambiar el showroom de nuevo, la oficina, y abrir nuestra primera tienda propia. Y me encantaría vestir a doña Letizia.
Has creado un estilo que se ha copiado mil veces, ¿eso es bueno o malo?
Por un lado es bueno porque cuando nos han copiado, curiosamente las réplicas siempre ponen “inspirado en una Condesa”, “réplica de una chaqueta Condesa”… Es gracioso que los propios imitadores son los que nos han impulsado y nos han atribuido un estilo propio. Pero, en realidad, es malo, porque destrozan el producto, lo vulgarizan y lo machacan. A mí me hace mucho daño porque nosotros hacemos un esfuerzo gigantesco y al final la copia es una rémora, que se aprovecha. Ahora nos afecta menos porque avanzamos a una velocidad mucho más rápida que el resto, así que al final quedan simplemente como alguien que nos hace publicidad.
¿Cómo ves el panorama actual de la moda?
Se diferencia mucho de cómo yo lo soñaba. Como soy una niña de los 90, yo crecí con las grandes modelos y las grandes marcas. Lo que se proyectaba era un sueño, diseñadores super excéntricos, vestidos imposibles… y ahora estamos en un momento opuesto, en el que se favorece el espíritu comercial incluso de las marcas de lujo; impera más una visión realista que una visión soñadora. Por un lado me da pena porque no se sueña tanto, pero por otro lado agradezco esta visión realista, más cercana a la industria.
¿Todavía te queda algo de bloguera?
Sí, me queda la obsesión por las redes sociales. Sigo siendo una freak de las redes, soy quien las dirige y casi la que más domina el tema en la empresa. Me quedan manías muy fuertes, soy absolutamente meticulosa cuando se publica algo en el blog, y me alegra muchísimo porque me ha dado un conocimiento del mundo digital que ni el mejor máster.
Un reportaje para VanityCapital de José Luis Díez-Garde.