Las mujeres también somos calvas. Según el Hospital Capilar de Madrid, «hasta el 30 % de las mujeres sufren algún tipo de alopecia a lo largo de su vida». Esta realidad, tantas veces ignorada, es la que aborda ‘Mujeres calvas’, la ópera prima de Sandra Román, periodista y comunicadora audiovisual de treinta años.
Todo empezó con una fotografía. En 2019 Sandra encontró una imagen de cuatro mujeres calvas posando sonrientes a la cámara mientras navegaba por redes sociales. Esta estampa llamó su atención y la curiosidad le llevó a adentrarse en este universo tan desconocido para la mayor parte de la población. Tras ponerse en contacto con ellas, realizaron una recaudación, que se saldó con éxito al conseguir más de 413 aportaciones por un valor total de 16.500 euros para financiar el largometraje. Sin embargo, el Covid-19 detuvo su grabación, que culminó finalmente en 2022 en Cataluña.
De la mano de la productora Benecé Produccions, ‘Mujeres calvas’, un documental de 86 minutos, se estrenará el 6 de marzo en los Cinemes Girona de Barcelona. Posteriormente, llegará a salas de todo el país, incluyendo Pamplona. Asimismo, la obra ya fue galardonada con el Premio a las Luchas y Derechos de las Mujeres en el Porto Femme International Film en Portugal.
SIETE HISTORIAS
Idoia quiere salir del armario. Es calva desde que tiene un año, pero su entorno no lo sabe. A Julia la echaron del trabajo el día que se quitó la peluca. Jihane tiene una doble vida. A Montse se le cayó el pelo en 24 días. Cuando Núria vivía en la calle solamente poseía su pañuelo. A Claudia y a sus padres nunca les advirtieron de los efectos secundarios del tratamiento.
Todas creyeron ser la única calva en algún momento de su vida. El documental presenta siete historias que se han vivido de forma paralela y en soledad hasta el día que se conocieron. Ellas se abren para explicar la caída, la búsqueda desesperada por recuperar el pelo, la ocultación o el acoso, pero también muestran su fortaleza por cambiar la forma en que hasta ahora se vive esta condición. «Todas tienen distintos tipos de alopecia, diferentes edades y les ocurrió en diversos momentos de su vida. El documental hila estas historias para narrar el proceso de salir del armario, de empoderarse y de sentirse libres en una sociedad que no asume que las mujeres calvas han existido, existen y existirán», detalla la directora catalana.
Según explica Román, el documental se vertebra a raíz de tres elementos principales. Primero, se incluyen los testimonios de las seis protagonistas. En segundo lugar, se presenta una videodanza interpretada por una mujer calva a modo de hilo conductor, que, a su vez, simboliza las distintas etapas de la alopecia, incluso aquellas que no siempre son visibles como la caída. Finalmente, otro segmento clave del documental es la historia de la séptima mujer, que se autograba durante su proceso de «salida del armario»: «Ella se puso en contacto conmigo porque quería participar en el documental. Ella fue grabando, poco a poco, su proceso al confesárselo a su grupo de amigos, contestando a aquellos que le preguntaban si llevaba peluca…y todo lo que ello conlleva».
A pesar de que muchas mujeres enfrentan momentos «oscuros» al inicio, el documental se enfoca en aquellas que han alcanzado una fase de aceptación para que «puedan servir como ejemplo»: «No existe una cura real para la alopecia, hay mujeres que lo sufren desde niñas, que les afecta en el ámbito laboral o que no se atreven a contárselo ni siquiera a su círculo más cercano. Espero que la obra sirva como «caja de emergencia» para futuras mujeres que enfrenten esta situación. Desde que comenzó el rodaje, he recibido muchos mensajes de chicas que se han quedado calvas recientemente, pero todavía no he podido medir el impacto real de la película. Por encima de todo, mi intención es proporcionar un espacio al que todas puedan acudir en busca de apoyo y comprensión».
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La obra fue galardonada con el Premio a las Luchas y Derechos de las Mujeres en el Porto Femme International Film en Portugal.
Otro de los temas a tratar son los estándares de belleza impuestos a las mujeres, especialmente debido a la asociación entre feminidad y cabello largo. Sandra sostiene que la sociedad no permite que las mujeres sean calvas sin que esto afecte su identidad de género y su aceptación social. Menciona que muchas mujeres gastan grandes sumas en pelucas y tratamientos debido a la presión social y al patriarcado, que impone normas restrictivas sobre la apariencia femenina. Considera además que las protagonistas del documental rompen con estos estándares y pueden servir de inspiración no solo para mujeres con alopecia, sino para todas aquellas que sienten presión por cumplir con lo que los demás esperan de ellas.
«Ha sido complicado sacar adelante mi primer documental sin apoyo institucional, ni subvenciones, ni nombre. Ahora que lo hemos conseguido, espero que mucha gente se anime a acudir a los cines a verlo», concluye la guionista.